Público
Público

La pobreza menstrual empuja a las mujeres a condiciones indignas: "Significa elegir entre comprar arroz o compresas"

Un 22% no ha podido acceder en algún momento de su vida a comprar productos para la regla por dificultades económicas. Una situación que evidencia que sus cuerpos y la sexualidad siguen siendo un tabú.

Fotografía de una campaña de cuidado menstrual.
Fotografía de una campaña de cuidado menstrual. EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda

"Mi madre me contaba que cuando era una muchacha y le venía la regla, la abuela le decía que lo mejor era quedarse en casa esa semana. Además, le insistía en que no se lavara, que eso era de putas. Les hacían sentir sucias y avergonzadas por sangrar", narra a Público Leo, de 70 años. También recuerda que los tampones o las compresas tardaron en llegar a su pueblo cuando ella era joven y que "no todo el mundo podía permitirse comprarlos". Su relato puede sonar arcaico, sin embargo, sigue estando presente en la realidad de muchas. 

Los tabúes negativos sobre la menstruación son casi universales. Mitos e historias de todo tipo giran en torno a la regla, a falta de una educación sexual y afectiva sólida: desde que agria la leche y corta la mayonesa, hasta que la sangre se coagula dentro del cuerpo si te bañas mientras menstrúas o que es malo tener relaciones sexuales. "La mayoría de nosotras seguimos llamando vagina a la vulva y, por supuesto, nadie llama testículo al pene", señala Ana Enrich, cofundadora de Period Spain.

El 49% de las mujeres no estaban preparadas para tener la menstruación cuando les vino por primera vez

Un desconocimiento y miedo infundados que han llevado a que el 49% de las mujeres declare "no estar preparadas" cuando les viene por primera vez, según la Fundación Instituto Universitario para la Investigación en Atención Primaria de Salud Jordi Gol i Gurina (IDIAPJGol). 

Considerada "cosa de mujeres", la regla ha sido obviada por la cultura patriarcal, tanto como para no caer en la cuenta de que todos esos productos básicos de los que hablaba Leo todavía siguen siendo inalcanzables para muchas mujeres. En concreto, así como dos de cada diez mujeres viven en condiciones de pobreza, las mismas sufren o han sufrido pobreza menstrual: el 22,2% de las mujeres no han podido acceder en algún momento de su vida a estos recursos por dificultades económicas y hasta un 39,9% no se puede costear el producto de su elección, de acuerdo con el IDIAPJGol.

"La pobreza menstrual es carecer de los recursos para poder tener tu menstruación en las condiciones higiénicas necesarias. Significa tener que elegir entre comprar arroz o comprar compresas. Y eso lleva a las mujeres a vivir su menstruación en condiciones antihigiénicas e indignas, como puede ser utilizar una compresa durante tres días, un cartón o un calcetín. Tiene consecuencias físicas y psicológicas en aquellas que la padecen", explica Enrich a Público.

La organización, filial de la fundación Period.org de Estados Unidos, es una de las tantas que ha presionado a las instituciones para que erradiquen este agravio. En 2021, presentaron ante el Congreso de los Diputados 70.000 firmas para pedir la gratuidad de los productos de higiene menstrual en edificios públicos como colegios y hospitales. 

Dos de cada diez mujeres en España sufren o han sufrido pobreza menstrual

Una reivindicación que se ha logrado materializar en Catalunya, donde desde este marzo todas las farmacias de la comunidad entregan productos menstruales sostenibles (una copa menstrual, unas bragas menstruales, o un paquete de dos compresas de tela reutilizable) de forma gratuita. "No es una prestación ni una bonificación; es un derecho, el derecho a la equidad menstrual. Un derecho que ha venido para quedarse", afirmó Tània Verge, consellera del Departamento de Igualdad y Feminismos. Está por ver en qué quedará esta conquista tras las elecciones convocadas el próximo 12 de mayo

"La pobreza menstrual significa vivir en un país con estructuras socioeconómicas y políticas que siguen perpetuando la desigualdad de género y, en consecuencia, seguir discriminando a todas aquellas personas que menstrúan. Necesitamos traer la perspectiva de género a las instituciones y lugares de poder. La representación de la mujeres en esos lugares no asegura una conciencia de género ni feminista", expresa Enrich. 

