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La semana más negra del reinado de Camps

Pierde el congreso del PP en Alicante y cede ante las protestas educativas

BELÉN TOLEDO

Dicen los textos clásicos que a los emperadores romanos, cuando después de ganar una batalla desfilaban en cortejo triunfal, les acompañaba un esclavo que les recordaba que no eran dioses, sino hombres: 'Recuerda que eres mortal', iba repitiendo el siervo. La costumbre servía para que los mandatarios no se emborracharan de poder y recordaran sus limitaciones.

La cita histórica sirve para ilustrar lo vivido por el presidente de la Generalitat valenciana y jefe del PP regional, Francisco Camps. Tras cinco años de incontestables victorias electorales, y después de meses de una creciente devoción a su figura entre los dirigentes del PP valenciano, en la última semana Camps ha tenido que encajar dos duros golpes.

En el ámbito interno, el dirigente conservador cosechó un sonoro fracaso en el congreso del PP de Alicante, celebrado el pasado domingo, en el que perdió la batalla por el control de la formación entre los abucheos de los militantes, que consideraron su apoyo a la candidatura finalmente perdedora como una injerencia. Un día después, el pasado lunes, un poderoso movimiento social obligó a su Gobierno a rectificar en uno de sus temas estrella: la imposición de impartir la asignatura de Educación para la Ciudadanía en inglés.

En Alicante, Francisco Camps trató sin éxito de acabar con el último reducto de líderes fieles a Eduardo Zaplana, su antecesor en la Presidencia del PP y de la Generalitat. Para ello propició una candidatura, la del alcalde de Benidorm, Manuel Pérez Fenoll, que debía suceder al jefe provincial, el zaplanista José Joaquín Ripoll.

Entre sus gestos de apoyo a Fenoll, el más sonado fue la celebración de la reunión semanal del Gobierno autonómico en Alicante, el viernes anterior al congreso. Se anunciaron inversiones millonarias en ciudades cuyos alcaldes se habían decantado por el candidato de Camps. Los partidaros de Ripoll lo entendieron como una afrenta y denunciaron públicamente 'amenazas y presiones' y 'filtraciones interesadas en prensa', en palabras de Miguel Peralta, miembro de la dirección del PP alicantino.

Finalmente, los esfuerzos de Camps fueron en vano. Ripoll ganó y lo peor fue que, tras la victoria, sus partidarios dieron rienda suelta a su aversión hacia el presidente regional a través de abucheos y pitadas. Desde el escenario, Camps apenas pudo forzar una sonrisa, que en algunos momentos llegó a convertirse en un gesto de desconcertada amargura.

Fuentes del PP afines a Ripoll afirman que el líder erró en el cálculo de sus fuerzas: 'Es fruto de su endiosamiento. Su obsesión es eliminar cualquier herencia que pueda hacerle sombra y la prueba es que eligió como candidato al alcalde de Benidorm, la cuna política de Zaplana'.

El día después del congreso trajo peores noticias, esta vez desde el exterior del partido. La Generalitat se vió obligada a renunciar a su orden de impartir Educación para la Ciudadanía en inglés después de tres meses de oposición ciudadana. Las protestas se organizaron en torno a la Plataforma por la Enseñanza Pública, que agrupó a sindicatos de profesores y asociaciones de directores, inspectores, padres y alumnos.

Después de una manifestación de 40.000 personas, según la Policía Nacional, y ante la convocatoria de una huelga el 17 de diciembre, la Generalitat anunció una moratoria que da libertad a los docentes para elegir idioma en las clases. La oposición culpa del conflicto al 'estilo autoritario de gobierno' del PP valenciano, según Gloria Marcos, de IU. Mónica Oltra, de Iniciativa del Poble Valencià, asegura que responde al alejamiento de la realidad de Camps: 'Es la prepotencia del líder, su problema es que está en otro mundo'.

El PP regional niega cualquier contratiempo. En cuanto al congreso de Alicante, Ricardo Costa, secretario general del partido, asegura que no se debe confundir la presentación de 'varias alternativas' con 'la división profunda'. Respecto al conflicto educativo, la Generalitat ha insistido en los últimos días en que su renuncia es sólo temporal y que la orden de impartir la asignatura en inglés sigue en pie.

¿Y qué dice Camps? Pues que está 'profundamente satisfecho' con el congreso alicantino y que en materia educativa 'va todo fenomenal'.

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