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El PP se dispone a copar las Mesas de Congreso y Senado

IU asume que conservadores y socialistas los dejarán sin representación

MIGUEL ÁNGEL MARFULL

Es la sala de máquinas de las Cámaras y el PP quiere hacer valer su peso para gobernar en solitario el timón institucional que son las Mesas del Congreso y el Senado. El primer reflejo de la mayoría absoluta lograda por los conservadores el 20-N 186 diputados cobrará forma de rodillo en los órganos que gobiernan el Parlamento.

En vísperas de su constitución, el 13 de diciembre, el PP se dispone a hacerse fuerte en ambas Cámaras para garantizarse un control tan absoluto como su mayoría del mecanismo que gobierna el día a día del poder legislativo.

El PSOE sólo cedería un puesto a IU si el PP hace lo mismo con CiU

Así, la primera batalla de la décima legislatura será una cuestión de imagen entre PP y PSOE para dilucidar cuál pasa por egoísta ante la opinión pública. Los conservadores quieren sacudirse el estigma de esta etiqueta que comienzan a asignarle otros grupos afectados por la negociación, según constató ayer Público.

Matemáticamente, al PP le corresponderían siete de los nueve puestos que se sientan en la Mesa del Congreso que tiene una presidencia, cuatro vicepresidencias y cuatro secretarías y cinco de los siete representantes en la del Senado, según los conservadores.

Este reparto, desproporcionado para el PSOE los reglamentos no establecen regla proporcional alguna para distribuir sus Mesas permite al PP arrogarse como un gesto de generosidad que los socialistas, con 110 diputados, dispongan de más de dos puestos en la Mesa del Congreso, que constituye el principal campo de batalla.

Los conservadores ven innegociable su mayoría absoluta en las Mesas

Este reparto arrinconaría al resto de fuerzas, limitando también la representatividad de la Mesa. Frente al rodillo conservador, los socialistas reclaman cuatro puestos y defienden la presencia de CiU e Izquierda Unida. Para abrirles paso, el PSOE estaría dispuesto a ceder una silla, quedándose con tres si el PP renunciara a otra, contando finalmente con cuatro miembros.

No parece probable. Los conservadores consideran irrenunciable copar la Mesa con cinco representantes. IU quedaría fuera. Tercera fuerza en votos, con 1.700.000, y cuarta en escaños once, la federación de Cayo Lara exige un puesto, aunque recela del ADN bipartidista que atribuye a socialistas y conservadores, genotipo que, según asumen fuentes de esta formación, les puede privar de lo que consideran un derecho ganado en las urnas.

El PP no les ha respondido, como tampoco ha contestado al PSOE ni a CiU, cuarto partido en liza negociadora (16 escaños). Los conservadores apurarán hasta el lunes, cuando Mariano Rajoy tiene previsto anunciar los nombres de los presidentes del Congreso y el Senado. CiU espera, pese a todo, con cierta tranquilidad, teniendo a mano una silla en la Mesa, cedida por el PSOE, según los socialistas, o por el PP, según se jactan los conservadores. El Grupo Catalán evita la disputa a la hora de decidir a quién agradece su presencia, prácticamente asegurada, que sentará al diputado Jordi Jané en la Mesa del Congreso.

Desde que en el año 2000 se redujo el tamaño del gobierno de la Cámara de once a nueve miembros, han aumentado las apreturas para cerrar su composición en cada arranque de legislatura. Los socialistas invitaron ayer a repasar antecedentes para cuestionar lo que uno de sus responsables parlamentarios tildó de 'obsesión' del PP: parapetarse tras una mayoría blindada.

El PSOE instó a los conservadores a recordar cómo actuaron ellos en 2008. 'El PSOE garantizará la presencia de CiU y PNV a través de dos puestos en la Mesa, sin contrapartidas, para fortalecer la democracia y por ser una tradición desde hace 30 años', estableció entonces el número dos del Partido Socialista , José Blanco.

Las negociaciones se encontraban ayer bloqueadas. Formalmente, las dirigen el portavoz parlamentario socialista, José Antonio Alonso, y la lugarteniente de Rajoy en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría. Sus respectivos números dos, Eduardo Madina y José Luis Ayllón, son los encargados de engrasar un acuerdo.

Siendo la Cámara Baja el escenario de la batalla principal, están abiertos dos frentes secundarios: la Mesa del Senado, donde la mayoría del PP es aún más holgada que la que disfruta en el Congreso, y las presidencias de las comisiones parlamentarias. Tradicionalmente, dos corresponden a la oposición: la de Presupuestos y la de control de RTVE.

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