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Acosado por la maldición de la jet

Sarkozy ya sabe lo que es verse perseguido por los medios que se alimentan del cotilleo

ANDRES PÉREZ, corresponsal

Nicolas Sarkozy, en caída libre en los sondeos a causa de la frivolidad de sus primeros meses de mandato, presentó una querella por “falsedad documental”, “uso de documentos falsos” y “tráfico del producto de robos” contra la web de la revista Le Nouvel Observateur, que había publicado un SMS sentimental atribuido al presidente y que habría sido enviado a su ex esposa, Cecilia Ciganer Albéniz.

Sarkozy, que llevaba dos semanas preparando un giro hacia la discreción que se concretó el sábado pasado con su modosita boda con Carla Bruni, se acostó anteayer con el mal sabor de boca que deja ver un mensaje privado y comprometedor saltar a la luz.

La web del Nouvel Obs publicó en condicional cuatro demoledoras palabras: “Si vuelves, anulo todo”. Ese sería el SMS enviado por Sarko a Cecilia sólo ocho días antes de la boda con Carla Bruni, el sábado pasado.

Una breve noticia de la web tiraba por tierra todos los esfuerzos de Sarkozy por volver a colocar su compleja intimidad en el estricto espacio de la esfera privada, después de haberse exhibido durante meses con familia, esposas y amoríos copiosamente.

El contenido del mensaje es tan salvaje, y los comentarios de Le Nouvel Observateur tan precisos que sólo un desmentido firme oficial con pruebas, o una querella en los tribunales, podía de alguna manera intentar volver a poner las cosas en su sitio. Es cosa hecha: Sarkozy irá a tribunales por segunda vez en pocos días, tras la querella victoriosa contra Ryanair. Irá, según su abogado, Thierry Herzog, porque lo dicho por Le Nouvel Obs “es una información falsa, ya que ese SMS nunca fue enviado por el presidente a su ex esposa”.

Enganchado al móvil

Conocida era desde hace años la afición del hoy presidente por el SMS. Le gusta eso de manejar el pulgar en el teclado y París es un hervidero de anécdotas con Sarkozy y su móvil como protagonistas. Unos lo vieron distraído enviando mensajes en plena reunión con el Príncipe y ministro de Exteriores saudí.

Consejeros del presidente y ex ministro recuerdan los cabreos que pillaba Jacques Chirac cuando sorprendía a Sarkozy con el telefonino bajo la mesa del Consejo de Ministros. Ese amor por las nuevas tecnologías forma parte del personaje Sarkozy. A un nivel comparable al de sus relojes Rolex, sus gafas de sol y su espectacular y repentina afición por el footing, le servían para dotarse de un perfil humano.

Pero la opinión, deslumbrada por su noche de lujo en el Fouquet’s durante la velada de su elección presidencial, mosqueada por las vacaciones de verano multimillonarias, escandalizada por las no menos lujosas de fin de año y algo asqueada por la exhibición de reconciliaciones, divorcios y reamoríos, ha acabado volviendo la espalda al personaje labrado con tanto esmero. Después de su fase de Nicolas I El Esplendoroso, el presidente intentó transformarse en Nicolas II El Discreto.

Ahora la figura del Sarkozy deslumbrante es un Frankenstein que está escapando a su propio creador. Sarkozy descubre así lo que la Pantoja sabía desde hace años: cuando haces que los medios de comunicación se metan en tu vida privada, es muy difícil deshauciarlos.  La caída en picado de la popularidad de Sarkozy en los sondeos es palpable desde primeros de año y meteórica en febrero.

Todos los analistas toman ya muy en serio que el presidente, incapaz de elevar el poder adquisitivo contrariamente a sus promesas, en sólo nueve meses de mandato ha devorado su capital de popularidad. De cercano al 70% en junio pasado, su nivel de popularidad se sitúa ahora sólo entre un 41% y un 46%. Es un desgaste sin precedentes en la historia de esta república.

Los enemigos sonríen

El problema ya es político. No son los analistas ni los periodistas quienes lo dicen, sino figuras venerables de la derecha. El presidente del Consejo Constitucional, Jean-Louis Debré, que tiene muchas cuentas que ajustar con Sarkozy, le acusó hace unos días de “desacralizar” la institución presidencial, pecado capital en este país.

Para intentar restaurar su credibilidad a un mes de las elecciones locales, Sarkozy multiplica desde hace unos días sus anuncios en forma de lo que líderes sindicales califican de “regalos sin financiación”: promesas de un cheque-abuelos de 200 euros, promesas de mantener puestos de trabajo en la siderurgia, promesas de un Plan Alzeimer...Hasta marchas atrás espectaculares ha habido: el presidente ha renunciado a su plan de liberalización de las licencias de taxi, una de las que debían ser medidas estelares de la anunciada “Rupture” para “liberar el crecimiento”

Y entre SMS y SMS, un poco de trabajo

Sarkozy presentará mañana –en el Elíseo, y no en una barriada popular– el mil veces prometido ‘Plan Marshall para la Banlieue’ que debía sacar a las ciudades dormitorio de su situación de segregación. El plan, que se las prometía muy ambicioso, ha sido reducido bajo mínimos y, además, su financiación no está asegurada, según las primeras filtraciones a la prensa y según lideres asociativos que han participado en las rondas de consultas. La nueva web independiente Mediapart adelantó ayer el borrador del plan.

'Esperanza Banlieues, una dinámica para Francia” contempla la creación de dispositivos de formación, fondos para el acceso de los jóvenes al empleo, medidas para restablecer parcialmente una policía de proximidad, y proyectos de nuevas líneas de transporte público. “No son más que migajas, que sólo mejoran algo lo que ya existe”, explicó un responsable de Asuntos Urbanos a Mediapart.

Varios ediles locales destacaron que el plan esquiva el problema central de la política urbana francesa: la instauración de una fiscalidad que restablezca la igualdad.

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