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Irak se sume en la incertidumbre con elecciones anticipadas a la vista

Los disturbios que se saldaron con 35 muertos tras la toma por parte de los seguidores de Al Sadr del Palacio Presidencial y del Gobierno evidenciaron la debilidad del Estado iraquí.

Un seguidor del clérigo Muqtada al Sadr ondea la bandera de Irak en una protesta del 8 de agosto.
Un seguidor del clérigo Muqtada al Sadr ondea la bandera de Irak en una protesta del 8 de agosto. KHALIL / XINHUA NEWS / CONTACTOPHOTO / Europa Press

Las dos jornadas de violencia que han sacudido Irak, tras el anuncio de la retirada de la política del poderoso clérigo chií Muqtada al Sadr, han agudizado aún más su crisis institucional, sin una solución a la vista, pero con la esperanza de que unas elecciones anticipadas prevengan otro conflicto sectario.

Los disturbios iniciados el lunes, que se saldaron con 35 muertos tras la toma por parte de los seguidores de Al Sadr del Palacio Presidencial y del Gobierno mientras las autoridades se limitaron a llamar a la calma y al diálogo, evidenciaron la debilidad del Estado iraquí, como apuntan varios analistas consultados por EFE.

En este sentido, el presidente de Irak, Barham Saleh, se mostró el martes partidario de unas nuevas elecciones anticipadas con la esperanza de que supongan "una salida de la crisis asfixiante que atraviesa el país".

Sin embargo, las tensiones entre los sadristas y su némesis chií, la alianza cercana a Irán Marco de Coordinación, no han parado de crecer hasta el punto de que el portavoz de Al Sadr, Saleh al Iraqi, responsabilizó hoy a la coalición chií de asesinar a los 35 manifestantes durante los disturbios.

¿Elecciones anticipadas?

"El escenario más probable es la celebración de elecciones anticipadas con cambios menores en la Ley Electoral (...), pero eso no cambiará los problemas fundamentales en Irak. Es una solución temporal para evitar más derramamiento de sangre", dijo a EFE el exparlamentario kurdo Sarkawt Shams.

Para quien fue diputado del Parlamento iraquí hasta 2021, la retirada de la política de Al Sadr representa un "compromiso" del clérigo para que la vida institucional vuelva a la normalidad y la Cámara convoque elecciones, la principal demanda del religioso que instigó el asalto al Legislativo a finales de julio y la acampada posterior.

Shams cree que Al Sadr no participará en los próximos comicios, algo que "empoderará al Marco de Coordinación", pero si la alianza chií adopta medidas para "retener el estatus quo", el clérigo "volverá y seguramente esta vez sin compromisos".

Conflicto entre chiíes

Los recientes disturbios, según el analista del Foro Árabe para el Análisis de la Política Iraní Nazim Ali Abdulá, tienen "repercusiones inmediatas y futuras", siendo la principal "la colisión con las facciones armadas leales a Irán (incluidas en el Marco de Coordinación) que acusan al Movimiento Sadrista de desbaratar las instituciones del Estado".

Este choque se vio acrecentado tras la inaudita renuncia el domingo de uno de los grandes ayatolás de Irak, Kazem al Haeri, una de las figuras más importantes del sadrismo y con más autoridad religiosa que Al Sadr.

En su comunicado de renuncia pidió a sus seguidores -y, por ende, a los sadristas- que juren lealtad al líder supremo de Irán, Ali Jameneí, deslegitimizando así a Al Sadr frente a sus propios acólitos y acercándolos más a los enemigos proiraníes del clérigo.

"Esto hizo que Al Sadr sintiera que Irán busca aislarlo religiosa y políticamente", aseguró Abdulá a EFE, que añadió que por eso anunció su retirada, provocando el caos y el descontrol.

Asimismo, apuntó que el hecho de que Al Sadr hiciera un llamamiento a cesar la violencia, que resultó en el fin de los disturbios, fue otra demostración de poder del clérigo y "un intento de crear un paréntesis en la crisis actual para llegar a soluciones que satisfagan a las partes en conflicto", como unas elecciones anticipadas.

El futuro de Al Sadr

Abdulá duda que los sadristas "estén pensando en retirarse del proceso político" y, en su opinión, "están dando un paso adelante para formar un Gobierno y cambiar el equilibrio de poder a su favor" para, entre otras cosas, "sacar a Irak del círculo de la influencia iraní".

Para el profesor de medios de la Universidad de Irak, Adel Abudlrazaq, "todas las posibilidades están abiertas en los próximos días", incluida otra escalada de la tensión, pero opinó que no cree que Al Sadr acabe retirándose de la política porque "eso implicaría un gran peligro".

"Tiene muchos seguidores que piden una reforma integral del proceso político y están preparados para todo tipo de escalada política o militar. Y aquí surge la urgente necesidad de la presencia de Al Sadr como líder de estas masas para dirigirlas", dijo Abdulrazaq.

El pasado junio, el clérigo hizo dimitir a los diputados de la formación que apadrina, el Bloque Sadrista -vencedor de las elecciones de 2021 con 73 de los 329 escaños- para acabar con el bloqueo político, una maniobra táctica para demostrar que, de alguna forma, Irak es ingobernable sin él.

"Es la prueba de un fracaso del Estado en Irak. Las instituciones son realmente débiles, aquellos que gobiernan en el país no son los del Parlamento o el Gobierno. Fuera del Gobierno hay fuerzas que lo dirigen todo entre bambalinas", dijo el exparlamentario Shams. "Y si seguimos así, creo que el país quedará estancado en este círculo de violencia", sentenció.

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