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El PP denuncia ahora la "cacería" contra Barberá pero Aznar recuerda que fue el partido quien la excluyó 

Atribulados e indignados, muchos dirigentes del PP denuncian que la exalcaldesa de Valencia, acusada de corrupción, sufrió "un linchamiento" en vida. Son los mismos que hace apenas dos meses la echaron de la formación cuando fue investigada por el Supremo.

Los diputados del PP, durante el minuto de silencio, que se guardó en el Congreso de los Diputados por la memoria de Rita Barberá. | SERGIO BARRENECHEA (EFE)

PÚBLICO | AGENCIAS

MADRID. — La muerte de Rita Barberá ha dejado al PP descolocado. Compungidos, atribulados e indignados, muchos dirigentes del PP han denunciado que la exalcaldesa de Valencia sufrió "una cacería", "un linchamiento" y la "pena del telediario" en vida por las sospechas de corrupción que se cernían y que la llevaron a ser investigada por el Tribunal Supremo.

Ignorando este último hecho, voces destacadas dentro del PP como Rafael Hernando, portavoz en el Congreso de los diputados de los conservadores, o la diputada Celia Villalobos han criticado duramente a todos aquellos que acusaron a Barberá. 

A juicio de Rafael Hernando, con Barberá "se traspasaron todas las fronteras": cree que la política fallecida esta pasada madrugada fue tratada muy injustamente y cree también que "todo tiene un límite". De paso, Hernando ha recriminado el gesto de Podemos de no sumarse al minuto de silencio por ella.

Villalobos también ha hecho una defensa encendida de la memoria de Barberá: ha dicho que la exalcaldesa valenciana estaba "destrozada" por su procesamiento. "Tenemos que reflexionar los partidos políticos y los medios de comunicación sobre cuáles son los límites de determinadas cosas", ha opinado en declaraciones en el Congreso. Entre otras cosas, Villalobos cree que a la hora de juzgar a un político "hay que analizar toda su vida política" y no ceñirse solo "al último acontecimiento".

Pero la memoria en las filas conservadoras es flaca: el pasado mes de septiembre el propio Rafael Hernando presumía de que el PP actuaba contra la corrupción y ponía de ejemplo la salida de Barberá del PP y del grupo parlamentario en el Senado. Casi todos los dirigentes marcaron distancias con Barberá: lo hizo la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, —"ya no es afiliada del PP", respondió cuando le preguntaron por ella—, y otros ministros.  Nadie pidió entonces reflexionar ni el PP emitió un comunicado como el que ha emitido este miércoles elogiando la trayectoria de Barberá:  "Consagró su vida a Valencia y a España".

Ha tenido que ser el mismo José María Aznar, expresidente del Gobierno y presidente de honor del partido, quien haya recordado que fue el propio PP quien excluyó a Barberá. El expresidente del Gobierno ha lamentado en un comunicado que Barberá "haya muerto habiendo sido excluida del partido al que dedicó su vida".

Tras esta recriminación al PP, Aznar ha lanzado halagos a la trayectoria de Barberá y se ha declarado se ha declarado "consternado" por su muerte. Ha remarcado que con ella se pierde "a una española orgullosa de serlo y a una valenciana que trabajó durante más de treinta años por su tierra y por España".  "Su impronta como alcaldesa de Valencia es incuestionable, como lo es su figura en el Partido Popular", ha subrayado Aznar, que finaliza su nota transmitiendo sus "condolencias a su familia y a los ciudadanos de Valencia".

No sólo Aznar ha puesto al PP ante sus propias contradicciones.  También lo ha hecho José Manuel García-Margallo, exministro de Asuntos Exteriores, al recordar que Barberá sufría una "fuerte depresión"  y que "muchos de sus compañeros de partido la han denostado". 

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