Aunque se trata de una carencia que afecta a las mujeres en su etapa reproductiva, la activista recuerda que, no obstante, "el analfabetismo menstrual nos afecta a todas y a todos toda la vida". Este otro asunto pendiente es también el que la Generalitat aspira a enmendar promoviendo más pedagogía. De tal modo que, aparte de repartir productos menstruales, también se informará sobre el propio ciclo. 

Oriol Porta: "Hay que reivindicar el autoconocimiento, que las personas que tienen la regla puedan conocer qué tipo de método les va mejor"

Desde el ámbito médico, Oriol Porta, presidente de la Societat Catalana d'Obstetrícia i Ginecologia, destaca que la campaña de Catalunya, "aparte de ser justa socialmente y promover un uso sostenible, contribuye a interrogarte y establecer un dialogo con tu cuerpo". En este sentido, pone de relieve la importancia de que también los profesionales "mejoren su formación", pues ellos saben "lo que la sociedad, que es fundamentalmente patriarcal, sabe".

"Si cuando vienen a nuestra puerta reproducimos determinados clichés y estereotipos sobre la menstruación, seguimos en las mismas", apunta el doctor Porta.

"Hay que reivindicar el autoconocimiento, que las personas que tienen la regla puedan conocer qué tipo de método les va mejor, si les vale cualquiera... Creo que puede tener otras implicaciones en la sexualidad en general para transitar hacia un modelo mejor. Yo veo disfunciones sexuales a menudo, la mayoría por dolor vulvar o vaginal, y muchas veces les digo: 'A ti te duele la penetración, no el sexo'. Y así, hay una enorme cantidad de ejemplos. Nos falta información y formación a todos", concluye el especialista.

Desde Period Spain consideran que es clave una "intervención de manera sistémica" desde el sistema educativo, con una buena educación sexo-afectiva; desde las administraciones locales, asegurando la accesibilidad de los productos de higiene menstrual para los colectivos más vulnerables; y en el tercer sector, donde se trabaje con estas mujeres, ofreciéndoles el acompañamiento y apoyo necesario que éstas necesitan.

La pobreza menstrual abre una brecha educativa

Hasta el año pasado, los productos para la menstruación estaban grabados con un IVA del 10%; el mismo que se aplica, por ejemplo, a los objetos de arte y el coleccionismo. Ahora se ha reducido al 4%, como los alimentos, pero siguen sin estar garantizados para los estratos sociales más desfavorecidos. "La administración, los comedores sociales, parroquias o entidades del tercer sector no aseguran un reparto gratuito", lamenta la activista menstrual Ana Enrich. En estos momentos, Escocia es el único país en el mundo donde los productos de higiene menstrual son gratuitos, desde 2022.

El 94% de las mujeres utilizan los productos menstruales más tiempo del recomendado

Y es que, según la OCU, el gasto en compresas supone 59 euros al año y asciende hasta a los 2.234 euros a lo largo de la vida fértil. Mientras que una persona que recurra a los tampones gasta de 11,5 a 54 euros al año, quien use bragas menstruales, de 20 a 53 euros anuales; y la que utilice la copa menstrual (que son las menos todavía), en torno a 5,04 euros cada cinco años.

Un dinero que muchas no pueden asumir y cuya no intervención deja cifras impactantes como que hasta el 94% de las mujeres utilicen los productos menstruales más tiempo del recomendado, según el estudio Equidad y Salud Menstrual. Si bien en ese asunto también puede interferir la falta de conocimiento sobre sus usos convenientes.

Desde muy jóvenes, las mujeres empiezan a sufrir las consecuencias de que el Estado no garantice estos productos básicos. Un informe sobre absentismo escolar por pobreza menstrual, realizado por Metroscopia para Evax, ha concluido recientemente que dos de cada diez niñas han faltado a clase en alguna ocasión por no poder adquirir productos de higiene menstrual y al menos 50.000 niñas en España sufren este absentismo de forma recurrente. En este escenario, han surgido organizaciones estudiantiles que ofrecen compresas o tampones a sus compañeras en las universidades e institutos.

El estudio pone de manifiesto el estigma y vergüenza que estas niñas sufren al no poder costearse estos productos. De hecho, cuando se ven abocadas a faltar a clase por la regla, "sólo el 12% de ellas explican la verdadera razón en el centro educativo". La razón que aducen en un 49% de los casos es que están enfermas. El sentimiento de incomodidad sobre sus cuerpos cuando tienen la regla es generalizado. Esto acentúa, no solo la desigualdad de género, sino también de clase, intensificando esa sensación de ir quedándose atrás en muchas estudiantes de familias más empobrecidas.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?