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Guatemala desentierra 30 años de silencio

Un equipo de forenses identifica las víctimas de la guerra civil, en la que murieron unas 200.000 personas

ALIDA JULIANI (EFE)

En Guatemala ha comenzado el proceso de desenterrar a miles de víctimas del cruel conflicto armado que vivió este pequeño país centroamericano durante más de treinta años para sacarles del olvido. En esta guerra murieron unas 200.000 personas, según cifras oficiales.

'Silencio y lágrimas. Desenterrando la historia' es el título de un documental que resume el trabajo que la Fundación de Antropología Forense (FAFG) realiza para identificar a las miles de personas asesinadas impunemente durante la guerra entre el Ejército y la guerrilla entre 1960 y 1996.

Recientemente, los forenses de esta organización también se dedican a investigar los restos de víctimas de feminicidios en Guatemala, que tiene una tasa muy elevada.

Responsables de la FAFG recibieron ayer en Ciudad de Guatemala a representantes de la Plataforma de Mujeres contra la Violencia de Género de España, que estos días realizan un viaje por el país para denunciar la situación de violencia que viven muchas guatemaltecas.

José Manuel Suasnavar, director ejecutivo de la Fundación, explicó a las activistas españolas la importancia del trabajo de su equipo, que comenzó en 1992 con la búsqueda de los cuerpos de las víctimas enterradas en fosas comunes.

'Las primeras investigaciones fueron muy importantes. El hecho de tener imágenes de las fosas y de los restos ayudaron a agilizar el proceso de paz', señaló.

Silke Gatermann, compañera de Suasnavar, detalló el trabajo que realizan los miembros de la FAFG, que comienza con la exhumación de los cadáveres y termina con su inhumación en los lugares elegidos por las familias.

En medio tiene lugar un complicado proceso de investigación, que tiene su inicio en las entrevistas que se realizan a los familiares y que luego serán comparadas con la información que se obtenga de los estudios forenses. La prueba de ADN ayudará a confirmar la identidad en los casos en los que no esté segura la identidad.

Según Gatermann, el objetivo prioritario de la Fundación es ayudar a las familias a 'cerrar su ciclo de duelo', pero la identificación de los restos sirve también para dignificar a la persona fallecida, porque 'se evidencia que ese crimen ocurrió de verdad'.

Constituye, además, 'una prueba científica para la administración pública' y ayuda a la recopilación de documentación sobre la historia de Guatemala 'que servirá a generaciones posteriores'.

La Fundación ha realizado hasta el momento 959 exhumaciones. Con los trabajos realizados ha conseguido identificar hasta ahora a un 63% de las víctimas, aunque se espera que pronto la cifra alcance el 80%.

Los fallecidos como consecuencia del conflicto armado guatemalteco no son el único objeto de estudio de los miembros de la FAFG, que desarrollan su labor también en el campo de las desapariciones forzosas, la criminalidad común, y los desastres masivos.

El último proyecto del equipo de forenses es la aplicación de su trabajo en el área de los feminicidios. Los forenses de la FAFG analizaron los datos de 1.026 víctimas en la morgue del Organismo Judicial entre 2001 y 2006, la mayor parte mujeres entre 16 y 30 años. La causa más común de la muerte de estas mujeres fueron heridas de arma de fuego. Este tipo de delito aumentó un 130% durante los cinco años que abarca la investigación de los forenses.

El coordinador de esta labor es el médico y abogado José Mario Nájera, quien cree que la determinación de las causas de la muerte de muchas mujeres ayudará a una mejor aplicación de las leyes. En concreto, Nájera se refirió a la Ley Contra el Femicidio y Otras Formas de Violencia contra la Mujer recientemente aprobada por el Congreso de Guatemala.

'Saber si la muerte se realizó o no con saña, por ejemplo, podría encuadrarla dentro de la misoginia, uno de los supuestos que contempla la nueva legislación', explicó este abogado.

En opinión del experto forense, el Estado debería asumir su parte de culpa en la impunidad que rodea a los asesinatos de mujeres en Guatemala. 'El hecho de saber que no se les castiga por lo que hacen, anima a muchos hombres a cometer los asesinatos con la tranquilidad de que nada les va a pasar', subrayó Nájera.

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