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El Gobierno andaluz desafina por las peleas en Cs

El consejero de la presidencia, Elías Bendodo, del PP, afirma que un Ejecutivo es una "orquesta" en la que "nadie puede desafinar" si se quiere que suene bien

Rocío Ruiz. Europa Press
La consejera andaluza de Igualdad, Rocío Ruiz.– Europa Press.

raúl bocanegra

Las diferencias internas en Ciudadanos entre el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, y la consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, han causado una crisis en el Ejecutivo que preside Juanma Moreno (PP), en la que ha llegado a intervenir Elías Bendodo (PP), consejero de la presidencia, mano derecha del presidente –y apagafuegos oficial, por usar una expresión coloquial– quien afirmó que un Gobierno es como una "orquesta". "Nadie puede desafinar", si se quiere que suene bien, dijo.

La interpretación más extendida de estas palabras, aparentemente elegantes, es que se trataban de un toque de atención a Ruiz.

La sintonía política y personal entre Bendodo y Marín es en este momento evidente, hasta el punto de que aquel, en el aniversario del vuelco electoral de diciembre de 2018 que les dio el Gobierno, decidió acompañar a Marín a un encuentro en Málaga con Albert Rivera, el dimitido líder de Ciudadanos, en lugar de hacerlo en Sevilla con Pablo Casado, el jefe del PP, y el propio Moreno.

En ese encuentro, Marín y Bendodo dejaron que corriese como la pólvora la posibilidad de que PP y Ciudadanos acudiesen a las próximas elecciones andaluzas en una candidatura conjunta, un Andalucía Suma. Inés Arrimadas, la presidenta de Ciudadanos, cortó por lo sano el debate al día siguiente. El partido irá en solitario a las andaluzas.

El episodio reveló que las peleas en Ciudadanos, partido que hoy cuenta con 21 escaños de 109 en el Parlamento y con cinco consejeros de once en el Gobierno, podrían llegar a ser, de persistir, una fuente de inestabilidad en Andalucía cuando pasen las catalanas, cuyo resultado será mirado con lupa por propios y extraños, y a medida que se acerquen las autonómicas, que tocan a finales de 2022. Algunas fuentes consultadas por Público llegan a afirmar incluso que el verdadero telón de fondo de los desencuentros tiene que ver con el cartel electoral en las próximas elecciones y con la manera –más cerca o más lejos del PP y de Vox– de llegar a ellas, que con otros temas.

Los desencuentros en Ciudadanos Andalucía, por profundos que sean, tienen más que ver en este momento con cuestiones de poder y de cómo llevar el partido que de políticas que impliquen un cambio de alianzas o un giro tras tres años de acuerdos con el PP y con la ultraderecha. Nadie, ningún parlamentario, ha puesto en cuestión públicamente la política de alianzas en Andalucía –que comprende también acuerdos a su izquierda en algunos ayuntamientos, como el de Sevilla– ni ha cuestionado la presencia en el Gobierno.

Las fuentes consultadas por Público indicaron que la relación entre Marín y Arrimadas pasa por su peor momento y que la brecha, que comenzó a abrirse hace unos meses, lejos de cerrarse, sigue agrandándose.

Despolitizar la gestión

El último affaire, el que provocó la amonestación pública de Bendodo, vino motivado por unas afirmaciones de Ruiz en un encuentro con militantes, en las que la consejera reflexionaba que en las delegaciones territoriales de la Junta debía haber "gente nuestra", afiliados a Ciudadanos, y no funcionarios. Su objetivo es que puedan "contar y comunicar lo que está haciendo Ciudadanos en esta consejería y que llegue a todos los sitios". Básicamente, lo que hoy hacen los delegados de la Junta en las ocho provincias, que son todos del PP.

Marín la reprendió públicamente: "Va en la dirección contraria de lo que Ciudadanos ha defendido siempre, que no hace falta ser militante o afiliado de Ciudadanos para tener un cargo de responsabilidad". Marín agregó: "Es claro y evidente, y así lo recogen nuestros propios Estatutos, que creemos que los funcionarios públicos tienen una labor importantísima en el ámbito de la administración, y no hay que tener el carné de militante para asumir una responsabilidad en un gobierno de Ciudadanos".

De los cinco consejeros nombrados por Ciudadanos, solo uno, el de Economía, Rogelio Velasco, no pertenece hoy al partido, según fuentes de la formación. Este lunes, el partido difundió un vídeo en el que salen ambos para apoyar a los compañeros de partido que se presentan a las elecciones en Catalunya.

Una de las banderas de Ciudadanos ha sido siempre lo que ellos llaman "despolitizar" la gestión, una especie de oxímoron que puede servir como eslógan, en tiempos de descrédito de lo público, cuando se está en la oposición pero que cuando se está en el Gobierno es difícil de aplicar.

La naturaleza de un Gobierno, de cualquiera, es política y la de este Ejecutivo también. La alianza de PP y Ciudadanos, con el apoyo de Vox, ha venido tomando decisiones ideológicas en Andalucía desde que tomó posesión, en enero de 2019. La primera decisión fue la bajada de impuestos –IRPF y la bonificación del de Sucesiones–, después se ha fomentado la educación concertada –la privada pagada con fondos públicos, fundamentalmente católica–, y también se ha acometido una desrregulación urbanística, medioambiental y sanitaria.

La decisión de Marín y Moreno de "encapsular" el Ejecutivo andaluz de todo lo que venga de fuera –tres procesos electorales incluidos– y de resolver las diferencias en reuniones en San Telmo, ha sido un acierto para sus intereses y ha permitido a la coalición trasladar la imagen de que hay un solo gabinete y asentar lo que los socios han querido en llamar "el Gobierno del cambio", representado en la figura de su presidente, Juanma Moreno. 

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