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Izquierda, catalana... y antiborbónica

El origen de las palabras de Joan Tardà sobre la monarquía

FERRAN CASAS

En el independentismo catalán el eje republicano y antiborbónico, irrenunciable, siempre ha pesado. En la historia de Catalunya está la explicación de ello y del sonoro “muerte al Borbón” de Tardà, uno de los mascarones antimonárquicos de ERC.

Aderezado con un visqui la terra (viva la tierra, entendida como nación catalana) o mori el mal govern (muera el mal gobierno), lo gritaban los partidarios de los Austrias a principios del siglo XVIII, cuando la Península estaba sumida en la Guerra de Sucesión entre la dinastía centroeuropea, que intentaba retener la corona española, y el aspirante Borbón, familia reinante en Francia.

Los territorios de la corona de Aragón se pusieron al lado de Carlos de Austria en el pleito sucesorio. ¿Y por qué los catalanes no querían a Felipe V de Borbón? Porque su rival ofrecía respeto a sus instituciones y convivencia de coronas en el reino en términos equiparables a lo que hoy sería una confederación de Estados. Cuando Carlos llegó a Barcelona en 1705 juró los fueros ante las instituciones y estableció allí corte. Se casó y vivió en la capital catalana hasta que en 1711 partió para ser coronado emperador en Viena. La emperatriz Isabel Cristina no se fue hasta 1713.

Los Borbones llevaban ideas propias del absolutismo y las aplicaron al vencer en 1714 después de un largo y sangriento asedio a Barcelona, que los Austrias y sus aliados habían abandonado a su suerte después del Tratado de Utrecht. Felipe V se anduvo sin contemplaciones y promulgó los Decretos de Nueva Planta, que abolían constituciones y libertades catalanas (lengua, derecho propio, instituciones…) asimilándolas a las de Castilla.

Los catalanes nunca tendrían mucho apego a una dinastía asociada a dominio castellano. La eclosión del republicanismo no llegaría hasta el último tercio del siglo XIX con claro tono obrerista. Lo hizo con más fuerza que en otros lugares, como en 1868. Militantes de Estat Català, el partido de Macià –fundador de ERC–, intentaron atentar en 1925 contra Alfonso XIII. ERC, hegemónica en la Segunda República en Catalunya, fue clave en 1931 para destronarlo.

En 1977, ERC no pudo concurrir como tal a las primeras elecciones al no renegar de la República. Pero con otras siglas (EC-FED) llevó a Heribert Barrera al Congreso, que en 1978 dejó claro que no apoyaría la Constitución porque blindaba  la monarquía. Hace unas semanas, el presidente del partido, Joan Puigcercós, actualizó los “valores republicanos” del partido.

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