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El amianto de trenes del Metro de Madrid vendidos a Buenos Aires estaría detrás de la muerte de trabajadores en Argentina

Familiares de profesionales del subterráneo de la capital argentina que fallecieron por cáncer denuncian a la empresa concesionaria de ese país después de que se descubriera amianto en algunos trenes, incluidos algunos llegados desde España.

Familiares, amigos y compañeros de los tres fallecidos piden responsabilidades a la empresa
Familiares, amigos y compañeros de los tres fallecidos piden responsabilidades a la empresa. Fotografía cedida por Metrodelegados

Cuando Jesica nació, su padre, Juan Carlos Palmisciano, ya trabajaba en el metro de la ciudad de Buenos Aires. Para ella era cotidiano escuchar historias de compañeros de trabajo de él que se jubilaban y a los pocos años se morían. Palmigliano murió de cáncer de pulmón. Ni él ni nadie en su familia fumaba.

"La enfermedad es terrible. Si la gente supiera lo que es morir por cáncer por asbesto [amianto], no viajaría más en subte [metro]", dice Carolina Castellano, esposa de Jorge Pacci, otro de los trabajadores muertos por el asbesto.

Jorge Bisquet es, hasta ahora, la tercera víctima. Falleció en el 2021, después de trabajar durante 10 años en la subestación Martín Fierro, una de las instalaciones con más asbesto instalado en la infraestructura.

"Se jubilaban y moría uno, y otro, y otro"

El padre de Jesica empezó a trabajar en el subte en 1973. Primero fue peón de limpieza, luego guarda, conductor y maniobrista. En el último puesto estuvo 10 años, pero también hacía horas extra de limpieza por la noche, porque no le alcanzaba el sueldo: el salario era muy bajo y había una familia que mantener. Había entrado en ese trabajo porque su padre trabajaba antes en el tranvía. Ahora, Jesica también vive del subte.

Jesica Palmigliano, hija de una de las víctimas del amianto, junto a sus compañeros del subte de Buenos Aires
Jesica Palmisciano, hija de una de las víctimas del amianto, junto a sus compañeros del subte de Buenos Aires. Fotografía cedida por Metrodelegados

Desde 2001, cuando se jubiló por invalidez tras un accidente de tráfico, hasta 2019 Juan Carlos no mostró ningún síntoma de lo que vendría después, que en realidad se había originado mucho antes: con la exposición al asbesto. Un día de 2019 empezó con dolor en la espalda, un dolor insoportable. "Durante tres meses yendo y viniendo a la guardia, hasta que le pudieron hacer una tomografía y ahí saltó que había un tumor en los pulmones", cuenta Jesica.

Después lo vio una cirujana, que le mandó hacer un estudio específico y entonces se supo: tenía cáncer de pulmón, que se había ramificado a todos los huesos del cuerpo, costillas, columna, base del cráneo. Ya no había tratamiento para poder curarse. Lo único que le quedaba era atender el dolor. Entonces empezó con cuidados paliativos, mucha morfina, radioterapia.

Pero el dolor volvió y fue imparable. "Cuando nos dan el resultado de que tenía un tumor en el pulmón nos sorprendimos porque él no era fumador: él no fumaba, ni en mi casa se fumaba. A raíz de todo lo que venía pasando en 2018 con el tema del asbesto en el subte, con los compañeros del Rancagua, que habían encontrado amianto en las nuevas formaciones compradas a España, empecé a hablar con el sindicato para ver si se podía investigar si el cáncer de mi papá era producto de haber estado en contacto con el amianto, de haber trabajado casi 30 años en la línea A, en los túneles", dice la hija.

¿Qué es el asbesto y qué dice la OMS al respecto?

Según la Organización Mundial de la Salud, el asbesto o amianto "es uno de los carcinógenos ocupacionales más importantes, que causa cerca de la mitad de las muertes por cáncer ocupacional". En la 13ª reunión del Comité Conjunto de Salud Ocupacional OIT/OMS celebrada en 2003, se recomendó que se prestara especial atención a la eliminación de las enfermedades relacionadas con el asbesto.

El término asbesto "designa un grupo de minerales naturales ibrosos que se presentan en forma de serpentinas o de anfíboles, que han tenido o siguen teniendo utilidad comercial debido a su extraordinaria resistencia a la tracción, su baja conductividad térmica y su relativa resistencia al ataque químico", explica un informe de la OMS sobre esta sustancia, donde concluye lo que los trabajadores del subte supieron de la peor manera: "La exposición al asbesto causa cáncer de pulmón, laringe y ovario, mesotelioma (cáncer de pleura o peritoneo) y asbestosis (ibrosis pulmonar)".

