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Morir bajo presión en el trabajo: "Sigue hasta cocheras, no hay sustituto"

La inspección impone dos multas a la multinacional mexicana Avanza tras constatar una retahíla de irregularidades en la muerte de un chófer del servicios municipal al que los mandos obligaron a seguir circulando cuando estaba sufriendo un infarto.

Autobus urbano de Zaragoza. E.P.
Autobus urbano de Zaragoza. E.P.

La Inspección de Trabajo ha impuesto dos sanciones que suman 14.046 euros a Avanza, filial de la multinacional mexicana del transporte ADO, por la cadena de negligencias que el pasado 3 de octubre acabaron con la muerte de un conductor del bus urbano de Zaragoza al que la cadena de mando impidió abandonar su puesto de trabajo pese a estar sufriendo un infarto y, también, por los retrasos en la notificación de lo ocurrido, que hicieron que la autoridad laboral tardara más de un mes en ser informada.

La imposición de las sanciones, la primera de 12.000 euros por incumplir "sus obligaciones en materia de primeros auxilios y asistencia médica de urgencia" y la segunda de 2.046 por el retraso injustificado, han llevado al Ayuntamiento de Zaragoza a abrir a la empresa un procedimiento por un presunto incumplimiento del pliego de condiciones de la contrata municipal del bus en materia de prevención de riesgos laborales.

La sanción de la Inspección y la apertura del expediente municipal, que con toda probabilidad le acarreará otra multa una vez sea firme la primera sanción, llega cuando la multinacional tiene en el aire su continuidad en la gestión de la contrata: la Sala Tercera del Supremo se reúne en menos de mes y medio (el 21 de abril) para decidir si ratifica o revoca la sentencia por la que el Tribunal Superior de Justicia de Aragón tumbó la adjudicación del servicio en 2013 al estimar que se trató de un concurso con cláusulas a medida que favorecían a la filial de ADO y con trabas específicas para impedir que se llevara el contrato la cooperativa de trabajadores que competía con ella.

Las multas también coinciden en el tiempo con el inicio de la negociación del nuevo convenio colectivo del bus urbano, cuya plantilla ha mantenido una relación históricamente tensa con la dirección de la empresa en la que han sido frecuentes los conflictos y la convocatoria de huelgas.

“No cojas pasajeros para no tenerlos esperando”

La muerte de O. D. R., que se produjo la tarde del 3 de octubre del año pasado, reavivó esas tensiones ante la convicción de los trabajadores de que su compañero había sido desatendido, algo que ahora constata la Inspección de Trabajo en un estremecedor informe al que ha tenido acceso Público.

"No se le envió conductor de reserva por no existir ninguno disponible en ese momento, no se le liberó de forma inmediata de la necesidad de conducir, no se le dieron instrucciones claras de cómo debía proceder", concluye la Inspección ante las "órdenes contradictorias" que O. D. R, fue recibiendo durante los veinte minutos críticos que acabaron con su muerte tras llegar por su propio pie al Hospital Provincial de Zaragoza.

Esa tarde se había incorporado a su trabajo, en el que debía conducir un bus de la línea 23 de las 15.32 a las 23.55, pese a que ya sufría dolor en el pecho y escalofríos, según le contó a un compañero minutos antes de morir. Las molestias cesaron, aunque volvieron a intensificarse poco después de las seis de la tarde.

A las 18.15 comenzó a contactar con el gestor de su línea y con el centro de gestión de la compañía, a quienes comunicó que "se encuentra fatal", con "un dolor tremendo en el pecho" con el que "no sabe si va a poder llegar".

Ante esa situación, el encargado le ordena que se dirija al Paseo Pamplona, situado a casi cuatro kilómetros de la zona del Actur en la que se hallaba, y "que no coja pasajeros para no tenerlos esperando hasta que llegue el reserva que le debe ser enviado". Sin embargo, no había sustitutos disponibles: el único que estaba de servicio había ido a atender otra incidencia.

Diez minutos cruciales

Ni siquiera habían pasado diez minutos cuando otro mando "le da instrucción de que vaya a cocheras", ubicabas a siete kilómetros de allí, por no tener reserva. "Ante esta diversidad de instrucciones, el trabajador pregunta ¿dónde tengo que ir?", relata la Inspección, que añade que "no recibe correctamente la comunicación" y que finalmente "se le dice que vaya para cocheras al mismo tiempo que se le pregunta que qué le pasa". "Que se fuese a cocheras porque 'no tiene reserva que lo releve' y que continúe con el trayecto del autobús (se entiende que vacío)",  apunta el informe.

Los diez minutos que transcurren entre las 18.27 y las 18.37 resultan tan reveladores como cruciales sobre lo sucedido.

Primero le ordenan ir a cocheras, siempre conduciendo el autobús, "y que se dirija al médico de la empresa para que le vea, o si no a la mutua". Pero cuatro minutos más tarde alguien se percata de que el facultativo ha finalizado su jornada. Nadie le aclara a dónde debe dirigirse.

O. D. R. llega a una parada del Paseo Pamplona, donde unos minutos después se hace cargo del autobús un inspector que se encontraba en otra zona del centro. Lo encuentra acurrucado en un asiento de pasajero, con la cabeza entre los brazos, que apoya en el respaldo de delante. "No se encontraba bien y tenía escalofríos", relata.

El vehículo seguía en marcha y con las luces encendidas, "indicios razonables de la posible gravedad de la situación física del trabajador, que hubiese requerido una mayor intervención que simplemente dejarle ir solo y andando a un centro hospitalario",  indica el informe de la Inspección.

“La empresa incumplió sus obligaciones al no relevarlo”

O. D. R. llegó a las 19.07 al hospital, donde fallecía trece minutos más tarde pese a las maniobras de reanimación cardiorrespiratoria que le practicaron.

"Ni se realizaron las actuaciones pertinentes para que recibiese la asistencia médica adecuada (petición de ambulancia, acompañamiento inmediato), y ello a pesar de las características de los síntomas manifestados por el propio trabajador", señala la Inspección, que añade que, además, "si alguno de los trabajadores que tuvo contacto con el operario hubiesen decidido acompañar al trabajador a un centro hospitalario, ello hubiese implicado el abandonar su puesto de trabajo", y podría haberles acarreado una sanción.

La empresa "ha incumplido sus obligaciones en materia de primeros auxilios y asistencia médica de urgencia", al "no relevar de manera inmediata al trabajador y haber adoptado las medidas pertinentes" para que fuera asistido "lo más rápido posible", concluye el acta de sanción.

Varios despropósitos más

Tanto el centro sanitario como la propia empresa serían todavía capaces de incrementar la cadena de despropósitos en las horas siguientes.

El primero no llamó a la familia del fallecido ni a la contrata del bus pese a que "iba provisto de uniforme de la empresa así como de documentación y teléfono móvil".

La segunda, tras contactar a la mañana siguiente con la madre de O. D. R., que no sabía dónde estaba su hijo, se limitó a asignar "el servicio a otro conductor de forma indefinida hasta que se tenga conocimiento de que el sustituido va a volver a ocupar el puesto", ya que "dan por hecho que no va a acudir a trabajar".

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