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El dueño de una empresa de la fresa de Huelva amenaza a las jornaleras tras conocer sus quejas: "¡A Marruecos todas!"

El propietario intimida a las trabajadoras tras enterarse de que habían pedido ayuda a las asociaciones y colectivos independientes por los incumplimientos en sus contratos en origen.

Una trabajadora marroquí durante su jornada en la recogida de fresas en una plantación de Huelva.
Una trabajadora marroquí durante su jornada en la recogida de fresas en una plantación de Huelva. Imagen de archivo. — J. Pérez / EFE

"¿Andáis diciendo que hay problemas en la finca? ¿Pues estáis aquí o estáis en Marruecos todas, fuera!", estas son las palabras que se escuchan en el audio de WhatsApp, al que ha podido tener acceso Público, donde el propietario de una empresa de la fresa en Huelva amenaza a sus trabajadoras tras conocer las quejas que han trasladado a asociaciones y colectivos independientes por los incumplimientos patronales en sus contratos en origen

Perico Echevarría, periodista en la revista La Mar de Onuba y autor de la publicación del audio, asegura a Público que las empresas de la fresa en Huelva están incumpliendo la Orden Gecco ISM/1417/2023, de 29 de diciembre, por la que se regula la gestión colectiva de contrataciones en origen para 2024. Esta obligación garantiza a las jornaleras venidas de otros países una carga de trabajo de 39 horas semanales y el salario correspondiente (más horas extras).

"Que no haya fresas para recoger no es problema de las trabajadoras", incide Echevarría. El periodista denuncia que los propietarios, además de cobrar ilegalmente el alojamiento a las trabajadoras, "las dejan ahí y no les pagan las horas no trabajadas, pero que sí están estipuladas en el contrato". Echevarría señala que eso supone un menoscabo de más de 100 millones de euros de fraude al año por parte de las empresas productoras de frutos rojos. 

Además, asegura que las temporeras "ya no se sienten solas y están más informadas gracias a las asociaciones".

Perico Echevarría: "Cuando le pregunté (al dueño) si conocía la Orden Gecco, me contestó que no tenía ni idea"

El periodista cuenta que antes de recibir el audio con la amenaza, las trabajadoras le habían enviado otros audios en los que el dueño asegura que quiere lo mejor para ellas. "Ponen una cara, por un lado, y el látigo por otro", dice el periodista. El periodista llamó al empresario por teléfono para contrastar la información. "Cuando le pregunté si conocía la Orden Gecco, me contestó que no tenía ni idea y cuando le pregunté a cuánto paga las horas extras, me respondió que a ocho euros, muy por debajo de su valor real", dice.

"Están cometiendo un fraude de ley"

Ana Pinto, cofundadora de Jornaleras de Huelva en Lucha, asegura a Público que estas empresas están defraudando la ley. "No existe un contrato en el idioma original, no lo firman en el país de origen ni aparece la cláusula con el dinero en neto que se estima que van a ganar", explica. Además, añade que los propietarios pagan las horas extras a cinco euros menos de lo que deberían. La activista ya había contado en otras ocasiones a este medio que, en esta nueva temporada de recogida, las empresas no están pagando el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a sus trabajadoras.

"Hay empresas en las que se está consintiendo que trabajen más de nueve horas extras y están manipulando las nóminas en los almacenes, metiendo un plus de productividad para encubrir las horas que trabajan de más", cuenta la cofundadora de Jornaleras de Huelva en Lucha.

Sobre el audio donde se escuchan las amenazas del propietario de la empresa, Pinto asegura que "esta es la manera habitual de hablarle a las trabajadoras". Además, la activista cuenta que actualmente han vuelto a recibir casos sobre trabajadoras que han sufrido agresiones sexuales por parte de sus jefes. 

Accidentes laborales desatendidos

Tanto Perico Echevarría como Ana Pinto denuncian las pésimas condiciones sanitarias a las que se enfrentan las trabajadoras cuando llegan a España. "No se tramita su tarjeta sanitaria hasta que caen enfermas y no las pueden atender en el centro médico si no van acompañadas del dueño de la empresa", lamenta el periodista. 

Pinto cuenta que a Laila (nombre ficticio) le tuvieron que amputar tres dedos de la mano a causa de una diabetes en su país de origen, Marruecos. La trabajadora llegó con contrato de origen a la empresa de Huelva y cuando el que iba a ser su jefe le miró la mano, automáticamente la echó de la sala y le dijo "vete a Marruecos".

*El artículo ha sido modificado para reflejar de manera más precisa la realidad del testimonio aportado por las fuentes.

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