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"Catalunya y Galicia han sido pioneras en tratar de recuperar para la gente las instituciones"

Ada Colau, Gerardo Pisarello y Xosé Manuel Beiras defienden en Santiago la organización ciudadana para tomar las alcaldías y la desobediencia civil ante las "leyes que son injustas cuando estén en juego la vida y los derechos sociales más básicos”.

Gerardo Pisarello, Rosabel Candal, Ada Colau y Xosé Manuel Beiras, en Santiago.

MONTSE DOPICO

SANTIAGO.- Las condiciones objetivas para un cambio de régimen político se están produciendo ya. Falta apuntalar un proceso que la sociedad civil ha comenzado y que pasa por tomar las instituciones para impulsar la autoorganización ciudadana, para devolverle el terreno de la política que le ha sido usurpado.

Estas son algunas de las ideas en las que han confluido esta tarde en Santiago de Compostela Gerardo Pisarello, Ada Colau y Xosé Manuel Beiras. Los dos primeiros habían sido invitados a compartir en Galicia la experiencia municipalista de Guanyem Barcelona en un encuentro con Anova-Irmandade Nacionalista, al que seguirá mañana otro en A Coruña con el escritor Manolo Rivas, rostro más visible de la Marea Atlántica. Y no es casualidad. Porque los discursos de unos y otros son muy convergentes.

Ada Colau: "El relato oficial nos decía que éste es el mejor de los mundos posibles, y lo más difícil fue que la ciudadanía comenzase a despertar”

“En los últimos años se está produciendo una revolución democrática cuyo sujeto protagonista es la ciudadanía. Se trata de un proceso de repolitización que trata de recuperar las instituciones para la gente, en una lógica en la que las periferias han sido pioneras. Sea en Catalunya, sea en Galicia, es la expresión de un mismo proceso: la ciudadanía busca nuevas herramientas de intervención política”, explicó Colau. “El relato oficial nos había dicho que éste es el mejor de los mundos posibles, y lo más difícil fue que la ciudadanía comenzase a despertar”, añadió. Pero movimientos sociales como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) o el 15-M pusieron, en su opinión, la primera piedra de “un proceso que será muy largo”, que supone la reivención de la “institucionalidad democrática para que la ciudadanía vuelva a ser protagonista de la política”.

Anova-IN, la estructura liderada por Xosé Manuel Beiras que, en coalición con Esquerda Unida, Equo y Ecosocialistas y bajo las siglas Alternativa Galega de Esquerdas (AGE) irrumpió con nueve diputados en las elecciones autonómicas gallegas de 2012, inició el pasado noviembre un proceso de debate sobre el papel a desarrollar en el nuevo municipalismo. En este contexto se ubica Confluencia municipal e quebra democrática, el acto en el que participaron, junto al propio Beiras y el coportavoz de Anova, Martiño Noriega, Gerardo Pisarello y Ada Colau.

“La oligarquía que nos gobierna ha convertido la democracia en algo irreconocible”, aseguró Pisarello. De esta manera, sostuvo, “la ruptura aparece como la única opción razonable para poder respirar”. El objetivo, aclaró Beiras, “es desmontar todo el edificio, que está viejo y putrefacto, y construir uno nuevo”. Para ello, “no nos sirve con cambiar los inquilinos de las instituciones, sino que tenemos que cambiar las propias instituciones. Porque es cuestión de mudanza de sistema, no de gobierno”, que implicará ademas la “desobediencia” respecto al marco actual. Ada Colau se mostró de acuerdo con él en la necesidad de “desobedecer las leyes que son injustas. Porque cuando están en juego la vida y los derechos sociales más básicos”, no podría servir como excusa, por ejemplo, la reducción de competencias a nivel local.

Pisarello: “La oligarquía que nos gobierna ha convertido la democracia en algo irreconocible. La ruptura aparece como la única opción razonable para poder respirar”

Hace meses que miembros de Anova participan, a nivel individual, en la Marea Atlántica, la más sólida de las plataformas ciudadanas creadas en Galicia con una dinámica semejante a Guanyem Barcelona. El documento político aprobado en la II Asamblea Nacional de Anova lo deja claro: en un contexto de urgencia histórica, la ciudadanía ha dado un paso adelante en la construcción de una nueva institucionalidad. Ante esta coyuntura, toca elegir. O participar de un proceso abierto desde la base social que transciende las viejas estructuras partidarias, o asumir la derrota de partida en el avance hacia la ruptura del régimen político surgido de la transición. O, como dicen en la Marea Atlántica, y non sin ironía: “O confluyes, o date por confluido”.

