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Andalucía y Asturias ponen a prueba al nuevo PSOE de Rubalcaba

Asturianos y andaluces tienen en sus manos el rumbo de los socialistas, que acumulan dos severas derrotas en sólo diez meses

IÑIGO ADURIZ

Hace diez meses, en mayo de 2011, comenzó para el PSOE su periodo más negro desde la llegada de la democracia. Aquel 22-M los socialistas perdieron unos 3.000 concejales, cientos de alcaldías y los pocos gobiernos autonómicos que seguían en sus manos y que celebraban elecciones ese día. El 20 de noviembre llegó el batacazo en las generales. Los ciudadanos no perdonaron las últimas políticas económicas que puso en marcha el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, ni el incesante aumento del número de parados en España.

Cuatro meses después de aquella derrota, los socialistas se enfrentan a dos nuevas citas electorales que despejarán la incógnita: ¿Ha tocado fondo el PSOE? ¿Puede perder aún más poder institucional? Los resultados de los comicios que se celebran en Asturias y Andalucía, los primeros a los que se enfrentan los socialistas desde la elección de Alfredo Pérez Rubalcaba como secretario general, darán las respuestas.

Las elecciones son trascendentales para el futuro del partido. Está en juego el papel del PSOE en el equilibrio de poderes entre socialistas y conservadores que se ha mantenido en el Estado en los últimos años. La pérdida de Andalucía a la que apuntan la mayoría de las encuestas, el fin de la hegemonía socialista de 30 años en la comunidad autónoma con mayor número de habitantes, dejaría al partido prácticamente fuera de ese juego de poder.

Para evitar que eso ocurra, el candidato a la reelección como presidente de la Junta, José Antonio Griñán, ha echado el resto en una campaña a la vieja usanza. Ha recorrido decenas de pueblos de la geografía andaluza insistiendo que 'se pueden recortar gastos sin recortar derechos'.

El miedo a la derecha ha centrado su discurso. A los andaluces les ha advertido de que, si gana el PP de Javier Arenas, la educación y la sanidad públicas, emblemas de la gestión del PSOE de las tres últimas décadas, se verán mermadas y devaluadas. En sus mítines, Griñán ha introducido el fantasma del copago —aprobado en Catalunya por CiU gracias a la abstención del PP— por tratarse, según él, de una de las medidas que guarda en la recámara el Gobierno tras el 25-M. 'Si Rajoy impone el copago, recurriremos al Constitucional', ha llegado a decir el líder de los socialistas andaluces.

Pero su primera carrera hacia la Presidencia de la Junta de Andalucía —actualmente estaba en el cargo tras la marcha de Manuel Chaves al Gobierno de Zapatero— no ha sido precisamente un camino de rosas. Más bien todo lo contrario. El propio Griñán ha reconocido que el caso de los falsos ERE, que supuestamente concedió la Junta de la que forma parte, le pasará factura en las urnas.

La jueza que lleva el caso, Mercedes Alaya, ha enviado a prisión a un director general y a su chófer justo una semana antes de las elecciones, lo que empeora aún más las perspectivas del dirigente socialista.

'La jueza del ERE se ha convertido en una agente electoral del PP', sostiene con sorna un histórico miembro del PSOE de Andalucía. En declaraciones a Publico.es, reconoce que, 'como suele ser habitual, los casos de corrupción repercuten más en los resultados electorales del PSOE que del PP'. 'Nuestros votantes son más exigentes', agrega a modo de consuelo.

Otra dirigente socialista histórica, miembro de la ejecutiva regional del partido y cercana al aún presidente de la Junta, cree que, más que los ERE, los andaluces castigarán a los socialistas por 'la cocaína'. Se refiere a la imputación del exdirector general de Trabajo del Gobierno autonómico, Francisco Javier Guerrero, por gastar 25.000 euros de dinero público al mes en la compra y consumo de esa droga.

Griñán ha tenido que lidiar, además, con los problemas de casa. La división interna ha agudizado aún más el desgaste del PSOE andaluz de cara a los ciudadanos. El partido se ha partido en dos, entre quienes respaldan al actual secretario general de los socialistas andaluces, y quienes se encuentran más cerca de su predecesor, el exvicepresidente del Gobierno Manuel Chaves.

Los mayores momentos de tensión se vivieron durante y después del Congreso Federal del PSOE que tuvo lugar en Sevilla a principios de febrero y en el que Rubalcaba resultó elegido secretario general. José Antonio Viera, entonces líder de los socialistas sevillanos y partidario del exministro del Interior, denunció durante el cónclave las 'presiones' que según él sufrieron los delegados andaluces por parte de la mano derecha de Griñán, la secretaria de Organización del PSOE andaluz, Susana Díaz, a favor de la candidatura de la exministra de Defensa, Carme Chacón.

