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Resumen: España estrena un nuevo mapa político sin mayorías y con incertidumbre

La eclosión de Podemos y Ciudadanos ha puesto fin al bipartidismo basado en PSOE y PP que se han alternado en el poder desde 1982

Un hombre camina delante de varios carteles del PSOE, Podemos y C`s, en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz. REUTERS/Marcelo del Pozo

EFE/Jesús García Becerril

MADRID.- El año 2015 ha supuesto para España el estreno de un nuevo mapa político caracterizado por la ausencia de mayorías y la obligatoriedad de dialogar y pactar, un modo de proceder poco habitual en el país.

El pasado 20 de diciembre las elecciones legislativas dieron la victoria al gobernante Partido Popular (PP, centroderecha), con 123 escaños, frente a 90 de los socialistas del PSOE, 69 de Podemos (izquierda antiausteridad) y 40 de Ciudadanos (liberales).

Todo esto en un Congreso con 350 diputados, en el que la mayoría absoluta está fijada en 176 y que se completa con fuerzas nacionalistas y minoritarias de izquierda.

La eclosión de Podemos y Ciudadanos ha puesto fin al bipartidismo basado en PSOE y PP que se han alternado en el poder desde 1982.

A ello se ha llegado después de años de crisis económica, de la que sólo ahora empieza a verse la salida, si se hace caso a los indicadores macroeconómicos.

Sin embargo, el desempleo está instalado por encima del 21 por ciento de la población, con una incidencia aún mayor en el caso de los jóvenes.

En un país donde socialistas y populares han gobernado varias veces con mayorías absolutas existe una cultura de pacto muy limitada, ya que cuando los dos grandes partidos han requerido algún apoyo puntual han recurrido habitualmente a los nacionalistas moderados, en especial a los catalanes.

La situación ha cambiado porque salvo que pactaran PP y PSOE —algo poco probable—sólo se podría formar gobierno si uno de ellos cuenta al menos con el respaldo de otros dos grupos.

Diálogo y pactos

Desde la misma noche electoral los líderes han dejado claro que su deseo es dialogar y llegar a acuerdos y tendrán que hacerlo en las próximas semanas, porque el Parlamento se abrirá el 13 de enero y pocos días después el rey Felipe VI llamará a los dirigentes políticos para proponer un candidato a jefe del Ejecutivo.

Si en un plazo de dos meses después de la primera votación de investidura ningún candidato ha conseguido una mayoría, los españoles tendrán que volver a las urnas en unos meses.

Elecciones municipales

La incertidumbre es ahora la que predomina en el panorama político español y no sirve de mucho el ejemplo de las elecciones municipales y regionales de mayo pasado.

Esos comicios ya anticiparon el bajón del PP en las legislativas, de modo que, aunque ganaron en número de votos, perdieron un gran número de ayuntamientos y gobiernos regionales a manos de la izquierda gracias a las alianzas entre los socialistas y las candidaturas avaladas por Podemos.

Madrid y Barcelona se convirtieron en un ejemplo de una nueva época al contar con alcaldesas de izquierdas procedentes del mundo de la judicatura, en el caso de la capital española, y del activismo contra los desahucios de viviendas de afectados por la crisis, en el de la ciudad catalana.

Ahora, sin embargo, las cifras no cuadran y socialistas y Podemos por sí solos no podrían formar gobierno ahora en España.

Junto al desempleo, el principal motivo de preocupación de los españoles fue la corrupción y el uso arbitrario de fondos públicos, que tuvo varios casos sonados, en especial el del exdirector gerente del FMI Rodrigo Rato, que fue ministro de Economía en gobiernos del PP y que está imputado por varios delitos, entre ellos algunos contra el Fisco.

Otros intereses

El otro foco de interés en España este año fue el movimiento de los nacionalistas catalanes en favor de la independencia.

De las elecciones regionales catalanas del pasado 27 de septiembre salieron dos candidaturas que mes y medio más tarde aprobaron en el Parlamento local una resolución para poner en marcha un proceso de secesión, a pesar de que en los comicios no llegaron en conjunto al 48 por ciento de los votos.

La resolución fue suspendida por el Tribunal Constitucional por ser ilegal y la situación en Cataluña está ahora empantanada, dado que el Gobierno regional está en funciones desde hace casi tres meses y, salvo acuerdo en breve, los ciudadanos catalanes tendrán que volver a votar en marzo de 2016.

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