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"No queda otra que esperar"

Madrid vive con resignación, entre atascos y autobuses abarrotados, su segundo día de huelga total en el suburbano

RAMIRO VAREA

Segundo día de huelga total en el Metro de Madrid. Ayer, de nuevo, los precintos de seguridad impedían los accesos a los tornos de las estaciones. Muchas máquinas expendedoras de billetes estaban fuera de servicio. Los andenes, vacíos. Los trenes, en las cocheras, inmovilizados por los piquetes informativos. Cada jornada de paro total en el suburbano supone a la empresa pública dejar de ingresar 3,2 millones de euros, según informó ayer el Gobierno regional.

A pesar de que la tranquilidad fue la tónica del día, cuatro empleados fueron agredidos en las instalaciones de Canillejas por un piquete, compuesto por unas 50 personas, que les impidió acceder al trabajo. La empresa denunció al piquete ayer por la tarde en los juzgados. La Policía Nacional ya ha identificado a uno de los presuntos agresores. Las víctimas fueron atendidas por diversas contusiones y politraumatismos. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre (PP), condenó 'absolutamente esta violencia de los piquetes porque es intolerable'.

El Gobierno regional dice que pierde 3,2 millones de euros por cada día de paro

Los responsables de Metro de Madrid, además, ya han comunicado 400 expedientes disciplinarios a trabajadores de la compañía por incumplir los servicios mínimos del 50% establecidos. Los empleados disponen de 72 horas para responder a una serie de preguntas. Cuando se estudien los expedientes, la dirección de Metro tomará una resolución, que dependerá de cada caso.

Mientras esto ocurría, en la calle, algún que otro turista despistado, mapa en mano, se mostraba sorprendido por el paro de los trabajadores del metropolitano. 'Metro no, Renfe ok. Metro is ko for a problem with the... Oye, que les atiendas tú a esta gente, que yo no me entero', acertaba a decir un guardia de seguridad de la estación de Cercanías de Sol ayer al mediodía para explicar a una pareja de turistas japoneses que el metro permanecía cerrado. 'Yesterday and today is closed. The best way to arrive is the train',intercedía otro compañero en la conversación.

Cuatro empleados del Metro fueron agredidospor un piquete

Fuera de la estación de Sol, frente a los accesos situados en la calle de Preciados, junto a unos grandes almacenes, un vigilante admitía que la mañana había sido 'tranquila': 'La gente ve el precinto y ya ni pregunta. Alguno hay que no se entera, pero no tiene nada que ver con el lío de ayer'.

Aun así, el caos se adueñó de Madrid desde primera hora, con atascos en las carreteras de circunvalación M-30 y M-40, tráfico muy lento en el centro y retenciones en algunos accesos a la capital. Entre las 6 y las 7 de la mañana, el ayuntamiento registró un aumento de un 30,39% en la almendra central y de un 22% en la M-30. Aun así, los responsables municipales admitieron que ayer hubo menos problemas que hace dos días.

Al igual que el martes, las colas en las marquesinas de los autobuses se multiplicaron en toda la ciudad. 'Yo hace muchísimo que no vengo en bus', decía una mujer de mediana edad en una parada de la calle de Alcalá. 'Pues yo ni te cuento, pero es que no queda otra que esperar, y a rezar para que haya sitio', le replicaba una amiga. 'La gente anda perdida, pero hay menos despistados', explicaba un trabajador de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) en la cabecera de varias líneas de autobuses cerca de la Puerta del Sol. 'Ayer [el martes] fue un día horrible. Hubo peleas incluso entre los viajeros. La gente subía al autobús por donde le daba la gana, no marcaba el billete... Por muchos autobuses que pasen, no pueden absorber a todos los usuarios del metro. El bus es un medio de transporte pequeño, limitado, cabe poca gente', afirmaba este empleado.

El martes, más de dos millones de viajeros se subieron a algún autobús de la EMT, lo que supuso un incremento del 45% de usuarios. Aunque la mayoría se tomó la huelga con resignación, el enfado marcó ayer el tono de más de una conversación. 'Una hora que me pegué el martes en la parada por culpa de Esperanza Aguirre. Es una vergüenza lo de estos políticos, está todo fatal', se quejaba a voz en grito una mujer subida en un autobús abarrotado.

A unos metros, un hombre explicaba la situación a grito pelado por su teléfono móvil. 'Vaya caos que hay en Madrid. Llegué anoche de Andalucía y me he encontrado con que los del Metro están de huelga. ¡Vaya atasco!'.

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