Pocas cosas hay más crueles que las hemerotecas. Y pocos políticos que aporten a ellas tanto material de primerísima calidad como Mariano Rajoy. Parecía imposible superar ese ejercicio de prestidigitación que redujo 77.000 toneladas de petróleo a 'unos hilillos de plastilina', pero nuestro hombre lo ha vuelto a conseguir y los 77.000 folios del sumario Gürtel los ha transformado en las chapucillas de unos tipos 'que fundamentalmente ponían las traseras y el decorado de los actos' del PP.

Menos mal que sólo eran las traseras, porque si llegan a instalar también las delanteras no se libra de la corrupción en el partido ni el Tato, por citar a uno de los intelectuales de cabecera del líder de la derecha.

Hay que reconocer que quienes no hayan leído las Obras Completas de Tato, ni frecuenten las páginas de Marca, quizá puedan estar ligeramente despistados al comprobar que una campaña montada contra el PP se ha llevado por delante a 15 inocentes cargos del partido.

Y la perplejidad aumentará cuando esos ciudadanos tengan noticia de que el más honrado secretario general que jamás haya tenido el más honrado de los presidentes autonómicos de la historia de España ha decidido montarse en su Infiniti y largarse a reflexionar al Camino de Santiago con la triste certeza de que en unas horas le van a rebanar el cuello político.

'Todo quedará en nada', pronosticó con audacia insuperable Mariano hace unos meses. Y una vez más tendrá razón, porque aunque el caso terminase con 77.000 imputados, para el amigo de Tato estaríamos ante un asuntillo de poca monta.