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Una pena más teórica que real en Europa

Los países que aplican esta condena revisan la situación del reo a partir de los diez años

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El etarra José María Sagardui, Gatza, es el preso que más tiempo lleva recluido de manera ininterrumpida en las prisiones españoles. Condenado a 70 años de cárcel por dos muertes y un asesinato frustrado, Gatza cumplirá el próximo julio tres décadas entre rejas. Sólo entonces está prevista su puesta en libertad.

Todo un récord que puede ser ampliamente superado por aquellos terroristas que hayan sido juzgados tras la reforma del Código Penal de 2003. Estos pueden llegar a permanecer entre rejas hasta 40 años. 'Prácticamente una vida', como describe estas elevadas penas Miguel Ángel Gimeno, portavoz de Jueces para la Democracia.

De hecho, la dureza del Código Penal español es reconocida por los representantes de los jueces, quienes aseguran que la legislación de otros países, pese a incluir la cadena perpetua, es mucho más benévola. 'En Bélgica revisan la situación del preso con esta pena a los diez años de su ingreso en prisión. Otros, como Dinamarca, a los 12. Algunos más, como Alemania, a los 15', destaca Antonio García, de la Asociación Profesional de la Magistratura. De hecho, en este último país las estancias en prisión para los delitos más graves se sitúan en los 25 años, muy lejos de los 40 reales que pueden pasar en España los condenados por terrorismo.

Joseph Fritzl, el conocido como monstruo de Amstetten (Austria), fue condenado el pasado marzo a pasar el resto de su vida internado en un centro para criminales con trastornos psíquicos, donde recibirá terapia. Su situación penitenciaria, sin embargo, será revisada dentro de 15 años y, si los médicos consideran que está curado, podría ser liberado.

La condena a cadena perpetua existe formalmente en Francia como una pena impuesta en condiciones excepcionales y por delitos excepcionales. De hecho, sólo 519 reos se encontraban en prisión por esa pena en Francia en octubre pasado, según el Fichero Judicial Nacional. La inmensa mayoría de ellos tiene derecho a la liberación condicional probatoria al cabo de 20 años. En realidad, sólo cuatro condenados a perpetua están casi seguros de no salir con vida de entre rejas: son cuatro pedófilos reincidentes, a los que se ha infligido la llamada “perpetuidad incompresible”. Los delitos que conllevan la cadena perpetua en Francia son los calificados en el código penal de “crímenes”. Aun así, sólo algunos de ellos son juzgados de máxima gravedad.

Es el caso, por ejemplo, de la violación seguida o precedida de actos de barbarie, de los crímenes contra la humanidad, y los asesinatos perpetrados contra personas que carecen de medios para defenderse (ancianos, niños y minusválidos). También el caso de los actos de terrorismo destinados a ocasionar masivamente la muerte y la destrucción. Para ser condenado a esa “cadena perpetua”, el juez convoca un tribunal de magistrados acompañado de un jurado popular. Sólo se impone la cadena perpetua a un acusado declarado culpable si al menos ocho de los nueve jurados ciudadanos piden que se le imponga la prisión de por vida al reo. / ANDRÉS PÉREZ

Los condenados a cadena perpetua en Alemania pasan un promedio de entre 17 y 20 años en la cárcel. En los casos en que el juez constata una “especial gravedad de la culpa” por la existencia de ensañamiento o brutalidad, la estancia entre rejas del reo oscila entre los 23 y los 25 años. En todos los casos, el condenado tiene derecho a disfrutar de permisos, aunque sólo después de cumplir los primeros diez años de condena. Una cadena perpetua es, en realidad, una condena a tiempo indefinido que tiene que durar al menos 15 años.

A partir de ese momento, el juez puede dejar al reo en libertad, aunque antes debe constatar, a partir de un informe técnico, que el recluso ya no representa un peligro para la sociedad. Para los menores, no hay cadena perpetua. La pena máxima para ellos es de diez años. Los delitos que se castigan necesariamente con cadena perpetua son asesinato, casos “especialmente graves” de homicidio, genocidio, crimen contra la humanidad y crimen de guerra. En la actualidad, entre los 75 reclusos en prisiones alemanas, hay cerca de 2.000 personas cumpliendo esta pena, la gran mayoría por asesinato, según los últimos datos de la oficina federal de estadística. / GUILLEM SANS MORA

El 13% de la población carcelaria de Inglaterra y Gales cumple cadena perpetua o un internamiento indefinido en el caso de menores, a la espera de que las autoridades establezcan que ya no son un peligro. El agravamiento de las penas ha sido una constante desde la abolición de la pena de muerte en 1965. Los presos en esa situación suman 10.911. Al imponer la cadena perpetua, los jueces están obligados a establecer un periodo mínimo de estancia en prisión, a partir del cual el preso puede solicitar la libertad condicional. La pena es obligatoria en caso de asesinato. Aun así, muy pocos pasarán toda su vida entre rejas sin posibilidad de salir antes. En estos momentos, sólo unos 50 presos están en esa situación.

Desde 2003, el Gobierno fija unos criterios para las sentencias que, aunque no obligan a los jueces, sí suelen ser respetados. La estancia mínima en prisión es de 30 años por el asesinato de dos o más personas, o de una si se cumplen unos agravantes. Hay 82.653 presos en Inglaterra y Gales (y otros 8.000 en Escocia, que tiene su propio sistema de Justicia). Son 153 por cada 100.000 habitantes, una de las cifras más altas de Europa. Cada preso cuesta al Estado de media 45.000 euros anuales. / IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

En Italia hay 64.595 detenidos en las cárceles, de los que 1.430 cumplen cadena perpetua. Los tribunales italianos imponen esta pena al reo que debe responder por más de un delito castigado con 24 años de cárcel, entre ellos los asesinatos. No obstante, los condenados pueden obtener la libertad condicional tras 26 años de reclusión e, incluso, antes –a los 20–, si se les aplican beneficios por buena conducta. A los diez años, pueden obtener permisos. Buena parte de la población apoya la cadena perpetua y sólo una minoría ve contradictoria la pena con la Constitución, que contempla la cárcel como un centro de “reeducación del condenado”.

Entre estos últimos, hay varios jueces que en los últimos años han sometido la cuestión al Tribunal Constitucional. Este, sin embargo, sólo ha eximido a los menores de edad de la posibilidad de recibir esta condena. En 1981, el Partido Radical, una formación con especial énfasis en los derechos humanos, impulsó un referéndum para derogar la cadena perpetua. El 77,4% de los votantes se mostró contrario a la propuesta. La cuestión está ahora en manos del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, tras el recurso de varios condenados en 2008. / SANDRA BUXADERAS

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