“Antes estaban las estructuras políticas clásicas y las coaliciones, pero ahora se ha unido otro actor, la ciudadanía no organizada partidariamente”, indica al respecto Martiño Noriega. “Anova lleva tiempo diciendo que apoyará estos procesos de confluencia ciudadana, que dan lugar en lo local a experiencias como Guanyem Barcelona y la Marea Atlántica. No somos lo mismo, porque Anova es una formación política que surge de procesos asamblearios, pero estamos por la misma acumulación amplia de fuerzas, no con ansia de tutelar o controlar, sino como facilitadores. Porque se trata de revertir la situación, no de marcar territorio”, apuntó Noriega a Público.

Colau: “Sería un error considerar que la nueva política es todo lo que suena a nuevo. Hay partidos que son parte del problema, no de la solución. Aunque no se trata de prescindir de todo lo viejo"

Precipitar un cambio en las instituciones para devolver a la ciudadanía “una democracia secuestrada” es también el motor de la Marea Atlántica, un espacio de confluencia entre ciudadanos sin militancia alguna -la mayoría de sus integrantes- y activistas procedentes de distintos movimientos sociales, a los que se han unido, a título individual y nunca organizativo, afiliados de distintos partidos, como Anova, Esquerda Unida, Equo, Espazo Ecosocialista, BNG o Compromiso por Galiza. Podemos es una de las fuerzas que se han sentido interpeladas por el manifiesto del que arrancó la Marea, aunque por el momento la relación no excede de la sintonía.

Ada Colau, Martiño Noriega y Gerardo Pisarello, en Santiago. / ANOVA

Ada Colau, Martiño Noriega y Gerardo Pisarello, en Santiago. / ANOVA

El posible intercambio entre partidos y plataformas ciudadanas fue, precisamente, una de las cuestiones más tratadas en Santiago. “Sería un error considerar que la nueva política es todo lo que suena a nuevo. Hay partidos que son parte del problema, no de la solución, pero también hay experiencias de las que tenemos que aprender. No se trata de prescindir de todo lo viejo, sino de cambiar y actualizar las formas de hacer política”, afirmó Ada Colau. Y ello supone “poner los objetivos por delante de las siglas”. En concordancia con ella, Beiras añadió que los partidos “no pueden tutelar a la ciudadanía, que es la protagonista”. Del mismo modo, Pisarello indicó que las organizaciones políticas “que sean capaces de entender las señales de la sociedad sobrevivirán y el resto desaparecerán”.

Beiras: "El objetivo es desmontar todo el edificio, que está viejo y putrefacto, y construir uno nuevo. No nos sirve con cambiar los inquilinos de las instituciones, sino que tenemos que cambiar las propias instituciones. Es cuestión de mudanza de sistema, no de gobierno”.

La crisis de representatividad que se encuentra detrás, en el conjunto del Estado, del ascenso de Podemos, se manifestó antes en Galicia por la vía de la reconfiguración de la izquierda alternativa a la socialdemocracia clásica. En las autonómicas del 2012, AGE superó en dos escaños al Bloque Nacionalista Galego (BNG), frente que el propio Beiras había liderado durante veinte años antes de la creación de Anova, nacida como escisión de éste. En las elecciones europeas, la tendencia pareció confirmarse. La Alternativa Galega de Esquerdas en Europa (AGEE) obtuvo el 10,5% de los votos, frente al 7,9% del BNG o al 8,35% de Podemos.

En la ciudad de A Coruña fue un 12,25% para Podemos, un 12,07% para AGEE y un 5,97% para el BNG. La suma de los tres en una hipotética convergencia electoral los convertiría en la primera fuerza en los comicios municipales. Autodescartado el Bloque, que ya ha anunciado que propiciará su propio proceso de Asambleas Abertas, entre los dos restantes y la Marea Atlántica podrían disputarle el puesto al PP, que en las elecciones europeas vio sus apoyos reducidos hasta un 27%. En 2011, los conservadores habían alcanzado por primera vez la alcaldía de A Coruña con una mayoría absoluta, apoyada en más del 43% de los votantes, en una urbe tradicionalmente gobernada por un PSOE con buenas relaciones con el PP de Fraga.

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