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La UE baraja pedir a la banca que no huya de Grecia

La ampliación del rescate de Atenas podría estar a principios de junio para tranquilizar a los inversores

D. BASTEIRO / P. BAELO

Tras más de un año temiendo la reacción de los mercados a cada una de sus decisiones, la UE baraja pedirles una tregua. Frente a las voces que consideran inevitable una reestructuración de la deuda de Grecia, la zona euro sigue negándose con rotundidad. El presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, respondió con un tajante 'sí' al ser preguntado por si la quita (es decir, reconocer que no se devolverá el dinero prestado por los bancos) supondría una catástrofe para el país y la zona euro por la fuga de inversores y las pérdidas para la banca. Juncker recordó que la posibilidad es 'incierta e inexplorada' en la década de historia de la zona euro, a pesar de que los analistas de mercado la pidan con insistencia como la única salida a los problemas helenos. También el BCE y el FMI se oponen. 'En este momento, con nuestro programa [de ayuda], creemos que Grecia debería caminar hacia la sostenibilidad de la deuda', aseguró Antonio Borges, director del FMI para Europa. 'Bajo estas circunstancias, no hay necesidad de ningún tipo de reestructuración', aseguró.

Fuentes comunitarias al tanto de las negociaciones para un segundo rescate de Grecia aseguraron ayer que existe una vía intermedia. Según estas fuentes, la zona euro planea pedir o exigir a la banca que no huya de Grecia, algo al alcance de su mano si alarga los plazos para recuperar lo prestado o si mantiene su presencia en el país comprando más deuda en cuanto venzan los contratos.

Distintos cálculos apuntan a que Grecia necesitará el año que viene entre 30.000 y 60.000 millones para refinanciarse. Es la consecuencia de una crisis de solvencia que el rescate puesto en marcha en mayo del año pasado no sólo no ha solucionado, sino agravado, al mutilar el crecimiento de la economía con profundos recortes del déficit. Un año después de su rescate, Atenas ha recibido 53.000 millones, pero el objetivo de regresar en 2012 a los mercados se antoja imposible a la vista del altísimo interés que los inversores exigirán a cambio de hacerse con sus bonos de deuda. Lo que parece claro es que la zona euro no repetirá el esquema del rescate en marcha, que consiste esencialmente en una lluvia de millones (hasta 110.000) a cambio de una drástica reducción de la deuda y el déficit. Las fuentes consultadas aseguran que esta vez la zona euro presionará más a Grecia, reclamándole avales en forma de privatizaciones o activos. En otras palabras: si Grecia no hace las reformas exigidas, tendrá que responder a sus deudas con la venta de activos nacionales. La idea, descartada el año pasado, fue explicada gráficamente por la prensa alemana con la venta de islas o la privatización de vestigios milenarios, una pérdida de soberanía económica y simbólica tomada a broma por los griegos.

En la zona euro ha calado ya la sensación de urgencia. La reunión de ministros de Economía de la próxima semana no cerrará el acuerdo, según han anunciado la Comisión y la propia Angela Merkel. El motivo es que la misión de técnicos del BCE, la Comisión y el FMI no acabará su evaluación del estado de las cuentas helenas antes de la cita en Bruselas. El segundo rescate deberá pasar varias pruebas, entre ellas la ratificación nacional. Como el año pasado, el clima en Alemania podría determinar los tiempos.

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