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El Gobierno resucita el terrorismo como arma política ante un eventual pacto de izquierdas

Los conservadores tratan de justificar la necesidad de un gobierno de gran coalición argumentando que lo contrario beneficiaría a la organización terrorista ETA y acabaría con España abandonando el pacto antiyihadista. 

Los ministros del Interior, Jorge Fernández Díaz, y de Exteriores y de Cooperación.- EFE

ALEJANDRO TORRÚS

MADRID.- El terrorismo vuelve a estar encima de la mesa. No ha regresado por nuevos atentados del Estado Islámico ni por un retorno a las armas de la organización terrorista ETA. Ha sido el Gobierno de Mariano Rajoy el que ha situado el terrorismo de ETA y de Daesh en la agenda justo cuando se están negociando unos pactos de investidura que pueden llevar al Partido Popular a la oposición y justo cuando los conservadores están asediados por la corrupción en Valencia. Y no es la primera vez. El Partido Popular vuelve a utilizar el terrorismo como arma política en sus momentos más débiles.

Esta vez los ejecutores de la estrategia del Partido Popular han sido los ministros en funciones de Interior y de Exteriores. Jorge Fernández Díaz fue el primero en reaccionar a la polémica surgida entorno a la representación en Madrid de la obra de títeres La bruja y Don Cristóbal, de claro mensaje libertario. Fernández Díaz calificó la obra de "repugnante" (sin conocerla), confió en que provocara el "reproche penal" de la Justicia y aseguró que "no se puede jugar" con el enaltecimiento y apología del terrorismo.

Apenas tres días después de esas palabras, el ministro cuyo ángel de la guarda le ayuda a aparcar, aseguró que ETA espera como "agua de mayo" un gobierno de PSOE y Podemos. Además, para darle un poco más de vuelo al asunto, un día después insistía en que un gobierno de izquierdas con el apoyo del PNV supondría asumir la reivindicación de ETA y la izquierda abertzale de poner fin a la dispersión de sus presos y acercarlos a las cárceles de Euskadi. El conservador Rafael Merino, flamante presidente de la Comisión de Interior del Congreso, y diputado del PP, incidía el miércoles por la mañana en la misma idea: "Un Gobierno débil siempre beneficia a ETA" y por ello, sorpresa, lo conveniente es un Ejecutivo surgido de la unión del PP, el PSOE y Ciudadanos. Ahí está la idea. Para que el terrorismo de ETA no gane la partida, tiene que gobernar el PP.

Esta vez los ejecutores de la estrategia del Partido Popular han sido los ministros en funciones de Interior y de Exteriores

Pero si los responsables de Interior del Partido Popular atacaban con la amenaza de ETA, el ministro de Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, lo hacía con el yihadismo internacional convirtiéndolo en una nueva arma para atacar a PSOE y a Podemos. El titular de Exteriores advertía a sus homólogos extranjeros hace apenas una semana de que España podría abandonar la coalición internacional contra el Estado Islámico si Pedro Sánchez gobierna con Podemos y el partido de Pablo Iglesias impone "sus tesis". Ante este peligro, que amenaza a la estabilidad mundial, Margallo ofrecía la solución de una "confluencia de esfuerzos, en la forma que se determine" de los tres grandes partidos (PP, PSOE, C'S) que han suscrito el pacto antiyihadista. Ahí está de nuevo. La gran coalición como única solución para no caer en el terror yihadista.

Las palabras de Margallo y Fernández Díaz despertaron la ira de Carme Chacón, secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE, que tildó las palabras del ministro de Exteriores de "inaceptables y escandalosas" y acusó al PP de que "cada vez que va a perder el poder utiliza de manera partidista la política exterior". Asimismo, la exministra de Defensa también respondía a las últimas declaraciones de Díaz asegurando que se enmarcan dentro de la "desesperación" del PP por la "falta" de liderazgo de su líder, Mariano Rajoy, o por la "frustración de verse mañana en la oposición".

