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Kissinger: "El rey no debe dudar si desea que EEUU diga o haga algo"

La relación entre el Departamento de Estado y Juan Carlos continuó siendo muy estrecha en 1976. Washington hace de guía y de atento observador para que el monarca no fracase en la transición

Juan Carlos I el día de su coronación junto a la reina Sofía.- EFE-Archivo

DANIEL DEL PINO

La estrecha colaboración de Juan Carlos con EEUU no terminó en 1976 tras su ascenso al trono sino todo lo contrario. El 26 de octubre, el secretario de Estado, Henry Kissinger, escribió a su embajador en Madrid, Wells Stabler, pidiéndole que le traslade al rey su agradecimiento por "la confianza que demuestra en EEUU haciendo una evaluación tan sincera y convincente sobre la situación actual" en España. En los cables compilados por WikiLeaks y a los que Público ha tenido un acceso exclusivo para los medios españoles, no hay rastro de esa conversación que tuvo el diplomático con el Borbón, lo que indica que no debió ser desclasificada. Sin embargo, Kissinger en ese cable, quiere transmitir al monarca que comparte "su convicción en la necesidad de promover con cautela el desarrollo de todas las fuerzas políticas para mantener a los extremistas de derechas e izquierdas bajo control". "El rey no debería dudar nunca en hacerme saber si desea que EEUU diga o haga algo específico", sentenció.

La firma el 25 de enero del Tratado de Amistad y Cooperación aseguraba la permanencia de las bases estadounidenses en España, razón primordial del interés que Kissinger y el presidente, Gerald Ford, habían mostrado en la promoción de la monarquía. Pero Washington tenía muy claro que si el rey fracasaba, sus planes podían venirse abajo ya fuera por una revuelta militar, por el peso y la influencia que la ultraderecha seguía teniendo en la sociedad o, lo que era peor desde la visión kissingeriana del asunto, el ascenso del Partido Comunista.

De ahí que el Departamento de Estado decidiera seguir impulsando a toda costa al monarca, tratando en ocasiones de marcarle el camino con su influencia y haciendo casi siempre de consejero. En un extenso informe el 10 de marzo, Stabler presenta a Kissinger las que deberían ser las líneas generales de la política de EEUU con respecto a los intereses estadounidenses en España en los próximos dos años. En el ámbito político el embajador hace una serie de supuestos dependiendo de si se impone el proyecto monárquico o si se viene abajo.¿Y si las cosas van mal?

"Nuestro análisis es que el rey y el Gobierno de España han empezado bien y que su éxito es posible aunque no está para nada asegurado", indica Stabler. El razonamiento del diplomático es que la supuesta voluntad democratizadora del monarca y su decisión de seguir contando con figuras clave del régimen franquista en la primera etapa es un experimento cuanto menos arriesgado: "La contradicción inherente en pedirle a las instituciones franquistas que se transformen por sí mismas en algo completamente distinto sugiere que habrá problemas".

Stabler ve muy arriesgado que el rey quisiera iniciar las reformas democráticas contando con los líderes franquistas  "EEUU apoya a la corona y el Gobierno en su camino hacia la evolución política, un proyecto cuya mejor descripción es la de convencer a las instituciones del franquismo a aceptar la democratización. Este es el punto más sensible por el momento [...] el principal problema, si las cosas van mal, es qué debería hacer EEUU", se preguntaba Stabler.

Entre aceptar un hipotético régimen militar "que mantenga el orden público y elimine a los comunistas" o "actuar antes de que el proyecto empiece a dar muestras de estar fallando", el embajador se decanta por la segunda opción, es decir: "Concentrar todo nuestro peso en que se dé un paso decisivo hacia la construcción de unas instituciones democráticas fuertes" y "dar prioridad al centro [político] pero al mismo tiempo impulsar el desarrollo de un sector socialdemócrata que compita directamente con los comunistas (y no de pie a que formen un frente común)".

