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Seis preguntas en busca de respuestas

Guía básica para entender la sentencia sobre el mayor atentado de la historia de España

Ó. L. F.

Poco antes de que comenzara el juicio, un miembro del tribunal se mostraba en privado seguro de que el juicio aclararía “el noventa por ciento” de lo que pasó aquel 11 de marzo de 2004, incluido “el noventa y nueve por ciento” de lo puesto en duda por las informaciones periodísticas en las que se sustentaba la llamada teoría de la conspiración.

La sentencia que se hará pública hoy confirmará si aquella impresión previa se ha hecho realidad. El texto, de algo más de 600 folios, dará respuesta a los principales interrogantes que se abren en la investigación de cualquier delito: quién, con qué, cuándo, cómo y con qué fin. Despejará estos obligados interrogantes y arrumbará las insidias. Pero no sólo.

Las víctimas

El texto recogerá también los nombres de todas las víctimas y las circunstancias que rodearon su muerte. Los heridos tendrán un hueco. Su historial clínica aparecerá reflejado en una sentencia que está obligada a fijar las indemnizaciones a las que los familiares de los primeros y los segundos tienen derecho. Ante la insolvencia de los procesados, las cantidades serán finalmente pagadas por el Estado, parte de las cuales ya han sido adelantadas por el Gobierno en las ayudas que les entregó como víctimas del terrorismo.

Hoy, día de la sentencia, habrán pasado tres meses y 28 días desde que el juez Javier Gómez Bermúdez pronunciara el protocolario “visto para sentencia”. Hoy, frente al tribunal se sentarán los 29 procesados, víctimas, familiares... para oír respuestas.

1.- ¿Quiénes idearon, prepararon y perpetraron los atentados?

 Aclarar esta pregunta era el principal objetivo del juicio. Las declaraciones de testigos y peritos, y las manifestaciones de algunos de los imputados durante la vista –aunque la mayoría optó por negar cualquier relación con los hechos– permitió aclarar en gran medida la mayor parte de las incógnitas. Y ello a pesar de que la muerte de siete de los presuntos autores materiales en Leganés, y la huida de otros, dejó en el banquillo de los acusados sólo a dos de los que supuestamente subieron las bombas a los trenes: Zougam y Bouchar. Tres más se sentaron como cerebros: El Egipcio, Belhadj y El Haski. El resto eran supuestos colaboradores.

2.- ¿Cuál fue el objetivo último que pretendía la ‘célula’ integrista?

 La amenaza de Al Qaeda se cernía sobre España desde mucho antes del 11-M. Los informes policiales que llegaban al Gobierno de José María Aznar se habían llenado de alertas desde que éste decidiera el respaldo de nuestro país en el guerra de Irak. El atentado de Casablanca (Marruecos) en mayo de 2003 fue el último aviso. Algunos testigos insistieron en sus declaraciones que uno de los suicidas de Leganés y líder del grupo, Serhane Ben Abdelmahid, El Tunecino, hablaba de atentar en España por este apoyo del Ejecutivo de Madrid a la Administración Bush en su cruzada contra Bagdad. Otros miembros de la célula también lo hicieron.

 3.- ¿Cuál fue el tipo y la procedencia del explosivo que estalló el 11-M?

 La utilización de la Goma 2 procedente de una mina asturiana ya fue probada judicialmente en otra sentencia firme: la que condenó a seis años de internamiento al único menor implicado, El Gitanillo. No obstante, el tribunal ordenó un exhaustivo informe a ocho peritos para clarificar de modo definitivo qué estalló en los trenes. Las discrepancias de los expertos impidieron sacar un conclusión en firme que pusiera nombres y apellidos al explosivo. No obstante, ya antes se habían acumulado numerosas evidencias que apuntaban hacia la Goma 2 asturiana. De lo que determine la sentencia en este sentido dependen varias condenas.

4.- ¿Jugó ETA algún papel en la preparación o comisión de los atentados? 

“En su escrito de acusación acusa a 29 personas en la que ninguna de ellas tiene ninguna implicación con ETA”. El juez Bermúdez cortó con estas palabras, el pasado 9 de mayo, el interrogatorio al que un abogado cercano a la teoría de la conspiración sometía a un policía sobre una llamada hecha desde el teléfono de uno de los suicidas de Leganés por un supuesto etarra. Aquel incidente fue un jarro de agua fría para los agujerólogos, quienes en sus conclusiones finales cambiaron de estrategia y decidieron hablar de una indefinida “cuarta trama” en busca de un párrafo en la sentencia que les permita matener viva la conspiración.

5.- ¿Incluirá críticas a la instrucción judicial y a la investigación policial?

 El juicio ha dejado claro que la instrucción judicial estuvo plagada de errores y que la coordinación de los cuerpos policiales, antes y después de los atentados, dejó mucho que desear. Al juez Juan del Olmo se le achaca haber actuado con desorden y haber abusado del secreto de sumario. Algunas de las defensas ya alegaron esta práctica para pedir la nulidad de las actuaciones. El caos policial fue desde el descontrol de los explosivos hasta el papel de los policías con sus confidentes, sin olvidar los informes de alerta que fueron ignorados por los responsables de Interior. Un cúmulo de hechos que puede tener su reflejo en forma de crítica en la sentencia.

6.- ¿Deducirá el tribunal testimonio contra algunos de los testigos?

  Sobre tres testigos pende la espada de Damocles de una deducción de testimonio que permita abrir una investigación contra ellos. Uno es el ex director general de la Policía, Agustín Díaz de Mera, quien se negó en un primer momento a revelar la identidad del comisario que, según él, le habló de una manipulación de un informe. Los otros dos son el guardia civil Victor y el policía Manolón, controladores de los confidentes Zouhier y Trashorras, respectivamente. A ellos se pueden sumar el confidente Cartagena, la mujer de El Chino y el islamista Kamal Ahbar, cuyos testimonios levantaron dudas sobre su veracidad.

 

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