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La NASA confirma que el pasado julio fue el más caluroso de la historia

Los científicos confirman que las temperaturas seguirán aumentando en 2024 y señalan a la actividad humana como la principal causa del calor extremo.

Mapa global que muestra las altas temperaturas en julio de 2023
Mapa global que muestra las anomalías en las temperaturas de julio de 2023. NASA’s Goddard Institute for Space Studies

La NASA alerta del continuado incremento de las temperaturas en el planeta. Según las investigaciones de los científicos de la agencia espacial estadounidense este mes de julio ha sido el más cálido desde que se tiene registros y alertan que en 2024 las temperaturas seguirán aumentando.

"Lo que estamos viendo aquí es anómalo y está por encima de la tendencia esperada (…) Anticipamos que 2023 no solo será excepcionalmente cálido, sino que 2024 será aún más cálido", ha avanzado en una rueda de prensa Gavin Schmidt, director del NASA Goddard Institute for Space Studies.

Schmidt también ha señalado al culpable del incremento de las temperaturas: el ser humano. "La ciencia deja claro que esto no es normal. El alarmante calentamiento del planeta se debe principalmente a las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano. Y ese aumento de las temperaturas medias está impulsando el peligroso calor extremo que la gente está experimentando en todo el mundo."

Según los cálculos de la NASA, julio de 2023 fue 0,24ºC más cálido que cualquier otro mes de julio registrado y 1,18ºC más cálido que el promedio de julio entre 1951 y 1980.

Así, el planeta habría registrado una temperatura media global que cada vez se acerca más a la barrera de calentamiento de 1,5ºC respecto a la época preindustrial, es decir, el promedio de temperaturas de 1850-1900. Un umbral de calentamiento al que los países firmantes del Acuerdo de París se han comprometido a no sobrepasar, después de que diversos informes científicos del IPCC acreditaran que pasar ese límite tendría consecuencias devastadoras para la economía y la vida humana.

Los cinco julios más calurosos desde 1880 –año del que existe constancia de las primeras mediciones– han sucedido todos en el último lustro, señala la institución. Las consecuencias del fenómeno meteorológico de El Niño son parte de la causa de este aumento, señala Schmidt, pero también "están sucediendo otras cosas más allá". Las "temperaturas extremas en el Atlántico Norte", "anomalías en la temperatura de la superficie del mar" o los incendios en el Mediterráneo son algunos ejemplos de ello.

Más incendios forestales

Los efectos de este calentamiento global se traducen en "olas de calor y lluvias más intensas", lo que contribuye "al crecimiento de incendios forestales en áreas que han sido afectadas por las altas temperaturas".

Unas consecuencias que están viéndose, por ejemplo, en los recientes incendios en Hawái, que se han convertido en los más mortíferos del último siglo en Estados Unidos, con cerca de un centenar de víctimas en la isla de Maui.

"La trayectoria de las tormentas se ha estado moviendo hacia el norte con la crisis climática. Hawái ha estado recibiendo en general menos precipitaciones, década tras década, por lo que hay efectos a largo plazo que están contribuyendo", comenta Schmidt.

Los océanos se calientan

Finalmente, otra consecuencia de la crisis climática es el aumento de la temperatura de los océanos. "Lo que pasa en el mar no se queda en el mar. Las aguas oceánicas están mucho más calientes y eso hace que más agua caliente vaya a la atmósfera, algo que intensifica las tormentas y crea huracanes", explica a EFE Carlos Del Castillo, jefe del laboratorio de ecología oceánica en el NASA Goddard Space Flight Center.

Las altas temperaturas en el océano también provocan un perjuicio general para la economía del planeta, "no solamente en términos de alimentos, sino de comercio, con rutas marítimas afectadas por haber más tormentas".

Unos efectos económicos que también sufrirán los millones de personas que viven en las zonas litorales. "Las tormentas y huracanes afectarán a la infraestructura costera y habrá más inundaciones", asegura.

En sus años como científico, añade Del Castillo, ha pasado de preocuparse por el mundo que le iba a dejar a sus bisnietos y tataranietos a preocuparse por el mundo que le está dejando a su hija.

"Nuestra generación no va a pasar la prueba de la historia porque la información ha sido clara durante mucho tiempo y llevamos décadas hablando de este tema. La información ha estado disponible, las tecnologías están disponibles, pero hemos sido muy lentos en responder", asevera.

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