El PP se ha cerrado en banda contra la tormenta política que ha supuesto la comida del número tres de Aguirre, Francisco Granados, con el nuevo juez de la operación Gürtel Javier Vieira.

En Génova no quieren que el almuerzo en un restaurante madrileño se convierta en el equivalente a la cacería que le costó el cargo al ex ministro de Justicia Mariano Fernández Bermejo, máxime cuando el chaparrón de la trama de corrupción investigada por el juez Baltasar Garzón continúa con intensidad.

El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, ha reiterado la idea de que la reunión de Granados y Vieira 'es algo razonable', ya que 'es normal que se reúna el juez del Tribunal Superior de Justicia de Madrid con el consejero de Justicia, que es quien debe dotarle de medios'.

'Estaban a la vista de todo el mundo, y si hubieran querido ocultar algo se habrían escondido', ha afirmado González -en RNE-, quien no ha comentado que el propio Vieira reconoció ayer que la operación Gürtel salió en la conversación.

González ha vuelto a negar cualquier parecido entre el almuerzo y la cacería de Bermejo, ya que si Granados y Vieira tenían que hablar de asuntos de trabajo, 'de qué tienen que hablar Garzón, un ministro de Justicia y un comisario policial'.

En esta misma línea se ha manifestado la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, quien ha distinguido entre la cacería y el almuerzo.

'Es algo muy distinto', ha argumentado De Cospedal, quien al igual que González ha opinado que 'este encuentro de produjo en un restaurante a la vista de todo el mundo. No fue una reunión privada, de lo que tuvieron que esconderse. Lo hicieron en la normalidad de un sitio público, porque no pensaban que estuvieran haciendo nada mal'.