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Las consecuencias deben ser contundentes

MANUEL RICO

Brutal insensibilidad. Eso es lo que han demostrado los controladores aéreos con la extorsión planteada al abandonar sus puestos de trabajo. Insensibilidad con cientos de miles de pasajeros, a los que convirtieron en sus rehenes. Insensibilidad con el sector turístico, al que le han causado daños económicos multimillonarios. Insensibilidad con los ciudadanos en general, de quienes se han burlado al declarar cínicamente que no estaban en huelga, sino que padecían estrés o ansiedad.

La verdadera ansiedad les entró cuando observaron la contundente y necesaria reacción del Gobierno, que les situaba ante un escenario de ir a la cárcel por un delito de desobediencia. Una ansiedad que, curiosamente, les devolvió con enorme rapidez a la torre de control.
El vicepresidente Rubalcaba aseguró ayer que “habrá consecuencias” para quienes montaron el caos. Esperemos que sean contundentes, lo que necesariamente pasa por despidos disciplinarios. Y la fiscalía debe tomar todas las iniciativas precisas para que los controladores respondan con su patrimonio de los daños económicos causados.

Por último, hay que lamentar una vez más la actitud del PP. Que Rajoy se negase el primer día a culpar a los controladores del caos, muestra hasta qué punto el afán de conseguir votos puede nublar el entendimiento. Pero lo principal es que el presidente del PP informe sobre el contenido de las recientes reuniones que su partido mantuvo con los huelguistas, explique si sabía lo que iba a ocurrir y aclare si diseñó alguna estrategia conjunta con los controladores.

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