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Madina ya sabe lo que va a hacer ahora: no dar la lata

JUAN ANTONIO BLAY

Una fiesta democrática para el PSOE y sus militantes, ciertamente, pero mucho más para unos que para otros. Poco después de las 21,05 horas, como si de una noche electoral tradicional se tratara, las caras de unos y otros empezaron a cambiar. Sobre todo las muecas de pesimismo se iban acentuando más en quienes percibían que esa noche, como otras tantas en la sede de Ferraz, no iban a cantar victoria. Eran los seguidores de Eduardo Madina. Unos minutos después los malos augurios se confirmaban: su candidato había perdido.

La derrota de Madina, secretario general del grupo parlamentario socialista en el Congreso de los Diputados, no deja de ser una gran paradoja porque el proceso de primarias ante la militancia del partido para elegir al secretario general - por primera vez -ya que en 1998 se eligió al candidato electoral, no al dirigente orgánico- se ha llevado a cabo por un empeño personal. Contra viento y marea frente al intento, nada disimulado, de que esta experiencia no se llevase a cabo. Ese mérito, a la postre, ha sido su peor obstáculo para alcanzar la victoria.

El entorno de Madina da por seguido que rechazará ser parte de la ejecutiva de Sánchez, y que no se presentará a las elecciones

A partir de ahora Eduardo Madina será coherente con sus compromisos. Uno de ellos, expresado durante la campaña interna, fue muy claro: 'Si no gano tengo decidido que no voy a dar la lata'. En consecuencia, en su entorno se da por seguro que rehusará cualquier poltrona que le ofrezca su contrincante ganador, Pedro Sánchez, para participar en su proyecto político. No es el suyo. Lo más probable es que Madina renuncie a su acta de diputado por Bizkaia más pronto que tarde para retomar su actividad docente en la madrileña Universidad Juan Carlos I.

Esa salida de la actividad política tendrá otra consecuencia: no concurrirá como aspirante a las primarias abiertas a la ciudadanía para elegir al candidato del PSOE a la presidencia del gobierno en los próximos comicios generales de noviembre de 2015. 'Eso es seguro', ha dicho esta misma noche a Público un colaborador cercano de Madrina en los últimos meses y, especialmente, en estos días de campaña.

El apoyo de algo más de 41.000 militantes no son suficientes para retener a este político de 38 años, forjado a base de convicciones ideológicas asumidas desde su adolescencia con la referencia del histórico dirigente del PSOE Ramón Rubial. 'Su personalidad, tímida y retraída, necesita empujes más potentes para continuar en la brega llegado este momento', explica otra persona de su confianza. Una actitud que contrasta con la firmeza de sus convicciones que suele explicar con solidez y solvencia que no pasan desapercibidas para nadie.

Sus seguidores, bien estructurados y repartidos por todas las federaciones, deberán buscar ahora otro referente de cara a las primarias, si es que se celebran en noviembre tal y como está anunciado. Pero esa es otra dinámica que empezará vislumbrarse a partir de septiembre, momento en el que el nuevo secretario general deberá decidir qué hace, por ejemplo, con las direcciones de los grupos parlamentarios en el Congreso y en el Senado, donde Madina tenía el respaldo de casi el 40% de sus efectivos.

Pero si para los seguidores de Madina hay por delante una diáspora para los otros perdedores, para los que han apostado por José Antonio Pérez Tapias se abre un periodo de renacimiento. La corriente Izquierda Socialista, prácticamente condenada al ostracismo en los últimos años, ha revivido de sus cenizas. A buen seguro que desearán, con más de un 15% de los v otos de ls militancia, tener un mayor protagonismo en la vida interna del partido y, también, en las próximas candidaturas.

Precisamente estos días un destacado miembro de este colectivo, Manuel de la Rocha, ha ocupado un escaño en el Congreso de los Diputados en sustitución de la nueva eurodiputada Elena Valenciano. A buen seguro que esperará que se tenga en cuenta su, por otra parte, acreditada experiencia como parlamentario.

'Con estos resultados se ha demostrado que el malévolo dicho de que los de Izquierda Socialista cabíamos en un taxi no es cierto; necesitamos más de un autobús grande', ha comentado otro histórico de esta corriente, Antonio Santesmases, rodeado de la euforia de los seguidores de Pedro Sánchez. Esa frase resume gráficamente las aspiraciones de este grupo justo cuando nadie discute que a partir de ahora tiene que haber un giro a la izquierda en el partido.


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