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Catalá ofrece diálogo, revisar las tasas judiciales y alcanzar un gran acuerdo para las reformas pendientes

JULIA PÉREZ

El nuevo ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha avanzado este lunes el estilo con el que dirigirá la política judicial en los próximos 17 meses: el diálogo, roto con muchos sectores por su antecesor, Alberto Ruiz-Gallardón, quien dimitió la pasada semana y hoy le ha entregado la cartera ministerial.

Catalá ha citado explícitamente la ley de tasas judiciales, muy contestada por todos los sectores judiciales, y la ley de Justicia Gratuita como dos de las reformas de su antecesor que se apresta a estudiar y mejorar si detecta disfunciones. 'Análisis' y 'mejora' han sido sus palabras utilizadas. No es algo nuevo para él: instauró un sistema de tasas en 2003 cuando era secretario de Estado de Justicia.

El nuevo ministro ha expresado su deseo de alcanzar un 'gran acuerdo' en materia de Justicia y ha citado otra reforma pendiente, que sestea desde hace un año en su tramitación parlamentaria: la reforma del Código Penal, que incluye la prisión permanente y revisable.

Además, se ha puesto como objetivo alcanzar acuerdos para la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, la 'mejor versión' final de la Ley de Servicios Profesionales y la implantación de un sistema eficaz y ágil de Registro Civil. La reforma del registro que custodia la vida jurídica de los españoles presentada por Gallardón ha sido muy criticada por los distintos sectores jurídicos, ya que se privatizan la vida jurídica de los españoles al pasar esta base de datos a los registradores, que dirigen empresas privadas aunque ellos sean funcionarios.

El nuevo ministro ha prometido aumentar las plazas de jueces y fiscales para dar solución a la situación de jóvenes que salen de la Escuela Judicial y no tienen destino. Pero no ha citado la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial que plantea el Ministerio y que crea una justicia piramidal, ni la Ley de Planta y Demarcación que revoluciona el mapa judicial y que es muy contestada por los alcaldes.

Rafael Catalá ha tomado posesión en un acto abarrotado de autoridades, con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, a la cabeza; el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, y el Fiscal General del Estado, Eduardo Torres-Dulce. También han acudido a la ceremonia la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, y cuatro ministros que han respaldado con su presencia a su nuevo compañero: Cristóbal Montoro, José Manuel García Margallo, Pedro Morenés y Ana Pastor, de quien ha sido su mano derecha desde que Mariano Rajoy alcanzó la presidencia del Gobierno.

En la toma de posesión se encontraban numerosos vocales del Poder Judicial, el magistrado del Tribunal Supremo Cándido Conde-Pumpido, así como el presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro o el presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Fernando Grande-Marlaska, junto a fiscales, y representantes de asociaciones de jueces, secretarios judiciales, notarios o procuradores.

Dentro de su nuevo estilo de gobierno en la Justicia, Catalá llamó ayer por teléfono a las asociaciones judiciales para ofrecer diálogo y colaboración, así como a los presidentes de las principales organizaciones del ámbito jurídico. Este gesto, y sus palabras de hoy, han sido recibidos con buenos ojos por los representantes de los sectores que habían roto puentes con el Ministerio.

En su discurso, Catalá ha expresado su deseo de que sea indicio de una 'pronta y estrecha colaboración' entre todos los profesionales del Derecho, algo, a su juicio, absolutamente imprescindible para afrontar los retos que la Administración de Justicia tiene ante sí. 'Os convoco a alcanzar un gran acuerdo que permita el desarrollo equilibrado de las reformas pendientes', ha trasladado Catalá a todos los operadores jurídicos, para pedirles su colaboración a cambio de ofrecerles 'diálogo, lealtad y voluntad de consenso'. Entre los presentes se encontraba José María Michavila, el ministro de Justicia para quien fue su Secretario de Estado entre los años 2002 y 2004.

Catalá ha agradecido a Rajoy su confianza para abordar la compleja pero gratificante tarea que le ha encomendado: dirigir un Ministerio asociado a la mejora de la Administración de Justicia, algo que constituye un pilar del Estado. Por su parte, ha agradecido a Pastor la oportunidad de 'tres años apasionantes' como Secretario de Estado de Fomento.

Catalá ha finalizado su discurso destacando la 'pasión, la mesura y el sentido de responsabilidad' que le guiarán en su nuevo destino, las tres cualidades utilizadas por Max Weber para diferenciar al político del científico, y agradeciendo el apoyo de su familia, su 'ancla y su referencia' para llevar a cabo esta tarea. Dentro de la política de gestos, el nuevo ministro ha saludado a todos los que se acercaban a felicitarlo y ha sido el último en salir de la sala junto a su familia.

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