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Las felicitaciones llegan en la prórroga

'Público' reconstruye 48 horas que devuelven la sonrisa al jefe del Ejecutivo

MIGUEL ÁNGEL MARFULL

Aplausos, con el valor añadido de ser espontáneos, y flores, con la virtualidad de irrumpir por sorpresa en un escenario donde no abundan las alegrías: las dependencias donde se reúne el Consejo de Ministros. Apurando el tiempo de prórroga de una legislatura en la que Rodríguez Zapatero ha conocido pocas felicitaciones públicas, dos de las más emotivas —los aplausos anónimos de un grupo de funcionarios de Moncloa y el ramo que le hizo llegar su mujer— le han llovido al presidente a cuenta del final anunciado por ETA que coronará su legado.

'Estaba emocionado, pero es una persona con templanza', describe un estrecho colaborador de Zapatero al evocar las últimas 48 horas en la agenda del jefe del Ejecutivo. El jueves, hasta que se confirmó a media tarde el esperado anuncio de ETA, el presidente y su círculo inmediato de colaboradores permanecieron acuartelados en la Moncloa.

Zapatero reúne en un almuerzo a sus tres ministros del Interior

El teléfono fue su antídoto contra la ansiedad. Zapatero habló con el líder del PP, Mariano Rajoy, y el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, 'entre muchos otros', recuenta un asesor. El primer ministro francés, Nicolas Sarkozy, fue otro de sus interlocutores 'hay mucho que agradecerle', justifica esta fuente en una tarde amoldada al calificativo de histórica.

El comunicado que Zapatero habría de leer inmediatamente después en la Moncloa estaba preparado. Su equipo lo ultimó tras conocer los términos exactos del comunicado de ETA. 'Habrá una democracia sin terrorismo, pero no sin memoria', solemnizó el presidente, contenido, de pie, tras el atril de la sala de prensa del Portavoz.

El Consejo de Ministros arrancó con aplausos y un ramo de flores

Sólo unos minutos más tarde, Zapatero recogería los primeros frutos de su éxito en el aplauso con que varios empleados de Moncloa funcionarios sin necesidad de exteriorizar agradecimientos recompensaron al jefe del Ejecutivo cuando salió 'a tomar el aire', eufemismo equivalente a un cigarrillo contra los nervios, tras firmar el acuse de recibo del Gobierno al adiós de ETA.

Zapatero y sus asesores siguieron en la Secretaría de Estado de Comunicación las intervenciones de Rajoy y Rubalcaba. En el comedor de almuerzos urgentes del Portavoz. Allí se improvisó una cena fría — 'y algo para tomar, vino, cervezas, refrescos...'— en una suerte de primera celebración, mientras seguían las noticias por televisión.

'Los ministros han comenzado la reunión del Consejo felicitando al presidente por su tenacidad, firmeza y coraje', enunció ayer el portavoz, José Blanco, con limpieza institucional. Pero la felicitación fue más allá del puro oficio. La liturgia de cada reunión del consejo arranca con un café informal donde se apuran decisiones.

El presidente siguió la jornada del jueves pegado al televisor con sus asesores

En ese momento estaban cuando hubo algo más que aplausos: flores, en un ramo que entregó a su marido Sonsoles Espinosa, nada habitual de la envarada sala del Consejo. En una mañana distinta, con sonrisas, Zapatero remató 48 horas de felicitaciones con un almuerzo.

El presidente reunió en un gesto de agradecimiento a sus tres ministros del Interior — José Antonio Alonso, Alfredo Pérez Rubalcaba y Antonio Camacho— junto a mandos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado volcadas en la lucha contra ETA. Con esta comida concluyó las únicas 48 horas que le han sonreído plenamente desde que la crisis cruzó, para quedarse, las puertas de la sala de mandos del Gobierno.

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