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Las entidades españolas se preparan para la constitución del banco malo

Mientras Mariano Rajoy dibuja la fórmula para aligerar a bancos y cajas de sus activos problemáticos en el ladrillo, el sector financiero constituye sociedades inmobiliarias con las que hacer la gestión más eficiente

VIRGINIA ZAFRA

El Gobierno de Mariano Rajoy parece que llega con mucha prisa por implantar la reestructuración definitiva del sistema financiero español. Y en el sector ya casi nadie duda de que impondrá la figura del banco malo, aunque hay demasiadas fórmulas que pueden englobarse bajo este paraguas. Desde la creación de una única entidad a la que se le trasladen todos los activos inmobiliarios problemáticos (a cambio de un precio a pagar en deuda) hasta la constitución de una entidad individual de ese tipo para cada una de las que tengan problemas. Ante la variedad de posibilidades, los grandes del sector ya han hecho llegar a Rajoy (ya sea en persona o por carta) su propuesta. Y la disparidad de opiniones es amplia, sobre todo porque los intereses son muy diferentes. Desde los que (como el Banco Santander) estarían dispuestos a comprar a alguna entidad en problemas y, por tanto, prefieren que la fórmula sea como la aplicada para la CAM (que el Fondo de Garantía o el Estado avalen los activos problemáticos) hasta las que reclaman la creación de un gran banco malo, como algunas cajas, para poder traspasar ahí sus activos y poder continuar en solitario sin ser absorbidas.

La semana pasada, la patronal de banca (AEB) no mostró su oposición a que se cree un banco malo, aunque sí dejó claro que debe ser obligatorio sólo para entidades que no son solventes, a las que se deberá obligar a fusionarse con alguna entidad sana. De forma similar, aunque todavía más contundente, se pronunció Emilio Botín, presidente del Santander, quien se negó a que se cree esta figura porque no servirá para que fluya el crédito y pidió que el camino a seguir sea el de integrar (tras una subasta y con garantías públicas) a las entidades con problemas. Desde uno de los bancos de cajas que solicitan la creación de un banco malo aseguran a Público que es normal que el Santander o el BBVA se pronuncien de esa forma, ya que su objetivo es 'comernos'.

Una opción es que pase a manos públicas sólo el suelo de las entidades

El Banco de España trasladó a las entidades durante la subasta de la CAM que esa misma fórmula se usaría en el resto de entidades nacionalizadas o intervenidas, con lo que podría no tener que crearse un banco malo como tal. Sin embargo, otras entidades aseguran que la idea que se está manejando ahora es la de crear un banco malo sólo para el suelo que poseen las entidades (adju-dicado en su mayoría tras el impago de los créditos de promotores inmobiliarios). Se trata de unos 30.000 millones de euros. No obstante, esta idea, que conseguiría que las entidades se quitaran de encima los activos más problemáticos y de menor valor, es de gran dificultad porque 'mostraría en toda su extensión el problema de fijar precios', dicen en otra entidad. En las transacciones de suelo realizadas en España entre junio y septiembre, se ha pagado un 80% menos que antes de que empezara la crisis. Si las entidades en dificultades vendieran su suelo al banco malo con esa depreciación, tendrían que apuntarse tales pérdidas que quebrarían la mayoría. Por eso, se plantea que haya un mix de activos para que la devaluación no sea tan grande y unos se puedan compensar con otros. En ambos casos, 'se convertiría al Estado en especulador, ya que compraría activos, los mantendría un tiempo y los sacaría al mercado cuando pudiera', dicen en una entidad.

Sea cual sea el diseño final (que podría esbozarse durante el Consejo de Ministros del próximo 30 de diciembre), las entidades financieras españolas ya se preparan para su llegada y para, aunque no se materialice, poder gestionar de la forma más eficiente posible los 176.000 millones que tienen en activos problemáticos del ladrillo (entre créditos a promotores, dudosos o inmuebles en cartera). De partida, prácticamente todos los bancos y cajas han creado sus divisiones inmobiliarias, es decir, han agrupado en una sociedad todos sus activos del ladrillo, tanto problemáticos, como el suelo, como las oficinas e inmuebles históricamente de su propiedad. Algo así ha hecho el Santander con la creación de Altamira; el BBVA, con BBVA Real State; el Popular, con Aliseda, o el Sabadell, con Solvia.

Con esta figura, el Estado se convierte en especulador, dicen en un banco

También La Caixa agrupó sus activos inmobiliarios en Servihabitat cuando reestructuró el grupo para crear un banco, y lo mismo hizo Bankia cuando trasladó a Banco Financiero y de Ahorros (BFA, su matriz) sus activos problemáticos para poder salir a Bolsa limpio de polvo y paja. Ahora ha dado un paso más y ha agrupado en Bancaja Habitat todos los inmuebles, tanto los que gestionaba la matriz como los de su propiedad. Cada uno seguirá formando parte del balance en el que se integraba ahora, pero los administrará todos la misma sociedad con el objetivo de poder sacarles el mayor partido posible.

Mientras, las entidades medianas también están avanzando en la misma dirección. Novagalicia, por ejemplo, ha creado la Unidad de Gestión de Activos Inmobiliarios, en la que ha metido absolutamente todo lo relacionado con el ladrillo, desde el suelo imposible de vender hasta los locales de sucursales que ha cerrado.

El gran problemadel banco malo es cómo lograr la financiación

Con o sin sociedades independientes, en el sector están haciendo un gran esfuerzo por desprenderse del ladrillo que tienen para evitar que les siga lastrando. BMN, por ejemplo, ha vendido 10.000 viviendas en lo que va de año. Lo malo es que a todas las entidades les siguen entrando más pisos. También están empezando a construir algunos de los solares que tienen en propiedad, como adelantó Público. Otra opción que manejan es vender sus activos en paquetes a los fondos buitres que están intentando hacer negocio en el mercado español, aunque de momento las ofertas son tan bajas que el sector o la economía no se lo pueden permitir, porque sería tirar demasiado los precios. Las más fuertes quizás podrían asumirlo, pero arrastrarían al resto.

Con esas políticas, las entidades siguen haciendo tiempo para que llegue el banco malo (en unos casos) y el final de la crisis (en otros). Todas saben que el banco malo tiene el gran problema de cómo financiarse. Incluso se ha llegado a plantear que los hasta 100.000 millones que podrían hacer falta vengan del fondo europeo de rescate o del FMI. La dificultad es cómo hacerlo sin que se considere que están rescatando a España.

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