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Artefacto explosivo en Roma contra la agencia tributaria

La Policía sospecha del grupo anarquista FAI que ya atentó contra el director de la sede central de Equitalia

DANIEL DEL PINO

Esta vez era tan sólo un sobre con pólvora y una mecha. No tenía ni remitente, ni destinatario, ni carta de reivindicación, ni manifiesto subversivo. Sin embargo, el hecho de que apareciera en otra sede romana de Equitalia, la agencia tributaria italiana, lleva a las autoridades a sospechar de que se trate de un nuevo aviso de la Federación Anárquica Informal (FAI).

La organización anarquista ya atentó hace justo una semana contra Marco Cuccagna, director de Equitalia, con un paquete bomba que estalló en su despacho de la sede central de Roma. Además, reivindicó el envío de otra carta con explosivos al administrador delegado del Deutsche Bank, Joseph Ackermann, que fue interceptada por la Policía alemana.

La misiva recibida ayer en la oficina de Equitalia de Lungotevere Flaminio fue descubierta por un trabajador, que al ver restos de polvo negro en su mesa avisó inmediatamente al grupo de operaciones especiales de la Policía (Digos) y a los artificieros, que pasaron a recogerlo para proceder a su análisis.

La banda amenazó con una campaña contra «banqueros y sanguijuelas»

Se trataba de pólvora, aunque, según declaró el jefe de la Digos, Lamberto Giannini, 'no tiene ninguna característica común con el paquete de la semana pasada'. La Policía, por tanto, descarta que se trate del tercer artefacto que según escribió la FAI en su carta a Ackermann habría enviado a 'bancos, banqueros, garrapatas y sanguijuelas'.

La alerta está siendo tratada con la mayor de las reservas porque la FAI ya llevó a cabo una campaña con bombas las navidades pasadas contra las embajadas de Grecia, Chile y Suiza en Roma.

En agosto, este movimiento anarco-insurreccional publicó en internet junto a 37 formaciones, de las que 11 operan en Italia un manifiesto en el que aseguraban: 'Golpearemos una vez al año, en solidaridad con nuestras hermanas y hermanos de la Conspiración de las Células de Fuego [CCF], hasta que sean puestos en libertad'.

El sobre, que contenía pólvora, fue descubierto por un trabajador

Creado en Grecia, su célula principal fue llevada a los banquillos el pasado enero por haber cometido tres atentados en Atenas. Dos de sus componentes fueron condenados en julio a 37 años de cárcel por pertenencia a grupo terrorista. A las CCF se les ha atribuido también el envío de varios paquetes bomba en noviembre de 2010 contra legaciones diplomáticas en la capital griega y contra el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel.

Ahora, el movimiento de las CCF se ha propagado a nivel internacional y es tratado casi como un mito en la mayor parte de las páginas web y blogs antagonistas que circulan por internet.

'El nuevo anarquismo hará de la fantasía destructiva la propia fuerza y construirá su propia fuerza en el acto nihilista', rezaba el manifiesto de agosto en el que la FAI se atribuía la campaña violenta de la pasada Navidad y también se adjudicaba la responsabilidad del atentado en marzo en Livorno contra el teniente coronel Alessandro Albamonte, la explosión de un artefacto contra la agencia nuclear suiza en Olten y otro frente a la cárcel de Korydallos, en Atenas.

En 2003 se dieron a conocer con una serie de envíos del mismo tipo a miembros de la Comisión Europea, entre los que se encontraban el expresidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, y el ex primer ministro italiano, Romano Prodi.

Esta semana fue interceptado otro paquete bomba en la embajada de Grecia en París, sin que nadie haya reivindicado el envío. Pero la preocupación en Italia aumenta porque, además, el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, y la ministra de Justicia, Paola Severino, recibieron en sus despachos sendas bolsas con balas. En el caso de Alemmano, las amenazas se han atribuido al Nucleo Galesi per i PAC, un grupo terrorista de extrema izquierda formado en los años ochenta.

Ayer, el primer ministro, Mario Monti, emitió un comunicado de condena y mostró su solidaridad con los trabajadores de Equitalia. Por su parte, el responsable de Seguridad del Partido Democrático, Emmanuele Fiano, pidió a la ministra de Interior, Anna Maria Cancellieri, que comparezca en la Cámara para aclarar la situación.

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