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Los presuntos autores del atentado en la T4 llaman "fascista" al tribunal

Igor Portu, Mattin Sarasola y Mikel San Sebastián se niegan a declarar. El propietario de la furgoneta declara que se comunicaban por 'silbidos'

EUROPA PRESS

Los presuntos miembros de ETA acusados de la autoría del atentado ocurrido el 30 de diciembre de 2006 en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas (Madrid) se negaron este lunes a declarar ante el tribunal de la Audiencia Nacional.

Igor Portu, Mattin Sarasola y Mikel San Sebastián que serían responsables del atentado que provocó la muerte a los ciudadanos ecuatorianos Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate, también llamaron 'fascista' al tribunal.Por otro lado, el propietario de la furgoneta utilizada para atentar ha asegurado que sus captores se comunicaban mediante 'silbidos'.

En la primera sesión del juicio, que tiene previsto prolongarse hasta el próximo jueves, Portu, Sarasola y San Sebastián rechazaron responder a las preguntas del fiscal Daniel Campos, las acusaciónes particulares, la acción popular ejercida por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y la abogada de la defensa, que no formuló ninguna cuestión. 'No reconozco a este juzgado fascista y no voy a declarar', afirmó Sarasola. Portu aseguró que todo lo que 'debería decir aquí' lo declaró 'bajo tortura' y San Sebastián fue el último en negar el tribunal y acusarlo de 'aceptar la tortura'.

Nada más comenzar el juicio, el presidente del tribunal, el magistrado Alfonso Guevara, dio traslado a las partes de una nueva prueba pericial, cuya aportación a la causa ha sido admitida, y que consiste en una prueba caligráfica de una nota manuscrita por San Sebastián, hallada en su casa, con los números de teléfono de Bomberos de Madrid, a los que se avisó de la colocación de la bomba. Fuentes fiscales destacaron la importancia de esta prueba, que corrobora que este presunto etarra es el autor de las anotaciones y aporta nuevos indicios de su participación.

'No reconozco a este juzgado fascista y no voy a declarar'

Durante la mañana también declararon tres testigos, funcionarios de Policía que intervinieron en las diligencias tras el atentado. El primero de ellos relató las dificultades iniciales para localizar la furgoneta cargada de explosivos ya que en los datos aportados 'bailaba un número' de la matrícula. El segundo testigo confirmó que hubo un error en los dígitos para la identificación del vehículo.

Según el escrito de conclusiones provisionales del Ministerio Público, el ex jefe miliar de ETA Garikoitz Aspiazu 'Txeroki' fue quien dio a los acusados las indicaciones de cómo llevar a cabo el atentado, e incluso les dijo cómo debían ser la caracterización de Sarasola en el momento del atentado. Los tres acusados se enfrentan a 900 años de cárcel cada uno por su supuesta participación en el atentado.

El propietario de la furgoneta bomba que fue utilizada por ETA en el atentado  relató ante el tribunal que juzga desde hoy a los tres presuntos autores de esta acción terrorista que, durante los tres días que estuvo secuestrado, sus captores se comunicaban por 'silbidos' para no ser identificados.

El dueño de la Renault Traffic que explotó provocando la muerte de Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate explicó que tampoco pudo ver el rostro de los tres supuestos etarras que le secuestraron el 27 de diciembre de 2006 cuando se encontraba en el sur de Francia, porque desde el primer momento le taparon la cabeza con una capucha.

Tras escuchar una noticia en la radio le anunciaron que todo había 'acabado'

El joven afirmó que, tras abordarlo cuando se encontraba en el aparcamiento de una estación de esquí, los presuntos terroristas lo esposaron y lo trasladaron a un turismo, en el que permaneció las tres noches que estuvo cautivo. Durante este tiempo, sólo uno de ellos habló con él, en castellano, para identificarse como miembro de ETA y advertirle de que 'no intentara hacer nada' porque 'iban en serio'.

Entre ellos sólo 'se silbaban', dijo. Además, explicó que le pidieron que mandara un mensaje de móvil a algún familiar para que no se preocuparan y le aseguraron que la noche del 31 de diciembre estaría libre. No obstante, el secuestro acabó antes, poco después de que estallara la furgoneta-bomba en Madrid, el 30 de diciembre. Esa mañana sus secuestradores 'se pusieron nerviosos' tras escuchar una noticia en la radio y le anunciaron que todo había 'acabado', explicó.

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