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Los avalistas no son siempre suficientes

No todos los jóvenes tienen la misma suerte de obtener un crédito

ANTONIO TRIVES

'No me dieron ni la opción de presentar avalistas'. Esta es la situación de Francisco Ruiz, uno de tantos jóvenes que a las primeras de cambio los bancos le dan un portazo a la hora de pedir un préstamo hipotecario. Este joven, trabajador en el sector de la telefonía desde hace nueve años ininterrumpidos, quiere independizarse con su pareja pero está esperando la respuesta de un segundo banco para poder conseguir un préstamo hipotecario de 100.000 euros. A pesar de hacer una solicitud conjunta con su pareja (cuenta con contrato fijo) y de ofrecer varios avalistas, o ha conseguido por ahora un crédito. 'Antes tenía esperanza, pero ahora pienso que está bastante difícil' apunta.

'Si no me conceden este préstamo, seguiré intentándolo. Si no, no podré comprar el piso o tendré que decantarme por alquilar con opción a compra', añade Francisco.

Hay otros jóvenes que han corrido mejor suerte. Es el caso de Beatriz Quinto, terapeuta ocupacional desde hace unos años y con contrato fijo. El primer banco al que acudió le dio el visto bueno para un préstamo hipotecario. El consejo y experiencia de su pareja hizo que se decantara por esta entidad, ya que les informaron de que 'en otros sitios exigían pagarlo en 20 años y una letra de casi 1.000 euros, por lo que me hubiese sido imposible pagarlo'.

'Necesité aval de mis padres, su piso, el mío y que fuera fija', apunta Beatriz

El préstamo de Beatriz fue concedido en diciembre del pasado año, pero para ello necesitó poner como avales el piso que se está reformando, el respaldo de sus padres (que también tienen trabajo fijo) y el piso de estos. Ha tenido la suerte de conseguir un crédito, pero le esperan 35 años pagando una letra de 490 euros.

Antes del comienzo de la crisis, acceder a un préstamo era mucho más factible. Aquellos que lo consiguieron sufren ahora las subidas del euríbor. Hace cinco años, María Grau no tuvo ningún problema para conseguir un préstamo hipotecario. El banco no le exigió ningún tipo de aval. Pero en la revisión de los dos primeros años, 'la letra incrementó en 100 euros y, aunque ha habido bajadas, nunca se ha igualado con el recibo inicial'. Considera que 'las grandes subidas es lo que más fastidia, porque al principio haces unas cuentas pero luego ves como varían mucho'.

 

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