Esa división se hizo aún más patente a las pocas semanas, cuando el propio Viera dimitió como secretario general de los socialistas sevillanos por discrepancias con el equipo de Griñán a la hora de elaborar las listas para las elecciones que se celebran hoy.

Los socialistas andaluces son conscientes de la hecatombe que les espera en las urnas, aunque no dan por perdida la posibilidad de gobernar junto a otras fuerzas políticas como IU. Dan por hecho que el PP ganará en escaños y en votos, pero confían en que no logre la mayoría absoluta.

Una de las miembros de la Ejecutiva que lidera Griñán reveló a Publico.es que en una encuesta interna conocida por el PSOE el pasado domingo, el PP estaba seis puntos y medio por encima de los socialistas en intención de voto, lo que permitiría un acuerdo de izquierdas. 'Siempre que esté por debajo de los siete puntos, nos da margen de maniobra', advierte. Otro dirigente socialista asegura que 'si bien hace 20 años en Andalucía había voto oculto del PP ahora lo hay también del PSOE', lo que podría mejorar aún más esos resultados.   

Todos reconocen que, en todo caso, las cifras no se acercarán 'ni de lejos' a la mayoría absoluta que obtuvo Chaves en las elecciones autonómicas, cuando logró 56 escaños y el 48,93% de los votos. Pero insisten en que el respaldo en las calles 'ha mejorado' respecto a las generales. Griñán ha comentado que 'ha notado un cambio de actitud de la gente' que le ha acogido con 'más entusiasmo' que en la campaña para el 20-N, según informan fuentes de su equipo.

En Asturias el escenario no es tan adverso para los socialistas. El partido está más cohesionado en torno a su líder, Javier Fernández, y se ve más cerca la posibilidad de que el PSOE vuelva al Gobierno del Principado tras el estrambótico paréntesis que ha supuesto la irrupción del Foro de Francisco Álvarez Cascos en el Ejecutivo regional en los últimos diez meses. Incapaz de cohesionar a la derecha del Principado, y ante la ingobernabilidad del territorio, Cascos se vio obligado a convocar las elecciones que se celebran hoy.

Es precisamente la debilidad del sector diestro de la política asturiana lo que da confianza a los socialistas. Lo que anima a Fernández a confiar en el inicio de la 'reconquista' del Principado. Supondría una situación similar a la que, en 1999, encumbró al también socialista Vicente Álvarez Areces como presidente de Asturias. Entonces, la división del PP que lideraba Sergio Marqués benefició a la izquierda del Principado.

En las elecciones de hace tan sólo diez meses, el PSOE fue el partido con más número de votos, y todas las encuestas apuntan a que ese mismo esquema volverá a repetirse hoy. Sus posibilidades para llegar al poder estarán, no obstante, en manos de los partidos pequeños. Todo dependerá de la voluntad de IU o incluso de la de UPyD, si es que la formación magenta consigue algún representante en el Parlamento regional.

La unión de los socialistas con alguna de esas formaciones es 'la única salida posible' para Asturias, según Fernández, ante la división de la derecha entre los partidarios del PP y del Foro. Él es consciente de la repercusión de una hipotética victoria socialista en Asturias a nivel nacional que, además, serviría de 'amortiguador' para su partido en el caso de que pierda la hegemonía en Andalucía. Ante el mapa azul que dibujan los gobiernos del PP, Fernández se ha presentado como 'la resistencia', pero también 'la vanguardia y la ofensiva' contra la derecha.

El viernes se reunieron todos los candidatos que configuran la lista del PSOE, y no descartaron ninguna posibilidad. Un destacado miembro del recién disuelto grupo parlamentario socialista en la Junta General del Principado explicó a este diario que están 'expectantes y desconcertados' ante lo que pueda pasar en las urnas porque, apunta, 'es difícil interpretar el comportamiento electoral' de los asturianos.

Otro miembro de la Ejecutiva regional aseguró que, no obstante, 'el clima que se respira es mejor que en mayo y que en noviembre' y que en la calle, los ciudadanos reciben a los socialistas con 'más entusiasmo' y sin los 'reproches' que les lanzaban en campañas anteriores por las políticas de Zapatero. En Asturias todos los partidos están lejos de la mayoría absoluta de los 23 parlamentarios, pero el PSOE confía en lograr más escaños que los 15 que obtuvo en mayo.

Los miembros de la Ejecutiva federal de los socialistas consultados por Publico.es prefirieron 'no entrar en especulaciones' antes de conocer los resultados de los comicios. La propia vicesecretaria general, Elena Valenciano, consideró 'imprudente' realizar cualquier tipo de vaticinio. Todas las dudas se despejarán en unas pocas horas. 

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