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El presidente sirio ve en la revuelta una "conspiración externa"

Mueren dos personas en choques con la Policía tras el discurso de Bashar al Asad

ALEJANDRO CASTILLO

En una intervención que el pueblo sirio esperaba ansiosamente desde el inicio de las protestas, el presidente sirio, Bashar al Asad, se dirigió finalmente a la nación. Su discurso ahondó en la versión de un ataque externo. 'Siria es víctima de una gran conspiración externa' que cuenta con redes dentro del país y que, 'en la forma y en el momento de aparición, pretende parecerse a las revoluciones' que se han producido en Túnez o Egipto, aseguró Al Asad.

Los disturbios que han sacudido el país durante las últimas dos semanas, dijo, formaban parte de 'un plan muy astuto' que ha llevado meses de preparación. Su objetivo final era generar la sedición entre las distintas confesiones del país y beneficiar en último término la posición de Israel. 'Los agitadores llamaban a las puertas de las familias advirtiéndoles de que las de otra religión iban a atacarles', explicó Al Asad desde el Parlamento.

Según el presidente sirio, el plan se basaba en mezclar el legítimo movimiento reformista con la semilla de la discordia religiosa. De este modo, se creó una amalgama entre los 'conspiradores extranjeros' y los opositores y ciudadanos que salieron a la calle para pedir cambios. Estos últimos, según su versión, cayeron en la trampa de los primeros. El presidente sostuvo que 'se ordenó no herir a ningún ciudadano sirio para no crear el caos', lo que se entiende como una confirmación de que las muertes fueron provocadas por 'elementos externos' y se comprometió a depurar responsabilidades.

'Aplicar reformas no es como la moda, también puede ser destructivo'

Pocas horas después del discurso, enfrentamientos con las Fuerzas de Seguridad en Lataquia causaron varios heridos y al menos dos muertos.

Poco dijo Al Asad en cuanto a las reformas. Mostró su apoyo a las mismas y declaró que son necesarias para cualquier Estado, al tiempo que reconoció un retraso en su aplicación. 'Hay una serie de medidas que se anunciarán en cuanto se acabe su estudio y ponerlas en marcha será la prioridad del nuevo Gobierno', manifestó el presidente sirio. 'Aplicar reformas no es como la moda. Cuando sólo se trata de un reflejo de la ola que la región está viendo, es destructivo', señaló.

Sin embargo, no mencionó fechas concretas ya que 'los sirios merecen lo mejor, no lo más rápido'. 'Queremos darnos prisa, no apresurarnos', añadió. En este sentido, el portavoz de la Unión Socialista Árabe Democrática, Hasán Abdelazim, apunta desde Damasco: 'Las menciones a las reformas han sido genéricas porque están sujetas a la maquinaria lenta y pesada del Estado'; mientras lamenta que 'limitar lo que ocurre a unas simples peticiones para mejorar la calidad de vida es dejar la crisis abierta'.

Mahmud, un joven de Damasco participante en las protestas, se siente ofendido por la versión del presidente y sostiene que los sirios no se han movido 'con control remoto'. Hisham, en cambio, cree que todo esto ha sido un plan para desestabilizar el país: 'Creo que se ha tratado del mayor reto con el que se ha enfrentado el presidente desde su llegada al poder. Pero la conspiración ha fracasado porque los sirios le apoyamos al tener una política interior y exterior nacional, valiente y de unidad'.

Al Asad ya había anunciado cambios en 2000 y 2005, y nada se cumplió

Al Asad arremetió contra determinadas 'televisiones digitales', en una alusión implícita a la cobertura que han llevado a cabo durante las protestas Al Yazira y Al Arabiya, 'utilizando testigos oculares que falseaban las informaciones y falsificando vídeos'. 'Intentan distorsionar al pueblo sirio basándose en el principio de miente, miente hasta que se haga creíble', denunció. El padre Elias Zahlawi, una figura independiente y respetada en el país, apuntó: 'Si el pueblo muestra más credibilidad en las emisoras extranjeras que en las nacionales, ¿no deberíamos aumentar la calidad e independencia de nuestros medios nacionales para devolverles la confianza?'.

En cuanto al levantamiento de la Ley de Emergencia, la abogada Razan Zaitun mostraba sus reparos al respecto. 'Es previsible que sea sustituida por una Ley contra el Terrorismo. Esto nos genera muchas dudas: ¿seríamos tratados en ese caso los opositores y disidentes como terroristas? Sería una tragedia', se preguntaba.

Como antesala a las declaraciones del presidente sirio, cientos de miles de ciudadanos participaron en concentraciones y marchas de apoyo a su gestión en las principales ciudades del país. En las pancartas podían leerse eslóganes como 'La estabilidad de Siria, interés del pueblo y la nación', 'Siria es la patria de todos nosotros'. Yusuf, un albañil de 31 años, comentaba: 'Creemos en nuestro presidente. Con él todos vivimos en paz'.

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