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Continentes en venta

Las grandes potencias y los países emergentes superpoblados están comprando inmensas superficies de tierras cultivables en las naciones en desarrollo, para asegurarse su futuro alimentario a costa de poblaciones que pasan hambre

ANTONIO ALBIÑANA

Uno de los aspectos menos conocidos de la conflictiva geopolítica del año que termina ha sido la carrera hacia la adquisición y el control de tierras fértiles en el planeta -una buena parte del continente africano y amplias extensiones en América Latina- por parte de potencias ricas o emergentes como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Corea del Sur, Japón, China e India, mostrando la que va a ser una clave decisiva en las relaciones internacionales del siglo XXI.

La pasada semana el Parlamento argentino votó una ley que pone coto a la venta en porciones del país, uno de los líderes mundiales en producción de alimentos y que ya ha enajenado un 10% de su territorio, para restringir esta venta hasta un máximo del 15% de la Argentina.

Según un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en 2011 se dispararon los precios de los alimentos y la fiebre por la adquisición multinacional de tierras cultivables y de zonas ricas en agua.

Los países más pudientes están comprando inmensos territorios en toda el África subsahariana, a fin de crear explotaciones agrícolas destinadas a la alimentación o a la producción de agrocarburantes. El director saliente de la FAO, Jacques Diouf, pone el dedo en la llaga: 'Estados y empresas occidentales están interviniendo millones de hectáreas de tierras agrícolas de países en desarrollo para asegurar su aprovisionamiento alimentario a largo plazo'.

 'Neocolonialismo: Estados pobres produciendo alimentos para los países ricos a expensas de su propia población hambrienta'

La multiplicación de estas transacciones (que alcanzan un territorio equivalente a la totalidad de Europa Occidental) podría entrañar, según Diouf, 'un forma de neocolonialismo: Estados pobres produciendo alimentos para los países ricos a expensas de su propia población hambrienta'.

En una gran parte del Africa subsahariana: Mozambique, Sudán del Sur, Tanzania, Etiopía, Uganda, Zambia, Liberia, Madagascar, Uganda, Congo... se está produciendo un auge de compra de tierras por parte de países y compañías extranjeras que, según el Banco Mundial, en la mayoría de los casos implica el desplazamiento de las comunidades locales y de sus cultivos tradicionales para la fabricación de biodiesel, aceite de palma o para la producción intensiva de alimentos básicos como cereales o arroz, que luego son enviados a los países inversores. Según esta entidad, se exportan miles de toneladas de alimentos desde países que, paradójicamente, viven de la asistencia humanitaria internacional para combatir el hambre y la desnutrición.

Como formalmente las tierras son de propiedad estatal, son casi siempre los propios gobiernos, poco transparentes o directamente corruptos, quienes hacen las operaciones al margen de la población. Por ejemplo, en Etiopía, el quinto país más hambriento del mundo, que está afectado por la hambruna que sacude el cuerno de África, y donde unos 13 millones de habitantes dependen de la ayuda humanitaria para comer, el Gobierno acaba de ceder más de 40.000 kilómetros cuadrados de tierras, que han ido a parar sobre todo a inversores indios.

Nyikaw Ochalla, director de la Organización para la Supervivencia Anywaa, denuncia: 'Se deja a las comunidades locales fuera de la toma de decisiones, y lo que ocurre es que un día esta gente ve una larga fila de tractores que está despejando las tierras. Y cuando preguntan al Gobierno regional qué está ocurriendo, nadie sabe nada, porque la negociación la han llevado a cabo sólo una o dos personas en su propio beneficio'.

Más de la mitad de la tierra cultivable de Madagascar se dedica a reservas de alimentos para Corea del SurSegún el diario británico The Guardian, 'la escalada de los precios alimentarios a escala mundial ha desencadenado una segunda invasión de África'. A mediados del mes pasado, la empresa surcoreana Daewoo Logistics obtuvo del Gobierno de Madagascar la concesión de un millón de hectáreas durante un plazo de 99 años para cultivar 5 millones de toneladas anuales de maíz, y otras 120.000 hectáreas para producir aceite de palma; en total, más de la mitad de las tierras cultivables de la isla, destinadas a las reservas alimentarias de Corea del Sur.

Sudán del Sur se dispone a ceder a los inversores extranjeros unas 900.000 hectáreas de tierra y otro tanto va a producirse en Tanzania.

La República Democrática del Congo, que se desangró hasta hace poco en guerras de exterminio, tiene la mitad de sus tierras cultivables en manos de inversores extranjeros, que las utilizan para cultivar agrocombustibles, productos de exportación, o para especular con los alimentos y sus precios en las bolsas internacionales.