En el año 2011, el Metro de Madrid vendió trenes a la Ciudad de Buenos Aires. A pesar de que desde hacía 10 años había una ley que prohibía vender productos con amianto (asbesto), dos de los lotes tenían la sustancia.

Federico Cattaneo trabajaba en el taller Rancagua, mantenía el taller eléctrico, limaba piezas que tenían asbesto. Ahora es miembro de la Secretaría de Salud del sindicato y participa en la comisión de asbesto de la Subsecretaría de Trabajo de la Ciudad de Buenos Aires, como representante del sindicato.

El 16 de febrero de 2018, la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro se enteró de la presencia de asbesto en los trenes que venían de Madrid: circulaban en la línea B y se les hacía mantenimiento en el taller Rancagua.

En ese momento, tanto Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado como Metrovías, la empresa prestadora del servicio [ahora Emova], y el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires desconocían la presencia de asbesto en los trenes.

"La investigación nace a partir de la compra de esos trenes porque coincide que en España estaban pasando una situación parecida. Los CAF 5000 son los que hacen estallar el conflicto en Madrid", cuenta Federico Cattaneo.

"Eso nos pone en alerta a nosotros y arrancamos en principio con los CAF 5000, porque de allá ya tenían confirmación. Estaban en duda sobre los CAF 6000. Entonces empezamos a buscar en el resto. Y resulta que los Mitsubishi de la línea B, que están desde 1994, también dan positivo en asbesto. Son los que más tienen. Esos son anteriores a la ley de prohibición, pero después de la ley se deberían haber adoptado medidas para su reemplazo".

Cada vez más preguntas

Luego de tantos años de escuchar a su padre hablar sobre las muertes de otros compañeros, a partir de la denuncia de los trabajadores del Metro de Madrid, Jesica se empezó a preguntar lo mismo. Y también los trabajadores del sindicato de subtes de Buenos Aires.

Cuando le dieron el diagnóstico a su padre, ella ya conocía toda esta situación; entonces preguntó. La médica, cuando vio la tomografía de tórax de su padre, le dijo que las calcificaciones del tórax que tenía eran características de haber aspirado fibras de amianto.

Luego se hizo otro estudio en el Hospital Británico, donde le tomaron la medición de las pleuras. Finalmente el médico del sindicato hizo la prueba pericial y determinó que el cáncer que tenía Jorge Palmigliano era producto de haber estado en contacto con el amianto durante casi 30 años.

"Ahora estamos en juicio con la empresa Metrovías Sbase, la ART y la ciudad de Buenos Aires. Queremos que se hagan cargo, que se demuestre que durante mucho tiempo, cuando ya se había declarado que el amianto era cancerígeno y se pedía disminuir su utilización, la empresa nunca hizo nada y esas fueron las consecuencias", dice Jesica.

"Si la gente supiera lo que es morir por cáncer por asbesto, no viaja más en subte"

Jorge Pacci empezó a trabajar en julio de 2013, de noche, en el taller Rancagua de la línea B, donde limpiaba formaciones, esas mismas formaciones que el Gobierno de Mauricio Macri había comprado hacía dos años a España. Trabajaba de noche, limpiaba ventiladores, todo lo hacía a puerta cerrada.

"La empresa debió haberlo incorporado como agente de riesgo y no lo hizo. Esto la empresa no lo hace porque es un costo económico para el empleador, porque hay que hacerle estudios a los empleados, pero sabemos que ahí abajo del subte es un trabajo insalubre", dice Carolina Castellano, su esposa.

"Era un hombre muy joven que nunca fumó, no fuma nadie en la familia y no hay antecedentes de cáncer en la familia tampoco", cuenta en un relato casi calcado al caso de Palmigliano.

La enfermedad por la que murió Jorge Pacci se llama mesotelioma pleural maligno. En diciembre de 2021, Carolina inició una demanda penal contra funcionarios de Metrovías. "El empleador no lo cuidó antes de enfermarse y tampoco cuando se enteraron. Es una enfermedad que se declara cuando ya es tarde. Cuando te enteras que tienes mesotelioma o cáncer por asbesto ya lo que te va a decir el médico es: espera la muerte", dice su esposa.

"Cuando yo avisé a la empresa, él estaba super mal; la empresa sabía que el mesotelioma era por cáncer y trataron de que no me diera cuenta. La familia empezó a googlearlo y ahí saltó. Googlé mesotelioma y salió cáncer por asbesto. Y ahí nos cayó la ficha", añade.

Ella tuvo que recurrir al sindicato de Metrodelegados, que la ayudaron a presentar un escrito a la Superintendencia de Servicios de Salud, porque la obra social no quería hacerse cargo del caso porque la empresa Metrovías no lo había incorporado como un empleado de riesgo.

