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Juncker, el estrangulador

SERGIO LEÓN

Durante casi 20 años ejerció el control total de Luxemburgo, uno de los países más pequeños, pero también de los más ricos de Europa. Veterano político, es además uno de los mayores conocedores de los entresijos de la Unión Europea. En España, es también conocido por estrangular ─literalmente─ a la economía encarnada en Luis de Guindos cuando, al inicio de una reunión del Eurogrupo y a modo de saludo, se le ocurrió agarrar por el cuello al ministro español.

Jean-Claude Juncker, candidato del Partido Popular Europeo a presidir la Comisión Europea (CE), se presenta como un político de consensos y europeísta hasta la médula. Si bien su discurso, amparado por un carácter afable, proyecta una imagen de preocupación por los asuntos sociales, lo cierto es que el aspirante conservador a sustituir al portugués José Manuel Barroso es la cara más visible de las políticas de austeridad que han ahogado a los países del sur de Europa.

El apoyo de Merkel fue primordial para su candidatura a la presidencia de la Comisión Europea

Juncker, de 59 años, consiguió recabar desde el primer momento el apoyo para su candidatura de la CDU de Angela Merkel, con la que, por otro lado, no mantiene una especial sintonía. Sin embargo, gracias al respaldo de la canciller alemana fue capaz de imponerse a otro nombre vinculado a la gestión de la crisis desde Bruselas, el comisario de Mercado Interior, el francés Michel Barnier.

Hijo de un trabajador de la industria del acero que durante la ocupación nazi en la II Guerra Mundial fue reclutado para combatir en la Wehrmacht, Juncker nació el 9 de diciembre de 1954 en Redange, un pueblo fronterizo con Bélgica. Licenciado en Derecho por la Universidad francesa de Estrasburgo, se afilió joven al Partido Socialcristiano, del que llegó a ser su presidente entre 1990 y 1995, y creció políticamente a la sombra de su mentor, Jacques Santer.

Ya con 28 años accedió por primera vez al Gobierno luxemburgués como secretario de Estado y Seguridad Social, al frente del cual se mantuvo después durante casi dos décadas. En enero de 1995, con 40 años, llegó al cargo de primer ministro en una Europa liderada por François Mitterrand, Felipe González o el canciller alemán Helmut Kohl. Desde entonces y hasta 2013 lideró el Gobierno de Luxemburgo mientras lo compaginaba con la cartera de Finanzas.

Juncker siempre se ha resistido a que Luxemburgo perdiera su condición de paraíso fiscal

Juncker es, por tanto, el rostro casi eterno del poder en Luxemburgo, uno de los grandes paraísos fiscales europeos. Desde su posición, siempre se ha resistido a que el Gran Ducado perdiera su condición fiscal. De hecho, Luxemburgo y Austria, únicos países de la UE que mantienen el secreto bancario, son los principales precursores del bloqueo a la norma comunitaria contra la evasión fiscal. En mayo del año pasado, se comprometieron a levantar el veto que desde 2008 imponían a la revisión de la directiva sobre fiscalidad de ahorros a condición de que se alcanzara otro acuerdo con Suiza y Liechtenstein. Siempre para no quedar en desventaja.

La investigación en 2012 de la malversación de fondos y escuchas ilegales realizada por los servicios secretos, supuestamente permitidas por Juncker, le obligó a dimitir al frente del Ejecutivo luxemburgués. Adelantó las elecciones a octubre de 2013 y, a pesar de encabezar una vez más la lista más votada, el acuerdo tripartito entre socialistas, liberales y verdes acabó con 18 años ininterrumpidos al frente del Gobierno.

Luxemburgo al margen, Juncker es también uno de los grandes protagonistas y cocineros del modelo económico de la UE actual. En 1991 presidió el Consejo Económico y Financiero y se convirtió en una de las figuras clave del Tratado de Maastricht, el principal contrato de la UE. Cinco años después, su papel fue decisivo para mediar entre Kohl y el presidente francés Jacques Chirac en las negociaciones de las que nació el Pacto de Estabilidad del euro. Fue presidente de turno del Consejo Europeo en el segundo semestre de 1997 y en el primero de 2005 durante la crisis suscitada tras el rechazo a la Constitución Europea en Francia y Holanda.

Primer presidente del Eurogrupo, pilotó la gestión
de la crisis y el austericidio

Poco a poco el terreno se iba abonando para que en enero de 2005 se convirtiera en el primer presidente del Eurogrupo, cargo desde donde pilotó la gestión de la crisis y el austericidio que ha estrangulado y hundido a las economías de países como Italia, Grecia, Portugal o España. En enero de 2013 dijo adiós al puesto tras agotar el tercer mandato con el objetivo enfocado en otras esferas.

Su principal rival, según las encuestas, será el alemán Martin Schulz, candidato del Partido Socialista Europeo. Juncker ya pudo ser presidente de la Comisión Europea en 2004. No aceptó el puesto y cuando se propuso aspirar a la Presidencia permanente del Consejo Europeo que ostenta Herman Van Rompuy no consiguió los apoyos suficientes. Es por eso que fuentes europeas apuntan a que los jefes de Estado y Gobierno de la UE podrían nombrar a Juncker precisamente sucesor de Van Rompuy y no de Barroso. Una maniobra que garantizaría el consenso entre las grandes familias políticas y el poder de los líderes europeos, a los que ningún tratado obliga a aceptar a los candidatos avalados por la ciudadanía en las elecciones.

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