Poco ha durado el compromiso de Al Asad con la Liga Árabe. Pese a la promesa de las autoridades sirias de detener la violencia en el país, al menos veinte personas han sido asesinadas en la ciudad central de Homs por la represión de las fuerzas leales al régimen de Bachar al Asad.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha precisado que los fallecidos han perdido la vida en los barrios de Bab Amro, Bab al Drib, Bayada y Al Inshaat en Homs, uno de los bastiones de la oposición al régimen en el que, según ha informado el Observatorio, todavía se escuchan disparos en varios de sus barrios.

El grupo opositor ha señalado que esta mañana ha habido un intenso tiroteo en varios distritos de esa ciudad y que el Ejército mandó refuerzos a Bab Amro. Por su parte, los Comités de Coordinación Local han confirmaron la muerte de seis personas en Homs, sin ofrecer más detalles.

En la provincia septentrional de Idleb, el Ejército ha detenido a siete manifestantes que salieron a las calles de la localidad de Kafr Umh para protestar en contra del plan de la Liga Árabe y las promesas de las autoridades de Damasco de resolver la crisis que vive el país, según el Observatorio.

Estas informaciones no han podido ser verificadas de forma independiente debido a las restricciones que impone el régimen sirio a los periodistas para trabajar. Un impedimento que el presidente sirio Bachar Al Asad también se había comprometido a retirar.

La Liga Árabe, que el pasado domingo había presentado una hoja de ruta para salir del conflicto antes de llegar al acuerdo con Siria, advirtió a Al Asad de que volvería a reunirse para adoptar medidas si el régimen no aplicaba inmediatamente la iniciativa.

La ruptura del pacto no es el primer giro político que da el presidente sirio en los últimos días. El domingo, después de que las autoridades de su régimen acabasen con la vida de más de 40 personas en diferentes enfrentamientos con la oposición durante la semana, Bachar Al Asad, lejos de lamentar las respuestas violentas del Ejército, desafió a las potencias occidentales advirtiéndoles de que su intervención en el país podría provocar 'otro Afganistán'.

Desde mediados de marzo pasado, Siria es escenario de revueltas populares contra el régimen de Al Asad, que han causado la muerte de unas 3.000 personas, entre ellas unos 187 menores, según las últimas cifras de la ONU.