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Colocar un condón en un plátano: así es la educación sexual en las escuelas​

Jóvenes y expertas critican la falta de educación sexo-afectiva en las aulas.

Plátano con un condón (archivo).
Plátano con un condón (archivo). AdobeStock

"Toda la educación sexual que he cursado en el instituto se limita a aprender a colocar un preservativo en un plátano. El resto de cosas, o bien las he buscado por mi cuenta en Internet o las he preguntado en casa", explica Pedro Álvarez, de 19 años. En una conversación con Público, el joven estudiante relata su prácticamente nula instrucción en educación sexo-afectiva y destaca que, "si ha asistido a algún taller formativo", este se ha limitado a "hablar de sexo, exclusivamente bajo el miedo a los embarazos y a las infecciones de transmisión sexual". 

Álvarez afirma que, como él, gran parte de sus amigos "se han educado bajo criterios propios y consumiendo pornografía". Lamenta que en los centros educativos "se eviten conversaciones importantes", por ejemplo sobre cómo tener una relación en pareja sana, al mismo tiempo que "se recalcan otras bastante evitables, que alimentan el estigma y el tabú". 

En España, la nueva ley de Educación, la LOMLOE, incorpora como materia
transversal la educación sexual. La inclusión en el currículum implica tomar en serio una dimensión humana fundamental como la sexualidad. Si bien, tal y como argumenta Marian Moreno, asesora de coeducación del Instituto Asturiano de la Mujer, "que la nombre una ley es importante pero no suficiente, pues no organiza ni criterios ni parámetros de aplicación unánimes".

Hacer de la educación sexual un contenido trasversal

En una conversación con este medio, Moreno pone de relieve la necesidad de ampliar el significado de educación sexual, más allá de los genitales o las relaciones sexuales, y enmarcarla dentro de la coeducación. Es decir, "entender que la educación sexual, definiendo la sexualidad como una de las formas de relación con el cuerpo propio y con los cuerpos del resto, es un pilar clave en la educación para la igualdad". 

Dado que la sexualidad, cuya educación permite adquirir los conocimientos, actitudes, habilidades y valores que cualquiera necesita para vivir con más libertad y bienestar, está presente a lo largo de todo el desarrollo vital; la también profesora y experta en formación en coeducación apuesta por comenzar a trabajarla desde la infancia. 

Marian Moreno: "La educación sexual es un pilar clave en la educación para la igualdad"

"Como cualquier otra disciplina, hay que adaptar la educación sexual a cada edad. No es igual en la etapa de cero a tres, que hablar en Bachillerato. Todo depende de la fase de crecimiento de los alumnos. Si bien es cierto que desde muy pequeños se les puede enseñar en la empatía, el buen trato y la igualdad, con el objetivo de garantizar la libertad y prevenir la violencia sexual y los abusos en la infancia", detalla Moreno.

La experta señala que es fundamental marcar cuándo y qué se debe estudiar en cada momento para evitar diseñar planes educativos que vayan por detrás de las inquietudes y conocimientos de los niños. "Si tenemos ya a niños que se están educando en la pornografía a los diez años, no podemos empezar a hablar de sexualidad a los 12" ejemplifica. Asimismo, aboga por "integrar de una manera trasversal el contenido en todas las materias para enseñar una convivencia comunitaria".

Para ello, añade Moreno, es vital invertir en formación para el profesorado que, en última instancia es quien va a transmitir ese conocimiento. Así como protegerlos y hacer de las aulas espacios seguros donde poder informar y escuchar, sin represalias de familiares e incluso otros compañeros. 

Mitigar la desigualdad de género

Dentro de la educación sexual, no se debe olvidar el ámbito afectivo. Algo fundamental que muchos jóvenes echan en falta durante su formación y que marcan una clara desigualdad entre hombres y mujeres. Pues, al igual que sucede con el sexo, donde si los niños y jóvenes no disponen de conocimiento lo buscarán fuera, ocurre con las emociones: nadie nace aprendido.

En este sentido, Luz Martínez, secretaria de Mujer e Igualdad de UGT, argumenta que "desarrollar habilidades afectivo-sexuales de calidad es imprescindible para establecer relaciones éticas, respetuosas y de compromiso con otras personas". La también profesora advierte de que, si no son las escuelas las que educan las emociones de los chicos y chicas, lo harán exclusivamente el sistema de creencias y la cultura social, a través de los mandatos de género y el mito del amor romántico.

Luz Martínez: "Desarrollar habilidades afectivo-sexuales es imprescindible para establecer relaciones respetuosas"

"Es importante que los chicos aprendan a expresar lo que piensan. De otra forma, ellas acaban convirtiéndose en las interpretes de las emociones de sus compañeros y esto genera relaciones de dependencia que pueden ser muy dañinas", explica Martínez. La responsable sindical sostiene que educar en el afecto, aprender a cuidarse y a poner los límites a la autonomía es prevenir la violencia. "¿Está bien que me mire el móvil? ¿Tenemos que controlarnos? No son preguntas tan obvias", insiste. 

Precisamente Olalla, una joven de 18 años, explica a Público que siente que las mujeres tienen "menos libertad sexual que los hombres" y lamenta que las relaciones sexuales se centren en el placer masculino. Asimismo, cuenta la falta de información dificulta a la gente de su edad "identificar cuando está teniendo lugar una situación de violencia". 

Una situación que Moreno relaciona con la enorme influencia de la pornografía como única fuente de educación sexual: "A los niños les enseña lo que creen que tienen que hacer y a las niñas les enseña lo que se supone que tienen que hacer para ser queridas. Son los cimientos de una víctima de agresión sexual". De ahí la urgencia de que la educación haga de contrapeso y proponga otros modelos sexuales y afectivos heterogéneos, que escapen a los estereotipos que representan los vídeos mainstream.

Frenar la reacción de las derechas

Ambas especialistas reconocen que se han producido algunos avances en la educación sexo-afectiva, pese a la reacción de algunos sectores conservadores de la sociedad. "Estamos viviendo un proceso muy tensionado entre guiar la educación en las escuelas y no dejarlo todo a las redes, las pantallas y las familias, frente al retroceso y ofensiva que hay por parte de las derechas, que piensan que educar es adoctrinar", lamenta Martínez.

En la misma línea, Moreno apunta a la herencia de la moral judeocristiana del franquismo como gran responsable del tabú y el estigma de la sexualidad. "Hay capas que tienen mucho poder económico y político, que impiden la educación sexual. Ya pasó con el programa Skolae, cuando a quienes redactaron el itinerario se les tildó de pederastas. Por ignorancia o posicionamiento religioso, se obstaculiza que seamos un país a la vanguardia europea en educación", concluye la experta.

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