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Rubalcaba tacha de "abyecta" la reacción del PP ante Bildu

El vicepresidente, indignado, juzga 'incompatible con la democracia' su ataque al Constitucional

GONZALO LÓPEZ ALBA

Al igual que desde hace meses en otros asuntos del día a día, José Luis Rodríguez Zapatero cedió a Alfredo Pérez Rubalcaba el protagonismo de la caravana electoral del PSOE, visualizando así que las primarias que esperan a los socialistas a la vuelta del 22-M para dilucidar un nuevo liderazgo son un condimento añadido de esta campaña.

El presunto candidato presidencial para 2012 fue el referente del PSOE y su alternativa interna, Carme Chacón, lo será mañana, en Tomelloso (Castilla-La Mancha). Rubalcaba, con el plus que le otorga su condición de vicepresidente primero del Gobierno, volverá a enfundarse el traje de primer actor en otras dos ocasiones, ambas en Galicia Ourense y Vigo, la tierra del vicesecretario general y coordinador de la campaña, José Blanco, el cuarto protagonista del libreto diseñado en Ferraz.

Las paradas de la caravana socialista se han determinado en función de sus 'intereses estratégicos', según se asegura desde el Comité Electoral. Si Zapatero quiso arrancar en su tierra leonesa, a Rubalcaba le correspondió dar en Valladolid otro empujón al candidato autonómico, Óscar López, que en su estreno se enfrenta a la misión casi imposible de arrebatar la mayoría absoluta de la que goza el PP con una ventaja de 15 escaños. Más opciones se conceden al candidato a la Alcaldía de la capital castellano y leonesa, Óscar Puente, que en 2007 concurrió como número dos de Soraya Rodríguez, quien renunció a la política local tras caer derrotada frente al polémico León de la Riva, al que ahora se cree que podría doblegar la suma de PSOE e IU.

Acusa a Rajoy de no callar a Pons porque 'también es la derecha de la derecha'

Con el telón de fondo del proceso de sucesión abierto por Zapatero el 2 de abril, fuera cual fuera la plaza elegida estaba servido el morbo de la primera aparición en la campaña oficial de Rubalcaba, que aunque curtido en mil campañas y encartelado en varias circunscripciones, también es debutante como primer espada de una caravana con recorrido estatal. Como tal, no hizo el paseíllo en ninguna de las plazas que ya conocen de tiempo atrás su toreo, como Toledo, Madrid, Santander o Cádiz, sino en la ciudad donde nació Zapatero, en la que no pudo congregar a más de 900 seguidores.

Con el PP decidido a hacer campaña con Bildu y Rubalcaba señalado desde algunos sectores como el miembro del Gobierno que más empujó a favor de la impugnación de esa candidatura, la presencia en el estrado del ministro del Interior no podía ser de más actualidad. Y no defraudó.

Rubalcaba, 'por obligación casi moral' y evocando la memoria de Francisco Tomás y Valiente, asesinado por ETA en febrero de 1996 tras dos mandatos como presidente del Tribunal Constitucional, rompió su pauta de no hablar de terrorismo en los mítines, salvo en Euskadi.

'Siempre que hay campaña, sale Aznar y dice unas cosas tremendas'

La gota que colmó el vaso de la paciencia socialista la había vertido la víspera el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, cuando dijo: 'Desde Madrid, con escolta y buen sueldo, es muy fácil decir que Batasuna se presente y quedar de demócrata mundial'. El portavoz del Gobierno, con patente y creciente indignación, no se anduvo por las ramas en su respuesta: 'Es una declaración abyecta e incompatible con la democracia'.

Rubalcaba no sólo repudió así la actitud del portavoz del PP sino que intentó desmontar la imagen creada de que su líder, Mariano Rajoy, es un moderado prisionero del ala dura de su partido. 'Quien calla otorga. O no puede o no quiere callarles, y yo creo que no quiere. Hablan, actúan, se juntan y son la derecha de la derecha, también Rajoy', sostuvo el vicepresidente primero del Gobierno.

A su juicio, asistimos a la fase culminante de una estrategia desplegada desde hace meses para 'embarrar el campo', como hacen los malos equipos de fútbol. Este comportamiento, según Rubalcaba, tiene una doble motivación. Por una parte, plantea a los ciudadanos, de forma un tanto subliminal e 'indecente en democracia', pero con eficacia ya demostrada en tiempos de Felipe González y José María Aznar, la premisa de que basta con que gane el PP para que se acabe la crispación. Por otra, busca 'desanimar a los nuestros'. Por eso Rubalcaba subrayó que el gran adversario de los socialistas en estas elecciones no es el PP, 'es la abstención'.

Para movilizar a los votantes de la izquierda, los puso ante el espejo de lo que representa Aznar, a quien señaló como el director del 'coro' de Rajoy: 'Siempre que hay campaña, sale Aznar y dice unas cosas tremendas. Hay una que no podemos pasar por alto, cuando dijo que nos hemos pasado la legislatura removiendo huesos. ¿Qué hay que tener en la cabeza y en el corazón para decir esa barbaridad? Eso es Aznar, que dirige con intensidad el coro, que es amplio, de Rajoy'. Y la partitura que entonan, al decir de Rubalcaba, es la de la intimidación, como demuestran con su campaña contra TVE. 'A mí no me van a arrugar', advirtió.

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