'Reducción del déficit sí, pero no así, no haciéndolo recaer sobre los más indefensos', declaraba el entonces líder de la oposición, Mariano Rajoy, cuando el PSOE aprobó, en 2010, la bajada del sueldo de los funcionarios y la congelación de las pensiones. Rajoy tachó el lote de recortes de 'profundamente injusto', 'ineficaz', y aseguró que 'hace que los errores cometidos por Gobierno y por su presidente lo paguen pensionistas y funcionarios públicos que no tienen la culpa'. En definitiva, zanjaba Rajoy, 'ni sirve para que la economía crezca, ni sirve para crear empleo'.

La plana mayor del PP anunciaba el fin de la era Zapatero debido a los recortes que estaba realizando. La actual ministra de Sanidad, Ana Mato, alertaba sobre 'aquellas personas que trabajan en la Administración Pública, que tienen unos sueldos que no son muy altos, son los que van a pagar los despilfarros del señor Zapatero', a quien le pedían dimitir 'por dignidad'.

'La gravedad de la crisis económica que está atravesando España necesita certidumbre, recuperar la confianza, la fiabilidad de la política económica, y eso es lo que hoy no representa el gobierno del presidente Zapatero', espetaba el ahora titular de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro.

La presidenta de Castilla LaMancha, María Dolores de Cospedal, un mes antes del 20-N, vendía al Partido Popular como una alternativa a los recortes de Zapatero. 'Yo le pido a los españoles que no se dejen engañar', declaraba.

'Recortes son congelar las pensiones a los pensionistas de este país y bajar el sueldo a todos los funcionarios, y subir lo impuestos a las clases medias', manifestaba Cospedal. La alternativa era mejorar la gestión, ajustar los presupuestos, hacer un ejercicio de austeridad, no ese tipo de recortes. En definitiva, Cospedal aseguraba que 'Zapatero paga su ineficacia con pensionistas y funcionarios'.

Sin embargo, el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, fue más lejos que nadie, e insistió en que el PP nunca habría bajado el sueldo de los funcionarios ni habría recortado las pensiones, ya que 'no hay que hacer que paguen los más débiles'.