Según un informe que acaba de difundir la FAO sobre 'El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo', el alza mundial de precios en los alimentos como el arroz, trigo, maiz y semillas oleaginosas seguirá aumentando hasta cerca de un 50% de aquí a 2020, debido a la especulación en los mercados, que se han dirigido en estampida desde los mercados de valores a los mercados de materias primas. Y ésa, junto a las previsiones para el futuro de los gigantes asiáticos y de los países árabes más ricos, es la causa de las operaciones de compras invasivas de territorios que se están produciendo en África y que se anuncian en América Latina.

La FAO también presentó hace unos días en Santiago de Chile un informe en el que denuncia 'intensos procesos de concentración y extranjerización de tierras en América Latina y el Caribe'. El funcionario de este organismo Fernando Soto Baquero advertía: 'Los gobiernos de la región deben encontrar las formas para asegurar que estos procesos no tengan efectos negativos sobre la seguridad alimentaria'.

 China, Corea del Sur, Arabia Saudí, Qatar y fondos especulativos compran tierras en América Latina

Las agencias internacionales dan cuenta de que compañías de India están recorriendo América Latina en busca de oportunidades para adquirir tierras que les aseguren el suministro de materias primas. Ya han adquirido 13.000 hectáreas en Brasil y 600.000 en Argentina. Por su parte, China, Corea del Sur, Arabia Saudí, Qatar, y operadores al servicio de fondos especulativos están realizando operaciones de compra de territorio latinoamericano con un alcance todavía no cuantificado por los organismos internacionales.

Sobre el factor especulativo en la venta o enajenación de amplios territorios en los continentes africano y americano, es muy interesante el trabajo de Carlos Enrique Bayo, que titulaba una reciente columna: Goldman Sachs se forra provocando hambrunas . Bayo describe cómo el mayor banco financiero del mundo se inventó el instrumento especulativo que ha disparado los precios mundiales de alimentos. En 1991, los banqueros neoyorquinos crearon un nuevo instrumento especulativo, el 'Goldman Sachs Commodity Index', un índice de 18 productos básicos -del trigo, el cacao, el cerdo, el arroz o el café, al cobre y el petróleo- para que los brokers pudieran jugar también en lo que hasta entonces era un mercado especializado.

La 'financiarización' de los mercados de productos básicos

Así se llegó a lo que los expertos de la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo de Naciones Unidas (UNCTAD) han denominado 'financiarización' de los mercados de los productos de primera necesidad y que ha conducido a que en la primera década de este siglo los precios medios del trigo o el arroz se triplicaran a causa de la especulación bursátil, y que durante el pasado año los precios de los cereales aumentaran en más de un 60%. Según el experto de este organismo de Naciones Unidas Joerg Mayer, 'el mercado de los alimentos se ha convertido en un casino', mientras mil millones de personas se acuestan cada día con hambre en los países vulnerables que van siendo vaciados de sus posibilidades de sostenimiento por la adquisición extranjera de sus tierras más fértiles.

Las 'cumbres' destinadas a la materia fracasan una tras otra. Ya casi no se habla de los famosos 'objetivos del milenio'. En la última del G-20 en Roma, el ministro de Agricultura del Gobierno conservador francés, Bruno Le Maire, trató de encender la alarma: 'Si no tomamos medidas oportunas ahora, la hambruna se convertirá en el mayor escándalo de este siglo'. Los mercados caminan en otra dirección.

En Abril de 2009, el contralor de Colombia, Julio César Turbay llamaba la atención sobre el interés de inversionistas y algunas potencias extranjeras de comprar grandes extensiones de tierras y de títulos de explotación de recursos naturales: 'Además de la soberanía, pondrían en peligro la soberanía alimentaria de Colombia', denunciaba el contralor.

La semana pasada, diversas organizaciones ambientalistas denunciaron ante el Ministerio de Medio Ambiente que grandes extensiones de tierras que forman parte de los ríos que nacen en el macizo colombiano han sido compradas apresuradamente por extranjeros: 'Se están privatizando los nacimientos de los ríos más importantes de Colombia en beneficio de empresas extranjeras'.

El dominio del agua es una cuestión estratégica, según el analista Dave Ramswamy, que trabaja para los compradores asiáticos, porque la agricultura es un negocio de agua. Latinoamérica tiene el 26% del agua dulce del mundo. Pero Asia tiene el 60% de la población y menos del 25% del agua del planeta.

Según el informe 'Tierra y Poder' presentado por la prestigiosa organización británica OXFAM a fines de noviembre, 'Colombia, tanto por la calidad de sus tierras como por su agua, es uno de los países más vulnerables del mundo' en cuanto a la pérdida de soberanía por la adquisición masiva de sus tierras, para la que no existe ninguna normativa limitadora, como la que acaba de aprobarse en Argentina.

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