Muestran la estrategia de los conservadores para situarse como único partido capaz de aportar la estabilidad y la seguridad que necesita España

Las acusaciones de los dirigentes del PP no son casuales. No es la primera vez que se dan (en las hemerotecas ha quedado la campaña del 11-M y ETA) y muestran la estrategia de los conservadores para situarse como único partido capaz de aportar la estabilidad y la seguridad que necesita España, así como en salvaguarda de derechos y libertades frente a otras opciones políticas que descalifica con acusaciones tales como "filoetarras", "aliados potenciales de ETA" o, directamente, acusando al presidente del Gobierno, que en aquel momento era José Luis Rodríguez Zapatero, de "traicionar los muertos" perpetrados por la organización terrorista.

En esta ocasión le ha tocado al PSOE y a Podemos, que entre los dos suman diez millones de votos, pero otras veces la diana se ha colocado frente a movimientos sociales que han conseguido poner en evidencia a los conservadores. De hecho, hasta esta nueva ofensiva la principal diana de los conservadoras en la utilización del terrorismo como arma política había sido Podemos, sobre todo, cuando la formación morada se situó como alternativa real de gobierno.

Esteban González Pons, tachó a Iglesias de "defensor de ETA y partidario de disolver España"

Fue entonces cuando el vicesecretario de Estudios y Programas del PP, Esteban González Pons, tachó a Iglesias de "defensor de ETA y partidario de disolver España". Después, Rafael Hernando acusa a Pablo Iglesias de estar “más cerca de los verdugos que de las víctimas de ETA”. Del resto se encargaron los medios de comunicación afines a la derecha que no dudaron en relacionar constantemente en sus portadas a la formación morada con la organización terrorista. 

"ETA siempre preferirá proyectos de Zapatero antes que del PP"

Uno de los políticos que más ha sufrido la estrategia del Partido Popular de vincular con ETA a todo lo que ponga en peligro su poder ha sido José Luis Rodríguez Zapatero, precisamente el presidente del Gobierno que consiguió durante su mandato que la banda terrorista dejara las armas de manera definitiva. De hecho, el expresidente reclamó ayer, por el miércoles, la necesidad de sacar el terrorismo del debate político. "Creo que cuanto menos tengamos un debate público con el terrorismo como elemento, mejor", señalaba. 

El Partido Popular dijo de todo sobre Zapatero. Un mero repaso a los titulares de la primera legislatura de Zapatero (2004-2008) permite ver hasta qué punto el PP utilizó sin control alguno su estrategia de vincular a su contrincante con la banda terrorista. En 2005, durante el debate sobre el estado de la nación, Rajoy acusó al entonces presidente socialista de "traicionar a los muertos" y "revigorizar a una ETA moribunda".  

Durante la primera legislatura de Zapatero, el PP utilizó sin control alguno su estrategia de vincular a su contrincante con la banda terrorista

Tras las elecciones autonómicas de abril de 2015 en Euskadi, que ganó el PNV, el secretario general del PP, Ángel Acebes, acusó a Zapatero de "salvar a ETA" y de entregarle "las llaves del Estado". Un año después, en el año 2006, el propio Ángel Acebes acusó a Zapatero de que su "proyecto es el de ETA". En 2007, tras la concesión de prisión atenuada a Inaki de Juana Chaos, el PP convocó una manifestación contra la política antiterrorista del Gobierno socialista. No parecía la mejor manera para conseguir la unidad de los demócratas frente al terrorismo

Aunque la ofensiva final llegaría entre los años 2010 y 2011. Cuando el fin de ETA estaba cerca y el gobierno de Zapatero no sabía cómo gestionar la crisis económica, el final de la violencia por parte de ETA podría convertirse en la gran carta del PSOE de cara a revalidar en las urnas un tercer mandato de Zapatero o de Alfredo Pérez Rubalcaba, quien había dirigido la política antiterrorista durante la etapa del PSOE. 

Pero no podía ser posible. Jaime Mayor Oreja se puso el mono de trabajo y comenzó una campaña de acoso y derribo contra el socialista. En marzo de 2011, el exvicepresidente del grupo popular europeo y exministro del Interior decía que el presidente del Gobierno y ETA "son cómplices" y que ambos eran "aliados potenciales". Desde luego la frase es bastante similar a la acuñada recientemente por Fernández Díaz y a las explicaciones consiguientes de Rafael Merino.

