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Bush ordenó a sus diplomáticos en España que se limitaran a la "versión oficial" sobre el asesinato de Couso

El Departamento de Estado remitió a la embajada en Madrid un escueto informe con su versión sobre lo ocurrido el 8 de abril de 2003 en Bagdad. Aquello fue un punto final: si el Gobierno de Aznar pedía más información o aclaraciones al respecto, los representantes estadounidenses tenían terminantemente prohibido dar cualquier otro dato.

Homenaje a Couso
Imagen de archivo de un homenaje a José Couso. EFE

Ni una palabra más. Tras el asesinato del cámara español José Couso en Irak, el Gobierno de EEUU elaboró un informe con su "versión oficial" en el que intentaba desligar responsabilidades y silenciar las voces que pedían verdad y justicia. La orden del Gobierno de Bush fue clara: si las autoridades españolas pedían aclaraciones sobre esa versión, sencillamente no las habría.

El largo camino de los familiares y amigos de Couso en busca de la verdad cumple ya 20 años. Este 8 de abril se conmemoran dos décadas clavadas de aquel día en el que los informativos abrieron con la noticia de un reportero español muerto en la invasión de Irak. Dos décadas de silencios, mentiras e impunidad.

La versión oficial del Mando Central del Ejército de EEUU (CENTCOM) llegó cuatro meses después. Ese documento, ya conocido, establecía básicamente que las tropas estadounidenses habían disparado contra el Hotel Palestina de Bagdad –lugar donde se encontraban Couso y el periodista ucraniano Taras Protsyuk, muerto también en ese ataque– debido a que desde allí se había lanzado "fuego enemigo" contra los soldados de Bush. 

Un documento desclasificado del Departamento de Estado permite establecer cómo se produjo el envío de aquel informe del CENTCOM, que contradecía lo que habían presenciado otros periodistas que se encontraban en el lugar donde fueron asesinados Couso y Protsyuk y que negaron la existencia de ese supuesto "fuego enemigo" previo.

"Se solicita a la embajada en Madrid que transmita los siguientes puntos a los funcionarios competentes del Gobierno de España", señalaba el cable remitido desde Washington por el entonces secretario del Departamento de Estado, Colin Powell, a las representaciones diplomáticas de EEUU en Madrid y Kiev.

De hecho, se especificaba allí que la embajada en la capital ucraniana estaba autorizada a hacer un "uso similar" del informe con el fin de apaciguar ánimos por el caso de Protsyuk. 

En el tramo final del documento, Powell se dirigió expresamente a los funcionarios estadounidenses en España para explicarles cómo actuar en caso de que el Gobierno de José María Aznar requiriese aclaraciones o más información acerca del punto clave para conocer lo ocurrido: la existencia del supuesto "fuego hostil" con el que EEUU intentaba justificar el ataque en el que habían muerto Couso y Protsyuk.

Las órdenes fueron claras. "Si los funcionarios españoles preguntan específicamente sobre la presencia o ausencia de fuego hostil, el puesto debe atenerse estrictamente a la redacción del párrafo tres, que refleja el resultado de la investigación posterior sobre el incidente", indicó Powell.

La carta que se filtró

El entonces secretario del Departamento de Estado aludía en aquel documento a una carta que había remitido el 21 de abril de ese año –dos semanas después del asesinato del cámara español en Bagdad– a la ministra de Exteriores del PP, Ana Palacio

En aquella misiva, Powell ya avanzaba que "las fuerzas estadounidenses respondieron a fuego hostil que parecía proceder de un lugar identificado posteriormente como el Hotel Palestina", una versión que posteriormente sería reafirmada en el informe del Mando Central del Ejército de EEUU y, como tal, entregada a las autoridades españolas a modo de versión oficial sobre lo sucedido.

Según ha podido verificar Público, el Gobierno de Bush estuvo especialmente interesado en transmitir esa versión al Ejecutivo español desde un primer momento, e incluso sugirió que la carta a Palacio en la que defendía la teoría del "fuego hostil" fuese filtrada a los medios, tal como finalmente ocurrió. 

"Por favor, entregue el siguiente mensaje del secretario Powell a la ministra Palacio. El Departamento no tiene previsto hacer público el texto del mensaje, pero no se opone a que el Gobierno de España lo haga. No se enviará el original firmado", señalaba Powell en el cable remitido a la embajada de EEUU en Madrid junto a la carta para Palacio. Así fue. 

 

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