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El PSOE rescata a un Alfonso
Guerra 8.0 para intentar
conjurar el ‘sorpasso’

El exvicesecretario general de los socialistas reaparece en Utebo (Zaragoza) tras su retirada de la política para llamar al cierre de filas a su militancia y a sus votantes:
“Sólo por helar la sonrisa de los que hablan del 'sorpasso' vale la pena pelear”

El presidente de la Fundación Pablo Iglesias y exvicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra. - EFE

UTEBO (ZARAGOZA).- “He oído decir tantas cosas buenas de mi…¡Que no me he muerto!”. Alfonso Guerra se arrancó este lunes a orillas del Ebro con estas palabras en su versión 8.0, aquel discurso trinchado de ironía, mordacidad y sarcasmo que le hizo dialécticamente temible en los años del felipismo y que ahora rescata para subir los ánimos del electorado del puño y la rosa.

Retirado de la primera escena política, aunque sigue presidiendo la Fundación Pablo Iglesias, solo tiene programadas dos apariciones en la campaña del 26-J. La de Utebo y otra en Sevilla dentro de unos días. En la primera repartió a diestro y siniestro. Gracejo y garrota. “Antisistema”, llamo a Podemos y a la CUP. “Dicen que les han salido rana un par, ¡pero si todo el PP es una charca [de corrupción]!”, disparó hacia los conservadores, de cuyo candidato, Mariano Rajoy, recordó que está “en funciones. Bueno, eso es mucho decir: de vacaciones”. Pero, eso sí, guante blanco por el centro, con C’s. “Son gente de planteamiento conservador”, apuntó, antes de agradecerles que fueran “el único” partido que movió ficha para gobernar con Sánchez.

A Pedro Sánchez lo nombró poco. Tirando a nada. A Zapatero, tampoco. Aunque sí se refirió a él, sin citarlo, con un tono ácido: “Yo una vez oí a un socialista decir que bajar los impuestos es de derechas. ¡Venga ya!”. Con los años, Guerra ha pasado de llamar a las cosas por su nombre a no nombrar a las personas por el que tienen. Con excepciones, claro. Una es Pablo Iglesias, “el auténtico, el demócrata, el que no era narcisista. Ese es el que nos fundó a nosotros”.

Otra, su homónimo de Podemos, a quien acusó de haber “salvado del oprobio” a Rajoy al proponer a sus ministrables el mismo día que este rechazaba intentar la investidura. Y una más, Julio Anguita, de quien sostuvo que “siempre estuvo en contra” del régimen de 1978. “¿La nueva política es Julio Anguita? ¡Anda ya!”, remachó. “No es tan joven”, recordó. El cordobés cumplirá en noviembre 75 años, uno menos de los que él mismo ya tiene.

“Vale la pena pelear por helar la sonrisa a los que hablan del sorpasso”

Guerra habló más del socialismo que de los socialistas. De hecho, su intervención, ante algo más de 200 personas entre las que eran mayoría los entrados en edad y entre los que se dejaban ver varios consejeros y cargos públicos del PSOE, incluyó varios llamamientos al cierre de filas: “Solo por helar la sonrisa de los que hablan del sorpasso vale la pena pelear”. “Se publican unas encuestas y ya están los socialistas asustados. No, hombre, no: las encuestas están hechas para orientar el voto”, anotó. Las últimas coinciden en pronosticar que Unidos Podemos tendrá más votos que el PSOE en Zaragoza, y que obtendrán el mismo par de escaños, aunque ahora serán los socialistas los que se disputen el último con el PP.

Sin embargo, Guerra apela a lo emotivo. Puro 8.0. “Para la derecha el peligro es el PSOE, el que le puede arrebatar el poder. La izquierda o la derecha fantasiosa no se lo va a quitar”, dijo. “Los demás pueden existir pero no pueden gobernar, porque no representan a la mayoría”, arengó. “No nos han perdonado, nos la guardan” desde 1921, deslizó, en un requiebro histórico que comenzó con la negativa del PSOE a entrar en la Komintern tras el viaje de Fernando de los Ríos a la Rusia Sovietista y que concluyó con un listado de rencorosos que incluyó a comunistas, bolcheviques y “chavistas”.

El desfile de enemigos incluyó a las televisiones, que dan cancha “a estos profesores que vienen de Venezuela”, y a los nacionalistas, que “están intentando reconstruir el caciquismo del siglo XIX”. “Socialistas y nacionalistas son incompatibles”, dijo, aunque sin aclarar si eso incluye a formaciones como Mès, Compromís o la propia Chunta Aragonesista, aliados de gobiernos autonómicos de su partido. “Hay que amar a nuestro país”, apuntó, antes de citar a Machado: “Un andaluz que solo se siente andaluz no es un buen español”.

“Aceptaría ser presidente mundial diez minutos”

Alfonso Guerra compartió cartel con la cabeza de lista del PSOE por Zaragoza, Susana Sumelzo, que recordó “la ilusión y la energía que transmitía” aquel y que insistió en que “las encuestas están cocinadas, están chamuscadas”; y con el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, que le definió como el “emisor de opiniones más agudas y visionarias que leo desde hace años”. Las tres almas del PSOE, la de la lealtad sin matices a Sánchez, la de los barones territoriales y la de los felices años 80, remaban en la misma dirección en la cuenta atrás para el 26-J

“Yo hablo por mí”, dejo claro quien hace dos décadas largas fue vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del PSOE. Y temido, además de por su poder, por su dialéctica y su retórica. Veintitantos años después, y ya retirado de la primera línea, sigue conservando aquella habilidad para la imagen. “El capital viaja en internet y los pobres en patera” fue una de sus perlas. Otra: “Socialismo es que nadie tenga tanto como para que alguien se vea obligado a ponerse de rodillas y que nadie tenga tan poco como para tener que arrodillarse”. Y una más, con la que ridiculizó las tesis tributarias del liberalismo: “Bajar los impuestos no crea empleo, lo que hace es adelantar la compra del próximo yate”.

Ahora, dijo, ya no piensa en cargos, aunque ironizó con uno que sí le gustaría ocupar. “Presidente mundial sí aceptaría 10 minutos-dijo-, para expropiar a ese 1% [de la población que acumula tanta riqueza como el resto] y repartirlo”.

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