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Las viejas glorias del PSOE atacan de nuevo... a Pedro Sánchez

Alfonso Guerra ha echado una mano... al cuello al actual presidente del Gobierno en el reencuentro de la vieja guardia socialista. Calificó a Yolanda Díaz como "Mélenchon vestida de Dior", sin que nadie de los presentes pusiera mala cara.

Felipe González
El expresidente del Gobierno Felipe González en la presentación del libro del exministro Virgilio Zapatero.  EFE 

La verdadera batalla política de esta semana no se ha librado en los acuerdos a puerta cerrada de VOX-PP, ni en SUMAR -con sus 14 partidos integrados- sino en la calle Martínez Campos de Madrid. Allí, en la Fundación Giner de los Ríos, el exministro de Aznar Manuel Pimentel  -por cierto, el único que le dejó plantado- convocaba, con su editorial, a toda la plana mayor de los primeros gobiernos de Felipe González para la presentación del libro del también exministro Virgilio Zapatero. Volaban los cuchillos entre algunos ex y otros iban directos a Moncloa.

Felipe González llegó con semblante enfadado y no quiso hacer declaraciones a los periodistas que esperaban en la puerta. Quizá estaba contrariado porque el protagonista iba a ser Alfonso Guerra.

El encuentro de esta semana de las viejas glorias socialistas no defraudó a sus fieles. El exvicepresidente estaba impaciente por lanzar su discurso envenenado contra todo lo que representa el PSOE de Pedro Sánchez. Yolanda Díaz tampoco se fue de rositas tras calificarla como "Mélenchon vestida de Dior".

Allí, en presencia de la vieja guardia, que representaban José Luis Corcuera, Carlos Solchaga, la exportavoz Rosa Conde o José Barrionuevo -condenado por  el caso de los fondos reservados de los GAL eran más sonadas las ausencias de miembros de los gabinetes de José Luis Rodríguez Zapatero o de Pedro Sánchez.

Ningún cargo socialista de los últimos 20 años acudió al reencuentro, salvo el secretario general del PSOE en Madrid, Juan Lobato, que nervioso en su asiento de primera fila no veía el momento de excusarse para salir corriendo.

La vieja guardia socialista de Felipe González evitó pedir el voto para un gobierno progresista. Y eso era justo lo que esperaban los fieles que asistían al acto, la mayoría veteranos de anteriores guerras políticas.

El ex secretario general del Partido Socialista de Euskadi Nicolás Redondo disfrutaba del momento, sobre todo cuando llegaban las críticas sin piedad contra el gobierno de Sánchez. Y es que el hijo del que fuera líder de UGT y castigo de Felipe González, siempre se mostró más cerca de Aznar que de Rodríguez Zapatero y de Rajoy que de Sánchez. 

Aquel PSOE. Los sueños de una generación, el título del libro de Zapatero -no del expresidente sino del exministro de Relaciones con las Cortes- ya daba pistas de la rancia reivindicación de un grupo -más de hombres que de mujeres- que exige su lugar en la historia. Nula autocrítica, eso lo dejaron para el PSOE de Pedro Sánchez, y ni una palabra de apoyo al bloque progresista para el 23J.

"Lo que pase en las elecciones generales ya no es su guerra", comentaba a Público un ciudadano que quiso asistir al acto y que comprobaba desolado que, ni por despiste, se percibía una mota de progresismo en el ambiente ni en las intervenciones.

Alfonso Guerra, Rosa Conde, Virgilio Zapatero
Mesa de tres hombres y una mujer en la presentación del libro de Virgilio Zapatero 'Aquel PSOE'. Público

El dardo envenenado a Guerra por Pilar Miró

Rosa Conde, la única mujer de la mesa de cuatro que intervino en el evento, también tuvo su particular minuto de gloria al recordar que le tocó "tragarse el marrón" como portavoz del Gobierno con el caso Pilar Miró. Al fondo de la mesa, Alfonso Guerra no se daba por aludido y evitaba la réplica sobre cómo utilizó de niña de los azotes a la cineasta fallecida para atacar a Felipe González.

En la segunda fila, escuchaba atenta la exministra guerrista Matilde Fernández. Menos entusiasta en los aplausos y en las sonrisas de complicidad que el resto del público, que abarrotaba la sala para seguir de cerca las intervenciones de quienes fueron sus jefes de fila.

Pero las pullas también se lanzaban para los de dentro de la sala donde tenía lugar la presentación del libro. Algún mensaje irónico de Guerra a González, que ni se molestó en levantar la cabeza y mantuvo la mirada en el suelo. Cero concesiones a quien fuera su cruz desde antes de que abandonara aquel gobierno en el año 91.

Alfonso Guerra fue elegido diputado en las sucesivas legislaturas desde 1977 y hasta enero de 2015. Un profesional de la política que en cada ocasión que puede se reivindica a sí mismo.

Guerra terminó llevándose todo el protagonismo del encuentro de los viejos mandatarios socialistas -para disgusto nada contenido de González- con una larga intervención en la que arremetió contra los pactos del PSOE con Unidas Podemos y EH Bildu.

El exvicepresidente se mostró también muy duro con el delegado del Gobierno en Madrid por sus palabras sobre la izquierda abertzale. Como recordó Público, Francisco Martín manifestó que "Bildu ha hecho más por España en los últimos años que los patrioteros de pulsera".

Guerra replicó que "nos hemos enterado de que los que salvaron miles de vidas fueron los que habían matado con pasamontañas". 

Quien fuera el número 2 de González todavía tiró más dardos envenedados al alabar a Virgilio Zapatero para criticar al ejecutivo de Pedro Sánchez: "Vigilaba la producción legislativa y tenía solidez, sin que las normas que realizaba tuvieran consecuencias indeseables", en clara referencia a la ley del solo sí es sí

El autor del libro, que estuvo encantado con ceder todo el protagonismo a Guerra y pasó sin pena ni gloria por el estrado, defendió la forma de trabajar en el Gobierno de Felipe González con "proyectos de ley que realizaba apelando a la razón, y no a los tuits y a los likes". Todo muy actual.

Se les olvidó comentar el pequeño detalle de quién sería la X que puso en marcha el terrorismo de Estado de los GAL durante el Gobierno de Felipe González. Porque ya puestos, hubiera sido de agradecer ir desclasificando secretos. Vamos, un poco como lo de M.Rajoy, pero en clave socialista.

Por si quedaba alguna duda, José Barrionuevo, uno de los condenados precisamente por ese proceso de los GAL, recibió muchos abrazos en este encuentro de viejas glorias. 


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