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Rajoy se vuelca con la renovación en el PP madrileño, catalán y vasco

El jefe del Ejecutivo señala a los nuevos referentes del partido en las tres autonomías con su apuesta por Cifuentes y la llegada de Moragas, Levy y Maroto a la cúpula de Génova

Rajoy, Casado y Moragas, hace unos días. EFE/Tarek

ANA PARDO DE VERA

MADRID.- El discurso de investidura de Cristina Cifuentes en la mañana del martes no ha dejado lugar a dudas sobre cuáles son los planes de la dirección nacional del PP para su formación en Madrid: la ruptura con la etapa anterior de un PP controlado con mano de hierro por su presidenta Esperanza Aguirre, que, con la ayuda del secretario general Ignacio González, han ejercido un liderazgo bajo el cual la corrupción ha nacido, crecido y se ha reproducido como en ningún otro territorio. Nadie en el PP, a tenor de las opiniones de las fuentes consultadas, quiere mantener vestigio alguno de esta larga etapa, tan fructífera para las tramas Púnica y Gürtel, por ejemplo, y que tanto daño ha hecho al PP en las urnas, tal y como reconoció Mariano Rajoy con una contundencia inédita en su discurso ante el Comité Ejecutivo Nacional.

Sin embargo, y a pesar de que la propia Aguirre anunciaba la semana pasada su intención de abandonar el liderazgo del PP madrileño "lo antes posible" con la convocatoria de un congreso extraordinario, quienes la conoce están convencidos/as de que la 'lideresa' no le va a poner fácil a Mariano Rajoy su sucesión. El líder del PP lo tiene claro, aseguran en la calle Génova: Cristina Cifuentes, una de las pocas candidatas que ha accedido a una presidencia autonómica, es desde las próximas horas -que se votará su presidencia- el nuevo referente del PP madrileño. Con todo, Aguirre ya ha trasladado a su entorno que no pretende "en ningún modo" apartarse del proceso y permitir que Génova (Rajoy) lo pilote sin contar con ella.

La líder de la oposición municipal en el Consistorio de la capital, de hecho, se blindó muy bien de cara a esta transición al controlar "hasta el último concejal" de las listas electorales para los pasados comicios del 24 de mayo, tanto de los 177 municipios madrileños como de la candidatura liderada por Cifuentes. La propia futura presidenta de la Comunidad lo admitió con reproches pero acatando la imposición de Aguirre y evitó abrirle una nueva batalla interna a Rajoy en el PP madrileño. Ahora, Cifuentes y Rajoy llevan las de ganar, aunque los concejales y alcaldes madrileños podrían apostar por el candidato de Aguirre si ésta se decide a dar la batalla a Cifuentes y exige las primarias. Nada está, pues, exento de tensiones y desafíos hasta que la nueva presidenta de la CAM coja las riendas de la formación regional.

Peligro de extinción

Un nuevo proceso de renovación está asimismo abierto en el PP de Euskadi. Tras los malos resultados cosechados por la formación que lidera Arantza Quiroga, el PP vasco se encamina a la marginación más absoluta en las próximas elecciones autonómicas, previstas para 2016. Sólo Javier Maroto, exalcalde de Vitoria y sucesor en el puesto del ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, logró superar los resultados en 2011, aunque una estrategia inesperada del PNV (tercera fuerza) le arrebató la alcaldía. Rajoy se ha traído a Maroto a Madrid, a la cúpula del PP, nombrándolo vicesecretario general de Sectorial y lanzando un mensaje claro, según los conservadores: Quiroga podría salir en el congreso regional de 2016 y Maroto ser el nuevo líder del PP vasco, además, muy bien respaldado por Alonso, líder del PP alavés, la fracción con mayor peso (aunque mermado el 24-M) del PP de Euskadi. Iñaki Oyarzabal, miembro también del Comité Ejecutivo Nacional del PP y persona de confianza tanto de Alonso como de Maroto, ve también cómo se restituye el 'fiasco' y las tensiones internas que supuso su salida del número dos de la formación vasca.

La actual líder del partido vasco no se opondría. Quiroga ya se adelantó en las horas siguientes a conocerse el batacazo del PP en Euskadi y se confesó consciente de la necesidad de "cambios y renovación"; asimismo, aclaró que no tenía "apego" al cargo. Según las fuentes consultadas, la líder de los conservadores vascos parece haber asumido que el poder en PP de Euskadi corresponde al clan alavés (Alonso y Maroto, sobre todo) y a dirigentes afines como Borja Sémper, presidente del PP de Gipuzkoa.

El PP catalán es un quebradero de cabeza mayor para Rajoy por la inminencia de las elecciones que Artur Mas debería convocar en los próximos días para el 27 de septiembre. Su director de Gabinete y desde la semana pasado, director de campaña para las generales, el catalán Jorge Moragas, está capitaneando un proceso complejo. La presidenta del PP de Catalunya, Alicia Sánchez-Camacho mantiene que va a ser la candidata conservadora el 27-S, a pesar de los pésimos resultados cosechados el pasado 24 de mayo: el PP pasó de 473 a 214 concejales y se quedó con sólo tres en el Ayuntamiento de Barcelona, la mitad de los que logró en 2011. En Catalunya es donde, probablemente, Ciutadans es la formación que amenaza con más claridad con sustituir completamente al PP.

Son muchos ya, pues, los conservadores catalanes que piden otro candidato para las autonómicas (plebiscitarias, según el presidente catalán) y son un número considerable entre éstos los que apuestan por el exalcalde de Badalona Xavier García Albiol. Albiol ganó las municipales pero perdió la mayoría absoluta y, a pesar de sus proclamas de tintes xenófobos y autoritarios (la nueva alcaldesa de Guanyem Badalona acaba de disolver una unidad antidisturbios creada por el polémico regidor), en el PP catalán son muchos las voces que lo reivindican como referente de distinción de Ciutadans para recuperar la marca PP en Catalunya.

Lo que está claro es que Rajoy ya mandó el mensaje de por dónde irán los tiros, al menos, desde 2016. El desembarco en la calle Génova, por indicación de Moragas a Rajoy, de Andrea Levy, muy curtida en las tertulias de televisión catalana y que ostentaba un cargo similar en el PP catalán al puesto que desempeñará en el nacional (vicesecretaria de Estudios y Programas), es un canto a la renovación de la formación catalana en toda regla. Con todo, Rajoy, muy leal con sus colaboradores y apoyos, como es el caso, no parece dispuesto a apartar a Sánchez-Camacho antes del 27-S. Pero, salvo sorpresa en los resultados de septiembre, que el PP vaticina negativos, sí lo hará en 2016.

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