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Las crueldades europeas reunidas en un antiguo violín

Jaume Cabré publica su novela más ambiciosa, 'Yo confieso', donde recorre 600 años de historia

 

LÍDIA PENELO

El escritor Jaume Cabré (Barcelona, 1947) es de los que no tiene prisa para terminar un libro. Le cuesta soltar las historias que crea, y cuando llega el momento de entregar el manuscrito al editor, se repite aquello que apuntó Valéry de que 'los poemas no se acaban, sino que te abandonan', para armarse de valor y dejarse abandonar por sus personajes. Dar por 'definitivamente inacabado' su último libro, Yo confieso (Proa, en catalán, Destino, en castellano), le ha costado ocho años. Para hablar de esta monumental novela de mil páginas que rebosa personajes y subtramas, y en la que Europa es el tema central, la palabra ambiciosa se queda corta.

'Toda la historia de Europa es una historia de crueldades, violencias, constituciones de países después de guerras, luchas de fronteras y de religiones. Europa ha sido una olla de grillos, aunque si uno mira hacia otras partes ve que los hechos han sido parecidos y que la crueldad no es patrimonio del siglo XX', argumenta Cabré, enemigo acérrimo de desvelar detalles argumentales porque 'el argumento es patrimonio del lector'.

A pesar de la magnitud de su último libro, asegura que lo ha construido sin un esquema previo. Dice que escribe porque le da placer y que le gusta dejar que los personajes que crea le muestren 'las historias que llevan en los bolsillos'. Respecto al título, que remite intencionadamente al Yo acuso de Zola, afirma que no tardó en tenerlo claro, ya que representa el motor que hace avanzar toda la novela.

El protagonista es Adrià Ardèvol, el hijo de un anticuario con muchos secretos y de una madre que no toma las riendas de su vida hasta que su marido muere en extrañas circunstancias. El hecho de que este personaje decida escribir su vida es el pretexto que da pie al autor para hablar de la muerte, el ansia de acumular saber, la crueldad, el nazismo, la justicia, el sufrimiento, el papel de Dios y la capacidad de hacer el mal de los humanos.

Una mezcla que podría haber resultado excesiva, fría o sencillamente aburrida, pero que afortunadamente para el lector, Jaume Cabré ha sabido abordar con algo más que unidad y ritmo. Por algo esta novela se traducirá al alemán, francés, italiano y neerlandés.

Este escritor no es de los que dejan cabos sueltos, y cuando crea un mundo, no ahorra matices y lo representa completo. Para ello, el autor de Las voces del Pamano traducida en más de 15 países y con la que ya cautivó a miles de lectores se sirve de cambios temporales, distintos puntos de vista y diferentes niveles de lectura.

Y claro, lo que vivió el padre del protagonista es tan gordo que el lector se engancha a un argumento que lo lleva de buceo ni más ni menos que por los últimos 600 años de la historia de Europa. Uno de los anzuelos estilísticos que presenta el libro es que las distintas historias no se encadenan, sino que avanzan a la vez como una sola. El resultado es bastante hipnótico, sobre todo a medida que la gigantesca trama avanza y todos los elementos guardan una inquietante relación entre ellos.

El relato de este personaje, que nació en la Barcelona de los años cuarenta y que de pequeño se escondía en el despacho de su padre con un vaquero y un indio en los bolsillos va ligado a un violín un storioni y a una mujer que apenas aparece Sara Epstein. Pero como 'el argumento es patrimonio del lector', contar más detalles estaría de más.

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