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Vilalta, tras ser liberado: "Ha sido una salvajada"

Un vídeo revela la primera conversación telefónica de los cooperantes ya libres

DANI CORDERO

'Esto ha sido una salvajada'. Son las palabras que transmite por teléfono Albert Vilalta, una vez ya liberado, a responsables del Centro Nacional de Inteligencia. A un escaso metro tiene a un inquieto Roque Pascual, su compañero, que le escucha mientras pierde su mirada ahora en el suelo ahora en el cielo... Al fondo, el horizonte del desierto de Mali y el todoterreno con el que se alejaron de sus secuestradores. Son las últimas imágenes sobre el fin del rapto de los dos cooperantes catalanes, el domingo en que fueron liberados, captadas por Sahara Media Agency y emitidas ayer por TV3.

Las imágenes muestran cómo la emoción bloquea a Roque Pascual

'A base de fe, de ilusión, de tener confianza en vosotros', aseguraba a su interlocutor sobre las motivaciones que impidieron su desmoronamiento psicológico en los nueve meses que duró su cautiverio a manos de la facción magrebí de Al Qaeda. Vilalta, no obstante, describe un momento en el que todo eso estuvo a punto de hacerse añicos, cuando tuvieron la noticia del asesinato del rehén galoMichel Germaneau. 'Hubo momentos de auténtica desesperación, de miedo, con toda la historia del francés...'.

'Una bestialidad', concluye el miembro de la expedición de Barcelona Acció Solidària, que afirma que casi no se lo creen, respecto a su liberación definitiva.

Las imágenes muestran sensaciones ambivalentes. Desde la alegría del momento hasta el desbordamiento emocional de Roque Pascual, a quien, avasallado por las lágrimas, le cuesta articular palabras cuando Vilalta le cede el aparato. La emoción apenas le permite decir un 'muchas gracias por todo', según las imágenes emitidas ayer.

'Hubo miedo con la historia del rehén francés', explica Vilalta

Vilalta, al explicar su experiencia, no puede evitar preguntar por sus familias y se interesa sobre todo por si están informados de su liberación y de las previsiones que les ubican ya al día siguiente, el lunes, en Barcelona. Incluso explica, tras ser preguntado, que pudieron escuchar la final del Mundial con un transistor, 'bajo unos matorrales'. Y también elpartido de vuelta de la final de la Supercopa.

Su único objetivo, asegura en la conversación, es poder volver a hacer las cosas más cotidianas de su vida anterior al secuestro. 'Comer sentado, ir a un lavabo, cualquier cosa...', asegura horas antes de emprender el vuelo que los devolvería a Barcelona.

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