La gran incógnita del PP se ha resuelto: Gerardo Galeote no irá en la lista para las elecciones europeas que se celebran el 7 de junio. Fuentes conservadoras afirman que ha sido el europarlamentario quien le ha pedido a Mariano Rajoy que le dejara fuera de la candidatura para no 'perjudicar' al partido y no convertirse 'en el eje de la campaña', al ser uno de los implicados en el caso Gürtel. Pero ahora, tras el anuncio, todos los ojos se han girado hacia el tesorero del PP, Luis Bárcenas, y también hacia el presidente de la Generalitat, Francisco Camps. La presión sobre ellos aumenta.

Como premio de consolación, Rajoy ha decidido nombrar a Galeote su 'asesor personal para asuntos europeos'. Pero jurídicamente dejará de ser aforado, lo que deja vía libre a su imputación por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que lleva la totalidad de la investigación.

El líder del PP llevaba días dándole vueltas a la decisión que debía adoptar y, consciente del elevado coste electoral que le podía suponer, fue recabando la opinión de sus notables. Muchos le aconsejaron que no se arriesgara a incluir al portavoz del Grupo Popular en el Parlamento Europeo. Estaba en juego su liderazgo al frente del PP y su victoria frente a Zapatero, un paso fundamental para llegar como candidato a La Moncloa en 2012.

Nadie olvida el auto del juez Baltasar Garzón que acusa a Galeote de haber recibido 652.310 euros y varios coches de la trama liderada por Francisco Correa, hechos que el eurodiputado ha negado de forma reiterada. La Fiscalía Anticorrupción rechazó en dos ocasiones su imputación, pero el PP temía que ésta llegara entre mítines y debates electorales. Cuentan que hasta el candidato, Jaime Mayor Oreja, se encontraba 'incómodo' ante esta situación. De ahí que en el partido casi nadie cree la versión oficial.

Algunos dirigentes del PP atribuyen a su jefe un golpe de autoridad, otros piensan que Galeote se ha visto obligado y no faltan quienes aseguran que ha sido 'una salida' acordada por ambas partes.

La pregunta ahora es si Bárcenas y Camps seguirán el mismo camino. La mayoría les reprocha que no hayan puesto su cargo a disposición del partido y afirma que Rajoy se siente 'decepcionado' porque Bárcenas no le ha presentado su dimisión. Camps es otra historia. Hay quien cree que el líder de la oposición debería hacer 'limpieza total', pero piensan que no llega hasta el final para no arrastrar al presidente de la Generalitat.

Precisamente Camps hizo ayer pública su declaración de bienes. El dirigente del PP asegura ser dueño de un piso en Valencia, un coche Saab comprado en 1995, dos seguros de vida, un plan de pensiones y dos cuentas corrientes en Bancaja, cuyos saldos no precisó.

Según fuentes del PP,  el número dos será Luis de Grandes, y como tres, Teresa Jiménez Becerril.