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La cumbre del hambre termina sin soluciones

Durante los tres días de la conferencia de la FAO en Roma, unos 50.000 niños han muerto víctimas de la desnutrición

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'Los pobres y hambrientos no pueden esperar', lamentaba ayer en Roma Jacques Diouf, director de la agencia de la ONU para la Agricultura y la Alimentación, FAO, al cerrar con sabor amargo la Cumbre por la Seguridad Alimentaria.

Y, en efecto, no esperan. Unos 50.000 niños habrán muerto por desnutrición sólo en los tres días que ha durado la reunión, que no ha servido para lanzar una iniciativa decidida contra el hambre en el mundo.

Los líderes de Occidente han preferido mirar hacia otro lado, al margen del anfitrión, el primer ministro italiano Silvio Berlusconi, y el Papa Benedicto XVI. De los 191 países representados, sólo acudieron 60 jefes de Estado o de Gobierno de países emergentes o pobres. El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, fue uno de los ausentes.

'El vaso se puede ver', dice Diouf 'medio vacío y medio lleno'. Vacío porque un pelotón de países ricos, entre ellos los del G-8, se han negado a avanzar una cifra concreta de ayudas contra el hambre, más allá de los 20.000 millones que prometieron en julio y que todavía hoy están en el aire. Medio lleno, porque se ha aprobado una declaración en la que se pacta una estrategia, aunque en un tono vago, para erradicar la desnutrición.

Diouf, que había acompañado con una huelga de hambre su petición a los miembros de la FAO de aportar 44.000 millones a los campesinos pobres del planeta, alzó ayer los brazos al cielo y exclamó: 'A mi pesar, debo constatar que esta declaración no contiene ni objetivos cuantificables, ni plazos precisos para supervisar mejor su realización'.

Las ONG presentes en un Foro alternativo han bautizado la cumbre como 'la de la indiferencia'. No sólo lamentan la falta de dinero sobre la mesa de negociación, sino que también se oponen a algunas de las líneas estratégicas pactadas. Es decir, diluyen la parte del vaso que Diouf define como medio lleno. Se oponen, por ejemplo, a basar la respuesta contra el hambre en grandes inversiones en biotecnología, que acaban beneficiando a los de siempre: las grandes multinacionales. El Foro paralelo apuesta por dar tierra a los campesinos para que puedan producir de modo natural y ecológico su sustento.

Una cumbre no puede resolverlo todo, aducen estas organizaciones, que, sin embargo, esperaban más. Sobre todo porque en 2009 el hambre está afectando a un 9% más de personas. Hoy 31 países en todo el planeta, en especial Sudán, Somalia, Kenia, Eritrea, Uganda, Yibuti y Tanzania, sufren una crisis alimentaria. Ya hoy necesitan 1.000 millones de euros para hallar una salida a esa situación de emergencia.

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