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La banca española y europea miran atentas los "cortafuegos" de la UE a la crisis financiera de EEUU

Las seis principales entidades financieras del Íbex35 se dejan más de 11.000 millones de euros de capitalización bursátil por la caída de las cotizaciones en una jornada de retirada preventiva de inversores.

Reino Unido ha liquidado y endosado a HSBC la filial europea del Silicon Valley Bank por una libra.
Reino Unido ha liquidado y endosado a HSBC la filial europea del Silicon Valley Bank por una libra. Sarah Yenesel / EFE

"Los bancos españoles tienen un marco de supervisión reforzado y una situación saneada de sus balances", aseguró este lunes la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos de España sobre la exposición de las entidades financieras locales a la crisis desatada en EEUU con la quiebra del Silicon Valley Bank, una entidad californiana de tamaño mediano especializada en financiar startups tecnológicas que cerró el año pasado con activos por algo más de 200.000 millones de dólares y depósitos por unos 175.000, y a la que siguieron desde el sábado los crash de Silvergate, muy centrado en criptoactivos, y de Signature Bank.

Ninguna de las fuentes consultadas percibe un riesgo claro de contagio que pudiera extender a corto plazo esa crisis financiera a la banca europea, y con ella a la española, aunque tampoco ninguna de ellas lo descarta de plano en un escenario de interconexión de los mercados, en el que las operaciones se suceden a una velocidad vertiginosa y cuando las subidas de tipos están sacudiendo las economías tanto domésticas como productivas sin, al mismo tiempo, atajar la inflación.

¿Estamos en los inicios de una crisis financiera internacional como la desatada en 2008 con la quiebra de Lehman Brithers como emblema? No lo parece, o al menos nadie dice que lo intuya, aunque está por ver si las tres quiebras de bancos en EEUU se deben en realidad únicamente a las debilidades del modelo de negocio de las tres entidades afectadas o si, por el contrario, sus quiebras suponen un síntoma de un efecto secundario de las subidas de tipos que haya comenzado a aflorar componentes tóxicos en el mercado secundario de bonos, de manera similar a lo que ocurrió hace 15 años con el de las hipotecas.

La mecánica de las tres crisis abiertas es similar: una retirada de fondos por parte de inversores deja escasa de liquidez a la entidad, que para poder hacer responder a los depósitos de sus clientes y atender a sus obligaciones financieras opta por vender en el mercado secundario activos como los bonos de deuda pública y privada; sin embargo, estos acaban siendo vendidos por un valor inferior al nominal (y al previsto por el vendedor) como consecuencia, entre otros aspectos, de las subidas de los tipos de interés, que les restan atractivo, lo que abre la puerta a una espiral de necesidad de recursos y pérdida de confianza que se retroalimentan.

Algunas estimaciones cifran en el entorno de los 600.000 millones de dólares (560.000 de euros) la diferencia entre el valor de los bonos que la banca estadounidense tiene anotados como activos y el precio al que serían susceptibles de ser vendidos, un descuadre que, de materializarse como consecuencia de una espiral de miedo de inversores y clientes, tendría consecuencias sísmicas en el sistema financiero global.

¿Un efecto secundario de los agresivos tipos de interés?

Ese riesgo es el motivo fundamental al que se debe la firmeza de las primeras reacciones a la crisis: intervención de los bancos afectados sin compensación para sus accionistas, ni en EEUU, donde el presidente Joe Biden ha recordado que "así es como funciona el capitalismo", ni en Europa, donde HSBC se ha quedado por una libra la filial británica en una resolución similar a la aplicada hace poco más de cinco años en España con Popular, todo ello combinado con el rescate de bancos en apuros a base de inyecciones de dinero público para garantizar los depósitos de los clientes.

"En un contexto como el actual, poner cortafuegos es la manera más adecuada de actuar. Los riesgos están focalizados, y lo importante es que esos cortafuegos actúen rápido", explica Salvador Jiménez, analista de AFI (Analistas Financieros Internacionales), quien, aunque llama la atención sobre el elevado grado de interconexiones que se dan en el sistema financiero, considera que la exposición directa de la banca europea, y con ella de la española, a la crisis iniciada en EEUU "es pequeña, no venos un problema que pueda afectarle".

Alfredo Jiménez, analista: "Las crisis de liquidez cuando afectan a los bancos suelen tener consecuencias muy importantes"

"Las crisis de liquidez cuando afectan a los bancos suelen tener consecuencias muy importantes por el efecto contagio que puede tener en otras entidades financieras", advierte, por su parte, Alfredo Jiménez, del Instituto Español de Analistas (IEA), quien recuerda cómo el objetivo de las medidas implementadas en EEUU consiste en "reforzar la capacidad del sistema bancario para salvaguardar los depósitos y garantizar la provisión continua de dinero y crédito a la economía".