Kissinger responde al día siguiente aceptando que "nuestra posición: apoyar al rey y su gabinete es la mejor teniendo en cuenta la situación actual", aunque deja claro a Stabler que "si aumenta la violencia y la polarización y el proceso da señales de estar fracasando, deberíamos empezar a pensar en valorar una gama de posibilidades más amplia [...] Mientras que algunos [en Washington] creen que nuestra mejor opción podría ser volcarnos de manera más firme en la democratización, el pensamiento general es que aún es demasiado pronto para llegar a ninguna conclusión en este momento".Seguimiento total al rey

Para asegurarse de que las cosas iban como EEUU esperaba, Stabler seguirá muy de cerca todos los movimientos del rey en 1976. El informe anteriormente citado está redactado nueve días después de que se entrevistara con el monarca, que acababa de regresar a Madrid tras realizar su primera visita a Catalunya. Juan Carlos, además de expresarle a Stabler su alegría "por la participación de tantos jóvenes", deja patente su preocupación por la lenta evolución de las reformas que pretende poner en marcha y porque "la oposición y los grupos políticos clandestinos parecen estar haciendo muchos progresos de organización". "No puede decirse de lo mismo de los grupos que están dentro del sistema", dijo según Stabler.

El monarca estaba muy preocupado por las relaciones con EEUU una vez Kissinger abandonara el Departamento de EstadoEl rey confesó al embajador que el personaje más problemático estaba siendo e ministro de Economía, Villar Mir, "cuyo retraso en elaborar un programa económico puede ser perjudicial". "Espero que EEUU haga todo lo que esté en su mano para ayudarnos", dijo. A finales de año Washington acogió a una comitiva encabezada por el ministro para buscar el modo de mejorar la situación financiera de España y renegociar la deuda externa.

El procedimiento de Stabler fue similar con los siguientes viajes del rey a Asturias y Andalucía. Por otra parte, la visita oficial a EEUU fue la primera que el monarca hizo a un país extranjero pese a que ello podía "suscitar algún tipo de desconfianza" entre las naciones europeas. En ese viaje Juan Carlos confirmó a Kissinger que había decidido prescindir de Arias Navarro. El Borbón, sin embargo, no desveló que había elegido a Adolfo Suárez para sutituirlo.

La noticia fue bien recibida aunque en una conversación posterior, en noviembre, el rey, tras confesar a Stabler "confidencialmente" que Suárez estaba tratando de formar un partido de centro, le dijo al embajador que no "sabía si era bueno o malo que los miembros del Gobierno participaran activamente en los partidos políticos". El embajador le contestó que el verdadero problema estaba en mantener a un presidente "que no ha sido elegido".
Beneficios para España y los amigos

Kissinger se encargó personalmente de que el rey se sintiera protegido en todo momento. El 23 de noviembre le envió un mensaje haciéndole saber que en EEUU estaban "encantados por el gran logro" que suponía haber obtenido "el visto bueno de las Cortes para la reforma parlamentaria". "Está claro que tu juicio y determinación han sido decisivos [...] y estoy seguro que esas cualidades, unidas al dinamismo de los españoles, te permitirán completar la construcción de la nueva España".  Kissinger felicitó efusivamente al rey después del referéndum que dio vía libre a las reformas parlamentarias

El 16 de diciembre se celebró el referéndum en el que se aprobó esa reforma y el 21 el secretario de Estado felicitó al monarca efusivamente. "Quiero que el rey sepa lo felices que estamos por la gran aceptación popular que tiene su proyecto para modernizar el sistema político [...] El rey debe ser consciente del gran respeto que tengo por su papel de liderazgo en un momento crucial de la historia y mi convicción de que sus próximos éxitos darán grandes beneficios a España y sus amigos".

Amigos. Eso es lo que precisamente buscaba Juan Carlos, que al día siguiente pidió a Stabler que transmitiera a Kissinger "la enorme importancia" que le daba a tener "una relación tan estrecha con EEUU". "España debe tener un amigo fiable y verdadero y EEUU es ese amigo". Stabler cierra ese cable con la siguiente reflexión: "Como sabes, el rey valora profundamente la relación que ha tenido contigo y está preocupado por la necesidad de mantener una relación cercana con la nueva administración. Sé que él estaría muy agradecido si pudieras allanar el camino".

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