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Los congresos políticos son para el verano

PP, PSOE, IU, Convergència y Esquerra preparan su renovación interna entre junio y julio

JUANMA ROMERO

Y el 9-M anticipó el verano. Que las elecciones pasan la factura demasiado pronto. O, en algunos casos, rubrican el sello del éxito cuanto antes. El caso es que los partidos siguen liados en la vorágine. Resueltos, ahora, a lavar su cara tras una larga, durísima y penosa (pre)campaña.

Hasta ocho formaciones con representación en la Cámara baja celebrarán su congreso –o asamblea, que tanto da– a lo largo de 2008, cinco de ellas rondando la temporada estival. Ésta es la cuenta: PSOE, PP, IU, Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y Esquerra Republicana (ERC). Falta por apuntar el congreso, en junio, de una fuerza extraparlamentaria desde hace cuatro años, el Partido Andalucista, que tras su desaparición del Parlamento andaluz el 9-M, afronta una renovación incierta. Supervivencia o completa extinción.

Para otoño se sumarán Coalición Canaria (CC), Unió Democràtica (UDC) e Iniciativa per Catalunya Verds (ICV). Otro partido, el BNG, debe ubicar su XIII Asamblea Nacional antes de las autonómicas gallegas de 2009. PNV, Eusko Alkartasuna y Nafarroa Bai no tienen prisa alguna. Celebraron sus congresos en fechas muy recientes, entre 2007 y 2008.
“Las asambleas no sirven sólo para el escaparate mediático”, afirma rotunda Lourdes López Nieto, profesora de Comportamiento Político de la UNED. “Cumplen una importante función socializadora entre cuadros y militantes y fuerzan una mínima renovación”.

La revisión ideológica es lo menos sustantivo, y en eso coincide Francesc Pallarés, catedrático de Ciencia Política de la Pompeu Fabra. “No se cuestiona el alma de los partidos. Puede haber matizaciones programáticas, pero importa más enderezar la estrategia, acoplarla a la coyuntura”.

Porque en 2008, salvo sorpresas, no habrá congresos trascendentales. Históricos. Como aquel extraordinario de 1979, cuando el PSOE abandonó el marxismo. O el de la refundación y viaje al centro de la derecha (ya PP) en 1989. “Ambos fueron momentos claves para ambos partidos, y también hitos para la democracia española”, sostiene López Nieto. Pallarés pone un año más: 2000, cuando Zapatero se vistió de líder de los socialistas.

¿Qué fuerza es más transparente y democrática? Nadie se atreve a puntuar. La profesora de la UNED avisa: “Las apariencias engañan. Lo que cuenta es quién controla los censos y cómo se eligen los delegados que darán su voto en la asamblea, y ahí los partidos no son claros. Además, la renovación se hace de arriba abajo, desde los órganos nacionales a los provinciales. Debería ser al revés”.

López Nieto y Pallarés entresacan tres asambleas de la preñada agenda congresual del verano: ERC, IU y PP. Los tres tendrán inflexión segura.

Blanqueo en el PP

La Junta Directiva Nacional de después de Semana Santa decidirá la fecha del XVI Congreso del PP. Será a mediados de junio. Y habrá una renovación a medias. Mariano Rajoy concurrirá como presidenciable arropado por una lista de notables que sólo se desvelará un día antes del arranque del congreso. La imagen de ese nuevo equipo nucleará toda la expectación pública. No hay más candidatos ni se les espera. Cuanto menos se parezca al congreso dual de 1987 –hubo que elegir entre Miguel Herrero y Antonio Hernández Mancha–, mejor.

Principio o fin de IU

La IX Asamblea de IU, también en junio, parte de una certeza: Gaspar Llamazares no será reelegido coordinador. Todo lo demás está en el aire. Hasta la propia reanimación del proyecto. En la federación ya hay “dos culturas irreconciliables”, en palabras de una conocida dirigente. La liderada por el PCE duro y la más pragmática de la mayoría que hasta ahora sustentaba al líder de IU. Aunque unos y otros están cimentando la unidad, parece difícil que triunfe la convergencia. “Tampoco queremos la paz de los cementerios”, subraya plásticamente un fiel a Llamazares. De poco serviría, explica, que se llegase al entendimiento sin contenido, a una calma chicha, falsa, que se sustentara sobre una base común mínima e insípida. IU, o se rompe o sale a flote.

Muerte a la bicefalia de ERC

La rivalidad entre Josep Lluís Carod-Rovira y Joan Puigcercós estalló sin disimulos el 10-M. El varapalo electoral –de ocho a tres diputados– provocó la salida del Govern del secretario general de ERC. Su batalla ya era otra: preparar el congreso del 15 de junio. Pero una semana antes, y ocurre por primera vez en el partido, los 11.000 militantes deberán elegir a su presidente y su número dos en urnas separadas. El que gane el liderazgo será de inmediato el candidato a la Generalitat en 2010. Puigcercós, con mayor control interno en ERC, parte con una precaria ventaja. Pero el escenario está abierto.

Una nueva CDC

Del 11 al 13 de julio Convergència, el socio mayor de CiU, sostendrá dos debates mayúsculos: las relaciones con Unió y la “refundación del catalanismo”. CDC quiere revisar las condiciones del convenio con los democristianos de Josep Antoni Duran en el ámbito municipal. Reequilibrar fuerzas. “Introducir una nueva articulación”, reconoce el secretario general adjunto de CDC, Felip Puig. “Queremos construir la casa grande del catalanismo, priorizar el proyecto de país. Defender una posición menos contemporizadora con Madrid en una España más consolidada, como sí hace Unió”. El liderazgo de Artur Mas no se cuestiona.

ZP, líder por aclamación

Poco importa que el PSOE no haya aclarado la fecha de su XXXVII Congreso. Si junio o julio. Será una asamblea de continuidad. Sin conflictos y relamiéndose de gusto por lo que pase en un PP aplastado por dos derrotas. Zapatero saldrá proclamado rex con todos los honores.

La tanda de los tardíos

“La sociedad canaria no tiene que acoplarse a nosotros. Somos nosotros los que debemos entenderla”, aduce José Torres Stinga, presidente de una CC debilitada por el empuje del PSOE. “Es algo cíclico. No caeremos en la autocomplacencia, pero no será la principal reflexión del IV Congreso”. Tampoco ve “crisis del proyecto de ICV” Joan Herrera, su vicepresidente. A Unió no llegarán los terremotos. Duran toca ya la miel del poder. Sus diez diputados se lo ponen fácil. O eso parece.

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