La situación pone sobre la mesa otros asuntos como el grado de acierto de la agresiva política monetaria de la Reserva Federal (FED) de EEUU, que tiene los tipos de interés en el 4,5%. "Los mercados han reducido sus expectativas de subidas de tipos de interés, pensando que la FED podría adoptar un enfoque menos agresivo a partir de ahora para facilitar la estabilidad del sistema financiero", apunta Alfredo Jiménez.

Fuentes del sector bancario español, por su parte, se inclinan por la cautela ante la evidencia de que los cambios en la política monetaria han situado al sector, a nivel global o cuando menos en lo que se conoce como occidente, en una fase de "ajuste" tras una década larga de dinero a bajo precio para salir de la gran recesión previa a la pandemia. "Hay que tener cautela y no generar miedo donde no lo hay", anotaron.

Los seis grandes bancos se dejan más de 11.000 millones

No obstante, el miedo es libre. Y este lunes hizo estragos en las cotizaciones y en las valoraciones bursátiles de los principales bancos europeos, con retrocesos del 14,3% para el Crédit Agricole francés, del 10,2% para el alemán Commerzbank, del 7,8% para el italiano Unicredit, del 7,2% para el suizo UBS o del 6,9% para el holandés ING.

En España, según los datos facilitados por BME, las principales caídas de las seis entidades del Íbex35 las registraron Sabadell en términos porcentuales, con un 11,31%, y Santander en términos cuantitativos con un retroceso de 4.459 millones de euros en una sola jornada.

En su conjunto, los seis principales bancos españoles se dejaron 11.341 millones de euros de capitalización bursátil en un desplome que alcanzó una magnitud conjunta del 7,64% y que arrastró al conjunto del Íbex35 a un retroceso de tres puntos y medio, con 28 de las 35 compañías, cuatro de cada cinco, cotizando a la baja en relación con el cierre del pasado viernes.

"El inversor es temeroso y tiende a huir hacia valores seguros, y en entornos de debilidad eso aflora. Hay señales de que está creciendo la aversión al riesgo", señala Salvador Jiménez.

De ahí las cotizaciones a la baja de la banca en España y en toda Europa, directamente afectadas por las sensaciones que genera una crisis localizada en EEUU que, al menos por el momento, no está afectando al su segundo componente, que serían los bonos de deuda pública a diez años.

Gentiloni: "Existe la posibilidad de un contagio indirecto"

"No está habiendo aversión a la deuda española hoy. Los bonos valen más que la semana pasada", anota en analista de AFI, que destaca cómo las instituciones políticas y monetarias parecen haber ido extrayendo lecciones de la crisis iniciada en 2008. "El covid fue la primera muestra de reacción rápida. El problema de los mercados es el riesgo de contagio, y eso hay que cortarlo rápido, porque si se deja que se extienda cualquier retraso puede hacer que las medidas lleguen demasiado tarde", señala, en relación con los "cortafuegos" activados.

Ese cambio de mentalidad no impide, como tampoco lo hacen la existencia de una regulación y supervisión del sistema bancario más estrictas a nivel global, y de una mayor capacidad de intervención de las administraciones, que lo sucedido a partir del jueves en EEUU ponga de manifiesto la existencia de debilidades en el ámbito financiero.

Y tampoco oculta algo que, en el caso de España, aparece en las propias cuentas oficiales de los bancos: las entidades apenas se han reforzado en quince años en los que han declarado más de 180.000 millones de euros en beneficios netos, ya que su patrimonio neto solo ha aumentado en 22.826 desde 2008.

Esta circunstancia cobra relevancia cuando figuras como el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, admitía este lunes a la salida de la misma reunión del Eurogrupo (ministros del ramo) en la que había participado la vicepresidenta Calviño que "existe la posibilidad de un contagio indirecto, pero por el momento no lo vemos como un riesgo específico", y mientras su colega italiano, Giancarlo Giorgetti, ponía el acento en mostrar su confianza en que, "si es necesario, las autoridades europeas también intervengan con la misma puntualidad, evaluando asimismo las implicaciones para la conducción de la política monetaria y la estabilidad financiera".

Los responsables del BCE (Banco Central Europeo) intentan transmitir una imagen de calma, ya que dejó pasar el lunes son que su consejo de supervisión bancaria se reuniera pese a los desplomes en la bolsa. No prevén contagios "a menos que las ramificaciones se extiendan a los grandes bancos estadounidenses", anotó una fuente de la entidad a Reuters.

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