Entre 2010 y 2011, Mayor Oreja se puso el mono de trabajo y comenzó una campaña de acoso y derribo contra Zapatero

Un mes después, Mayor Oreja volvía a arremeter contra los socialistas diciendo que "ETA siempre preferirá proyectos de Zapatero antes que del PP" y añadía que "la fuerza de ETA es la debilidad de España". Y en mayo de ese mismo año, Mayor Oreja llegó a decir que: "Zapatero necesita a ETA y ETA necesita a alguien como Zapatero". Poco después, en octubre de 2011, apenas un mes antes de la celebración de elecciones, el expresidente Aznar atizaba a Zapatero acusándolo de suplicar a ETA que por favor haga algún gesto.   

El movimiento vasco de liberación

Las acusaciones del Partido Popular son aún más escandalosas cuando se comparan con su acción de Gobierno, que, por cierto, no recibió críticas de la oposición por la loable tarea de acabar con el terrorismo de ETA, a pesar de que Aznar no informó en el Congreso de que estaba negociando con la organización terrorista.

Durante la primera legislatura de Aznar fueron excarcelados 56 miembros de la banda y 190 presos fueron acercados a cárceles de Euskadi rompiendo con la política de dispersión

Así, sirven para mostrar la situación el repaso realizado por El Intermedio, que muestra como durante los cuatro años en los que Mayor Oreja fue ministro del Interior (96-2000) fueron excarcelados 56 miembros de la banda y 190 presos fueron acercados a cárceles de Euskadi rompiendo con la política de dispersión. En el año 96, a pesar de que Ortega Lara estaba secuestrado, el Gobierno de Aznar acercó a 33 presos a las cárceles de Euskadi. En el 97, año del asesinato de Miguel Ángel Blanco, 26 presos son trasladados y otros 13 son excarcelados beneficiándose del tercer grado; en el año 98 otros 26 presos son acercados a las prisiones vascas y en el año 1999, coincidiendo con la tregua de la organización, les tocó el turno a 105 presos de ETA.

No obstante, el colmo de la doble vara de medir llegó cuando el presidente del Gobierno en aquel momento, José María Aznar calificó a ETA como el movimiento vasco de liberación y hasta los propios editoriales de La Razón utilizaban esta nomenclatura. Ahora, los conservadores se rasgan las vestiduras porque la alcaldesa de Madrid haya calificado a la banda de "movimiento político" o porque Pablo Iglesias considere que la organización tiene "explicaciones políticas". 

Criminalizar lo diferente

Pero no sólo sus adversarios políticos han sido vinculados con la organización terrorista ETA para sacar rédito político. El Partido Popular y sus dirigentes han utilizado este argumento de manera reiterada contra los movimientos sociales que han conseguido unir a un importante número de personas contra las políticas de los conservadores. De esta manera, los padres de alumnos que convocaron la huelga contra los recortes en Educación también sufrieron la odiosa comparación: "Yo, cuando iba al instituto, las huelgas las organizaba Batasuna, no los padres", llegó a decir el actual ministro de Sanidad en funciones, Alfonso Alonso, en 2012.

También la plataforma Nunca Mais, que nació como respuesta al desastre ecológico del Prestige (que para Rajoy se reducía a unos "hilillos de plastilina), fue del entorno de ETA. Mayor Oreja llegó a comparar a la plataforma con los grupos que apoyan a ETA. El movimiento 15-M, por supuesto, tampoco se escapó de las acusaciones sin fundamento. Fue la alcaldesa de Elche, Mercedes Alonso (PP), quien tuvo la ocurrencia de decir que en el movimiento estaba integrado por miembros de ETA. Por último, no hay que olvidar que en esta larga lista de amigos de ETA y de su entorno también estaba la Plataforma Antidesahucios y que la ocurrencia vino de la mano de la actual presidente de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. 

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