"Él se estaba muriendo, yo no podía ni llevarlo a firmar una carta documento acá a dos cuadras [manzanas]. Estando él muriéndose tuvimos que luchar para que la empresa aceptase que era una enfermedad laboral, a pesar de que había trabajado en un lugar altamente contaminado por asbesto", explica Carolina. "Si la gente supiera –dice la mujer– lo que es morir por cáncer por asbesto, no viaja más en subte".

Los síntomas empezaron como un dolor de pecho, con el pecho inflamado. Nada más. Después de unos meses, a Jorge Pacci lo único que le hacía efecto era la morfina. En nueve meses murió. El cáncer le había tomado los nervios de las costillas. El último tiempo dormía sentado por el dolor. "A nosotros nos destruyó la vida", dice su esposa.

Ella ahora busca justicia. Empezó demandando al empleador, quiere que saquen de sus puestos a los responsables. Pero por ahora nada de eso sucedió.

Plan de desasbestizado

Consultados por Público, desde el Ministerio de Transporte de la ciudad autónoma de Buenos Aires enviaron un documento donde explican cuáles fueron las acciones que llevaron a cabo para el plan de desasbestizado del subte.

Carteles en el subte de Buenos Aires recordando a los trabajadores fallecidos y denunciando la situación de otros empleados afectados por el amianto
Carteles en el subte de Buenos Aires recordando a los trabajadores fallecidos y denunciando la situación de otros empleados afectados por el amianto. Imagen cedida por Metrodelegados

Según ese informe, "desde que se tomó conocimiento de la presencia de asbesto en los coches CAF 5000 en febrero de 2018, se conformó una comisión para tratar el tema, en el marco de la cual se acordaron los pasos a seguir. Está integrada por Subterráneos de Buenos Aires SA, Emova, los gremios, la Agencia de Protección Ambiental (APrA), la Dirección General de Protección del Trabajo dependiente de la Subsecretaría de Trabajo, la Superintendencia de Riesgo de Trabajo (Salud), el INTI y la Defensoría del Pueblo".

Más adelante explican que, en el marco de ese plan, hicieron casi 2.600 estudios de calidad de aire en diferentes puntos de la red y en los espacios de trabajo que dieron siempre dentro de los límites establecidos por ley. Además, indican, analizaron toda la flota y comenzaron los procesos de desasbestizado en diferentes líneas y en el resto de las instalaciones.

En el taller Rancagua dicen que "se hizo una limpieza industrial del taller y se desasbestizaron los elementos que dieron positivo".

Entre las medidas cuentan los kilogramos de componentes con diversos porcentajes de concentración de asbesto que fueron dispuestos por precaución: Línea A: 17.710 kg, Línea B: 24.878 kg, 37.998 kg, 7.964 kg, 1.900 kg. En total son más de 90.000 kilos de asbesto que tenía el subte. Y, según indican desde el sindicato, aún queda mucho.

Trabajadores aún en riesgo

Existe un Registro de Agentes de Riesgo (RAR) donde hay 2.400 trabajadores y trabajadoras, que son, sobre todo, conductores y guardas que han manejado trenes con asbesto, y los miembros de casi todas las áreas técnicas.

Hay tres fallecidos. 78 personas tienen enfermedades por exposición al asbesto. De ellos, seis tienen cáncer.

Casi todas las semanas hay paros en el subte

Ahora, casi todas las semanas hay paros en el subte. El sindicato lleva adelante estas acciones de fuerza para exigir que la empresa presente un plan "como debe ser", que se reduzca la semana laboral —hasta ahora trabajan seis días a la semana–. Metrodelegados pidió el ingreso de todos los trabajadores del subterráneo al RAR por exposición al asbesto. Esto implica que les realicen diversos estudios como placas radiográfica para asbesto, espirometría y tomografía computada de alta resolución.

"Pedimos reducción de un día, entendiendo esto de reducir la exposición al asbesto para reducir el riesgo", explica Federico Cattaneo. Para concientizar a la población crearon la página web https://asbestoenelsubte.com.ar.

Daniel Pedraza es otro de los afectados, está de baja por neumoconiosis. Trabajó durante 30 años en el taller Rancagua, arreglando puertas, frenos y neumáticos de las formaciones de la línea B. "Yo estoy bien con los problemas de salud. Voy al Hospital Británico para que me hagan los estudios. Eso es un control que se viene haciendo, por lo menos todavía lo siguen haciendo".

"Todavía no hicieron las obras de ventilación en el taller, están ahí las cuentagotas", dice desde su casa, de baja, y en espera.

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