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Dos etarras rompen la disciplina carcelaria de la banda

Valentín Lasarte e Iñaki Rekarte, recientemente trasladados a la cárcel asturiana de Villabona, aceptan trabajar en el economato

EUROPA PRESS

Dos de los presos de ETA trasladados a la cárcel asturiana de Villabona dentro de la política de acercamientos y alejamientos al País Vasco, Valentín Lasarte e Iñaki Rekarte, han decidido romper la disciplina que impone la banda en las prisiones y aceptar un puesto de trabajo en el economato del penal, informaron a Europa Press fuentes penitenciarias.

Ambos etarras cumplen penas centenarias. En el caso de Valentín Lasarte por su participación en varios atentados, entre ellos los asesinatos de Fernando Múgica y Gregorio Ordoñez, mientras que Iñaki Rekarte purga condena por el asesinato de tres personas en el atentado con coche-bomba cometido por ETA en Santander al paso de una patrulla de Policía en 1992.

Lasarte y Rekarte integraron el primer grupo de etarras acercados al País Vasco a finales del pasado año tras haber expresado su desacuerdo con la actual dirección de ETA y haberse mostrado a favor de acabar con la lucha armada. En concreto, Lasarte llegó a Villabona el cinco de noviembre y Lasarte el 24 de ese mismo mes.

Los presos de ETA deben acatar las directrices de la banda y participar en los actos de protesta que se organizan en el interior de las cárceles, tales como txapeos o encierros en la celda, renuncias puntuales a las comidas, concentraciones en los patios y, por contra, no incorporarse a las actividades orientadas a la reinserción porque, según la lógica etarra, se estaría admitiendo el delito cometido y la autoridad de Prisiones.

La Administración penitenciaria había ofrecido en el pasado a distintos terroristas la incorporación a talleres ocupacionales o a trabajos en prisión, pero éstos siempre se negaron porque la disciplina que la dirección de ETA impone en el frente de makos se lo impide.

Lasarte y Rekarte se encuentran ahora al frente del economato del Módulo 5 de Villabona desde el mes pasado. Entre sus cometidos figuran los pedidos de productos alimenticios, de higiene, tabaco y correo. El dinero está prohibido en prisión, pero los presos pueden acudir al economato y gastar un máximo de 80 euros semanales a través de un moderno sistema de tarjeta electrónica que cobra al pasar ésta por un ordenador con lector óptico.

Para que Lasarte y Rekarte o cualquier otro interno puedan trabajar en prisión, Instituciones Penitenciarias está obligada a darles de alta en la Seguridad Social. Por las horas que los dos etarras trabajan a la semana y conforme al salario base, podrían cobrar al mes entre 250 y 280 euros que son ingresados en su peculio, según las fuentes consultadas.

Ya sea por haber sido juzgados por el Código Penal de 1995, que suprimía la redención de condena por trabajos, o por la aplicación de la doctrina Parot, destinada a que los días se descuenten del total de la pena para los juzgados por la legislación franquista, estos dos etarras no verán reducida su estancia en prisión por el trabajo que han comenzado a realizar.

Entre los acercamientos realizados hasta el momento por Interior sorprendió especialmente el de Lasarte, considerado hasta hace poco un duro de la organización. Tanto en el caso del asesinato de Múgica como en el de Gregorio Ordoñez, se encargó de señalar el objetivo a Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, quien disparó a ambos en la nuca.

Después de que Txapote tirotease a Múgica, Lasarte se cruzó en su huida con el hijo del dirigente socialista. Le conocía porque José María Múgica frecuentaba el bar propiedad del padre del etarra y éste había trabajado allí de camarero. Encañonándole, le amenazó: 'Tú serás el siguiente'.

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